miércoles, 1 de diciembre de 2021

Cordillera Oriental tiene áreas clave para conservación de osos y pumas

 El Nudo de Santurbán y los páramos del Almorzadero, de Chita y Guantiva-La Rusia fueron priorizados para asegurar tanto la conectividad ecológica como el crecimiento, la supervivencia y la reproducción.

Estas zonas, que hoy no están protegidas por Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN), fueron identificadas en el estudio de campo de Carlos Herney Cáceres Martínez, magíster en Bosques y Conservación Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, gracias a la instalación de 114 cámaras trampa para rastrear el recorrido de estos animales silvestres.

Actualmente no existe conectividad ecológica entre las áreas protegidas de la cordillera Oriental de Colombia, ya que las zonas funcionan como islas separadas de su entorno, lo que pone en riesgo a los animales que subsisten en estos territorios, debido a la deforestación y la caza.

“Encontramos que aunque existen zonas idóneas para esta conservación, otras están por fuera de los sitios protegidos por la ley y facilitan el tránsito seguro de las especies para que no se extingan”, indica el magíster Cáceres. 

La pérdida masiva y acelerada de entornos naturales, animales y plantas ha interesado a los Gobiernos de todo el mundo a declarar más áreas protegidas y conectadas para que cumplan el fin de conservar la biodiversidad de los territorios.

Dentro de las áreas identificadas en el estudio predominan ecosistemas de páramo, rastrojos, bosque húmedo altoandino, bosque andino, glaciares y selva húmeda, además de centros poblados, coberturas naturales y extensas zonas de cultivo de papa, palma, café y caña.

Corredores biológicos

Según datos proporcionados por PNN, Colombia tiene 59 parques nacionales naturales, que aunque administran 1.746.669 km2 (10 % del territorio en el país) no son suficientes por sí solos para salvaguardar su biodiversidad contenida.

La cordillera Oriental es una de las zonas más biodiversas de Colombia, con 13 áreas protegidas. Según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB Colombia), allí habitan alrededor de 520 especies de mamíferos, 58 de las cuales son endémicas, por eso la importancia de preservar su biodiversidad.


Por esta razón se modelaron corredores biológicos como una herramienta valiosa para conservar la zona, especialmente para especies “sombrillas”, que son  aquellas cuya protección conlleva la protección de grandes áreas de bosque o ecosistemas, y que se ven afectados por las amenazas de la pérdida y fragmentación de sus hábitats.

A través de un estudio de campo, el investigador instaló en 14 municipios de la cordillera Oriental 114 cámaras trampa (sensores de movimiento y calor) que graban todo lo que pasa delante de ellas a una distancia de 30 m, las 24 horas del día.

Durante cerca de 12 meses de monitoreo (entre enero y diciembre de 2019) se evaluó la actividad de dos especies sombrilla: el puma (Puma concolor), conocido como león de montaña, y el oso de anteojos (Tremarctos ornatus).

“Podíamos tener dos visiones: una especie que tenía de ciertas exigencias para desplazarse, y otra que necesitaba de otros animales para alimentarse; entonces combinar las dos especies nos daba una idea de cuáles eran los sitios idóneos para priorizar”, explica el magíster Cáceres.

La investigación evidenció que el hábitat óptimo para estas especies comprende un 45 % de áreas idóneas en la cordillera, el 20,1 % de la red de conectividad para el oso y el 21,7 % para el puma.

Según los modelos observados por el investigador, áreas protegidas como Guanentá y Yariguíes se encuentran totalmente aisladas, mientras que áreas como Tamá, Cocuy y Pisba mantienen un corredor importante para la conservación del oso andino y el puma.

La investigación arrojó que si no se prioriza la conservación de los corredores biológicos del Nudo de Santurbán y los páramo del Almorzadero, de Chita y de Guantiva-La Rusia se podrían convertir en vórtices de extinción para las poblaciones de especies endémicas de la zona. 

El trabajo se realizó con el apoyo de la Dirección de Tecnología e Innovación de Minciencias, la UNAL y la Dirección Territorial Andes Nororientales de PNN.