jueves, 31 de agosto de 2023

Sensores detectan metales pesados en ríos y quebradas

 Para extraer oro o elaborar pigmentos y baterías se utilizan metales pesados como mercurio, cadmio y plomo que, sin un tratamiento adecuado, terminan afectando la calidad de ríos y quebradas, entre otros cuerpos de agua. Mediante la combinación de dos materiales, el grafeno y el bismuto, se diseñó una especie de sensor electroquímico con alta capacidad de detectar esos residuos industriales.

Según estudios del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, se han encontrado niveles de contaminación que sobrepasan lo permitido por la Ley 1658 de 2013, que establece que el mercurio no debe superar las 2 partes por billón (ppb), el cadmio 2,5 ppb y el plomo 10 ppb.

En el Laboratorio de Materiales y Catálisis de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, el ingeniero químico Juan Alejandro Clavijo Morales construyó en 4 etapas pequeños electrodos capaces de funcionar como sensores versátiles para la detectar impurezas en aguas contaminadas por metales pesados.

La primera etapa consistió en extraer el grafito, en este caso de una batería reciclada, y sintetizar electrodos de aproximadamente 5 cm de largo; después acondicionó la superficie con una lija de óxido de aluminio de 2.500 granos de espesor.

Posteriormente sumergió los electrodos en un baño de agua con ultrasonido con el fin de obtener una superficie limpia, y por último cubrió uno de los dos extremos con una capa de 4 mm de diámetro con cinta de teflón blanco para que hiciera las veces de aislante.

Antes de realizar la electrodeposición, que es la combinación con el bismuto, activó el electrodo del grafito; en este caso, mediante la técnica de voltamperometría cíclica aplicó una corriente continua, entre 0,05 y 0,3 voltios con el dispositivo sumergido en una solución de ácido nítrico, para que funcione como electrolito de soporte.

Para aplicar la técnica de electrodeposición se adhirió superficialmente el bismuto en pequeñas concentraciones de 0 y 1,5 ml; dicho proceso se consigue introduciendo la varilla cilíndrica en una suspensión de electrodos a -0,5 voltios con una agitación electromagnética de 6 Hz durante 5 minutos; así logró una capa superficial del material como un efectivo proceso de síntesis o combinación de ambos metales.

Experimentación

Para medir la efectividad de esta síntesis se aplicó voltamperometría de despojamiento anódico de onda cuadrada (SWASV), proceso utilizado por su sensibilidad y selectividad en cuanto a la detección de elementos impuros en aguas.

Con la guía de su tutor, el profesor Hugo Ricardo Zea, del Grupo de Investigación en Materiales, Catálisis y Medioambiente de la Facultad de Ingeniería de la UNAL, realizó 15 experimentos con el software Mintab Statistical.

Para ello, introdujo los electrones en una agitación triplicada de 6 Hz y -0,5 voltios logrando una superficie de respuesta de 0,98 % de plomo a los 300 segundos (5 minutos) y 0,99 % para mercurio a los 160 segundos (2,6 min).

Todo esto se refleja en unas gráficas obtenidas con el programa informático Origin Pro, que detecta una “deconvolución de señales de oxidación de los materiales”, es decir que simplifica las señales de onda que detecta el metal, en una serie de picos que mide a cuantos voltajes y miliamperios.

Así, el electrodo detectó el plomo entre los 0,75 y 0,50 voltios a 60 miliamperios, y el mercurio de 0,00 y 0,50 voltios a casi 100 miliamperios.

“Esto demuestra que la composición del electrodo a pequeñas concentraciones tiene óptima sensibilidad al metal, haciéndolo funcional para la fabricación de sensores, que se lleven a campo para futuros estudios”, concluye el ingeniero Clavijo.

 









miércoles, 2 de agosto de 2023

En Yotoco, la pava caucana registra un aumento de su población

 Esta majestuosa ave endémica del país, catalogada en “peligro de extinción” debido a la pérdida alarmante de su hábitat natural original, no ha dejado de cantar en la Reserva Nacional Forestal Bosque de Yotoco, preservada por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL); mientras en 2006 se registraban entre 6,5 y 10 individuos por kilómetro cuadrado, en las observaciones realizadas este año se reveló una densidad aproximada de 46 ejemplares.

