Como parte de esta iniciativa en la que participa la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), más de 300 personas de las comunidades indígenas misak, ambaló y pastos, además de líderes campesinos, se congregaron en Cumbal (Nariño), en un encuentro regional en donde intercambiaron experiencias, saberes y semillas, la base para consolidar sistemas alimentarios sostenibles en Cauca y Nariño.
Juan Pablo Ulchur Pillimue llegó del municipio de Silvia
(Cauca) a Cumbal, ubicado a 3.000 msnm, para participar en el Encuentro
Regional Territorio, Comida y Vida para conocer de cerca la experiencia
organizativa del resguardo Panán y también para compartir con los asistentes
cómo ha sido el proceso de recuperación de tierras de su pueblo.
Otras experiencias relatadas por los participantes fueron el
valor cultural de la producción de papa y la historia de la Asociación de
Madres Emprendedoras de la Aldea de María del Contadero, y también se
intercambiaron alimentos y semillas.
El encuentro se dio en el marco del proyecto “Territorio,
Comida y Vida”, el cual busca –a partir de un trabajo conjunto con las
comunidades indígenas y campesinas en Cauca y Nariño– “superar la inseguridad
alimentaria que viven 8 de cada 10 familias indígenas en el país”, según afirma
la profesora Teresa Mosquera Vásquez, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, coordinadora general de la
iniciativa financiada por el Centro Internacional de Investigaciones para el
Desarrollo (IDRC), de Canadá.
En su territorio, Juan Pablo percibe la inseguridad
alimentaria tanto en el incremento de los monocultivos de papa, fresa, brócoli
y maíz como en la ganadería extensiva y en la reducción de los cultivos de
yatul o del uso de huerta caseras. “Dichas transformaciones se ven en lo que
comemos: nuestros alimentos ya no son diversos, y además ya no producimos
algunos de ellos y empezamos a depender”, menciona.
Precisamente la inseguridad alimentaria en la zona se
traduce en la falta de acceso físico o económico a la comida, en la escasa
diversidad de alimentos que se ingieren y en el desconocimiento de la población
sobre lo que es una alimentación sana, aspectos relacionados con factores como
la pobreza que afrontan las comunidades en estas regiones.
Rutas de transición y guías alimentarias
Para hacer la transición hacia sistemas alimentarios
territoriales sustentables, el proyecto apuesta por el diseño de acciones que
configuren las rutas de transición que recojan los acuerdos e iniciativas
alcanzados entre las comunidades y otros actores del territorio.
“Estas acciones se articulan y logran sinergias con las
iniciativas que adelantan las comunidades como es el caso de las universidades
indígenas que se están creando en los territorios; además se promoverán las
alianzas territoriales para intercambiar saberes y semillas y rescatar las
culturas alimentarias para incidir en el buen vivir” anota la profesora
Mosquera.
La profesora de la UNAL Sara Eloísa del Castillo,
coordinadora del proyecto en Nariño y líder de la línea de soberanía y
seguridad alimentaria, asegura que “los sistemas alimentarios actuales no
satisfacen adecuadamente las necesidades alimentarias de la población indígena
y campesina en estos territorios ni garantizan el derecho humano a la
alimentación”.
“Mediante la metodología de cocreación y coconstrucción con
las comunidades estamos identificando los alimentos locales y tradicionales
para fomentar prácticas sostenibles de producción y consumo con guías
alimentarias que se elaborarán por cada departamento”.
Por su parte el profesor Yesid Aranda Camacho, del
Departamento de Desarrollo Rural y Agroalimentario de la Facultad de Ciencias
Agrarias de la UNAL, encargado del componente de inclusión y gobernanza del
proyecto, agregó que “la complejidad de los sistemas alimentarios radica en la
manera como algunos actores han adquirido poder de mercado en detrimento de
otros, situación que ha afectado a las comunidades indígenas y campesinas en
estas regiones”.
Destacó además la diversidad de pisos térmicos y los recursos
agrícolas con los que cuentan Cauca y Nariño, y espera que estas prácticas se
escalen a otros territorios en Colombia.
En el proyecto “Territorio, Comida y Vida” participan
académicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias, Ciencias Humanas
y Medicina de la UNAL Sede Bogotá y de la Universidad del Cauca.