El cambio climático afecta la cotidianidad de las personas, las impacta y motiva a adaptarse. En la Zona 7 de Envigado (Antioquia), por ejemplo, algunos dueños de locales han construido muros alrededor de estos para evitar posibles inundaciones. Aún así, los planes de ordenamiento territorial (POT) y otros documentos no incluyen sus puntos de vista, aunque hacerlo permitiría mayor impacto en prevención y mitigación.
El cambio climático también incide en la cultura, las
relaciones y actividades cotidianas de las personas. “Los seres humanos somos
causantes y también receptores de sus efectos. Las ciudades que habitamos, por
ejemplo, juegan un papel muy importante, pues pese a ocupar solo el 2 % de
la superficie terrestre, son responsables del 70 % de las emisiones
globales de gases de efecto invernadero”, señala la ingeniera ambiental Sara
Isabel Rendón Fernández, magíster en Estudios Urbano Regionales de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
La forma de vestir ha cambiado, el hogar sufre adaptaciones,
los decisores planean distinto el territorio, etc. “Aunque históricamente las
comunidades se han adaptado a los cambios del clima (aumento de la temperatura,
mayores probabilidades de inundaciones o derrumbes, entre otros), pocas veces
se las ha tenido en cuenta, no solo en estudios diagnósticos sino también en la
formulación de políticas de adaptación y ordenamiento territorial”.
Por eso la magíster se propuso identificar los efectos del
cambio climático que perciben los habitantes de la Zona 7 de Envigado, sus
prácticas de adaptación y si estas han impactado o no en la planeación urbana
del municipio. “Para esto, durante cerca de 8 meses hicimos recorridos de
campo, observación participante, no participante y entrevistas
semiestructuradas a personas que habitan allí hace al menos 10 años, líderes
comunitarios y víctimas de algún evento ocasionado por cambios extremos del
clima, entre otros”, explica.
Así, encontró que el cambio climático percibido por las
personas se puede agrupar en tres categorías: patrones climáticos, riesgos en
el territorio, y causas y consecuencias concretas. “Es decir, aunque las
personas no usen el concepto de ‘cambio climático’, sí dicen que ahora hace más
calor, que ya no ventea tanto o que hay menos neblina. También hablan de
amenazas como deslizamientos, inundaciones e incendios forestales, y han hecho
adecuaciones como la construcción de pequeños muros para evitar inundaciones y
se refieren al proceso acelerado de urbanización como una de las causas de los
efectos del cambio climático”.
Después de sistematizar la información, la magíster Rendón
la comparó con la contenida en los dos últimos planes de desarrollo del
municipio, en el Plan Municipal para la Gestión del Riesgo de Desastres y en el
Plan para la Mitigación y la Adaptación a la Variabilidad y el Cambio Climático
de Envigado, y encontró que coinciden muy poco.
En 2005 los habitantes de la Zona 7 ratificaron la
importancia de hacer escuchar sus dinámicas y saberes locales. “Ese año iban a
construir sobre el humedal El Trianón, en un predio privado, y fue la comunidad
la que se organizó y dijo ‘no, nosotros de niños jugábamos ahí y eso era una
laguna’. A partir de esa discusión nació la organización Eco Humedales, y
además la administración confirmó que se trataba de un humedal, lo ingresó al
Sistema Local de Áreas Protegidas, y en 2019 lo declaró como Área Protegida
Urbana, gracias a la movilización de la organización ambiental y comunitaria”.
Por último, la magíster señala que “análisis como este se
pueden aplicar en contextos similares a lo largo del país e incluso de
Latinoamérica. Estas investigaciones son un complemento para los estudios
físicos y atmosféricos del cambio climático. Solo así es posible tener una
mirada integradora, que responda a lo que ocurre en los territorios, teniendo
en cuenta que es ahí, en una escala pequeña, en donde realmente se sienten los
efectos y en donde debemos empezar a implementar medidas de adaptación”.