La gula –membrana rojo intenso bajo su pico–, el patrón de plumaje en el pecho y su canto son algunos de los rasgos que diferencian a Penelope perspicax de otras especies que se encuentran en el territorio, como la guacharaca.

El proyecto de conservación de esta especie surgió como respuesta a la alarmante disminución de su población, que en algún momento tuvo entre 40 y 60 individuos en la Reserva. El estudio se adelanta gracias a un convenio entre la Sociedad para la Conservación de Vida Silvestre (Wildlife Conservation Society - WCSy la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).

Así, a finales de 2022 y comienzos de 2023 se implementó un monitoreo con más de 45 estudiantes voluntarios de la UNAL Sede Palmira y las universidades Javeriana de Cali, Icesi y del Valle.

En 2006, un monitoreo hecho por otros investigadores daba cuenta de una densidad variable entre 6,5 y 10 individuos por kilómetro cuadrado. Posteriormente se realizaron otros cálculos que mostraron densidades entre 7,4 y 16 aves, pero el último ejercicio reveló una densidad aproximada de 46 pavas caucanas, lo que representa el incremento del 430 %.

Durante el estudio, parejas de observadores recorrieron 13 rutas seleccionadas en los bosques de la Reserva, con una longitud promedio de 1 km cada una. Se realizó un análisis para calcular la densidad y el número de individuos para esta nueva temporada de monitoreo, y así se obtuvo una población aproximada de 260 ejemplares, que implica un aumento del más del 400 %.

Reserva en óptimas condiciones

Según el biólogo Mauricio Correa Salazar, especialista en alternativas para la conservación de la WCS Colombia, “algunos factores que han contribuido al crecimiento positivo de la especie en este hábitat han sido el manejo adecuado de la Reserva, la recuperación de las coberturas vegetales y la disminución de presiones como la cacería”.

“Después de tener una distribución localizada pero abundante en los bosques de Cauca, Valle del Cauca, Quindío y Risaralda, la pava caucana hoy no tendría más de 2.500 ejemplares vivos y en vida silvestre recorriendo los escenarios naturales en donde alguna vez fue vista”.

Por su parte el profesor Carlos Alberto Jaramillo, coordinador de la Reserva, señaló que “el trabajo en educación ambiental, concientización y desarrollo comunitario liderado tanto por nuestros funcionarios Valentín Hidalgo y Cristóbal Córdoba como por el Comité Interinstitucional para el Manejo de la Reserva de Yotoco (CIRNY), ha permitido ampliar la zona  de conservación de la reserva a 1.224 hectáreas, lo que ha sido clave para la supervivencia de esta ave”.

El monitoreo y la recopilación de datos que hicieron los estudiantes voluntarios fue fundamental en este programa de conservación, pues son actividades esenciales para entender mejor el comportamiento y las necesidades de la especie.

Desafíos en la conservación de la pava caucana

Uno de los mayores retos con la pava caucana es la endogamia, es decir el apareamiento entre animales emparentados por ancestros comunes, ya que esto fragmenta su hábitat y aísla a sus poblaciones. La Reserva Natural Bosque de Yotoco se dividió en dos áreas por la ampliación de la doble calzada Buga-Loboguerrero, lo que puede dificultar la migración y el flujo genético de la especie.

Por eso, Luisa Fernanda Collazos Escobar, una de las estudiantes de Zootecnia de la UNAL Sede Palmira que participó en los monitoreos, afirma que “el siguiente reto en el trabajo de conservación es estudiar el flujo genético de la especie, ya que esta división del bosque puede afectar la reproducción y la diversidad genética del ave”.

El biólogo Correa considera que “el futuro trabajo de conservación se centrará en mantener y fortalecer las estrategias del plan de manejo, la mitigación de amenazas, la preservación de hábitats y la identificación de núcleos poblacionales para facilitar el flujo genético entre las diferentes poblaciones”.

Por último, el profesor Jaramillo destacó la educación y el involucramiento de la comunidad local en los resultados del programa de conservación: “los esfuerzos de sensibilización han llevado a una mayor conciencia sobre la importancia de coexistir con la pava caucana y otros animales silvestres”.