martes, 1 de octubre de 2019

Abono orgánico a partir de residuos de cocina


Un abono tipo bokashi, que consiste en la descomposición de materia orgánica por vía fermentativa mediante el uso de microorganismos eficientes, fue desarrollado en la Institución Educativa Vicente Borrero Costa, de Cali (Valle de Cauca- Colombia )


Con esta iniciativa, Giovanny Rizzo Caicedo, magíster en Ingeniería Agroindustrial en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, identificó la oportunidad de aprovechar los residuos orgánicos que poseen gran cantidad de nutrientes para el suelo, y que ahora se podrán utilizar en diferentes cultivos de plantas y jardines.

Para este proyecto se emplearon cáscaras de frutas y verduras provenientes del restaurante de la Institución Educativa Vicente Borrero Costa, las cuales se cortaron en trocitos 2 a 10 mm y luego se mezclaron hasta hacer una pasta homogénea.
Para la fermentación de los residuos a través de compostaje (materiales orgánicos sometidos a un proceso biológico controlado de oxidación) e inoculación (introducción de microorganismos que se reproducen) se usaron tres microorganismos eficientes (ME): Saccharomyces cerevisiae  (levadura de panadería) marca Levapan, y las bacterias ácido lácticas Weissella cibaria y Lactobacillus plantarum obtenidas del banco de cepas (población de células) del Instituto de Biotecnología de la UNAL.
Los residuos se depositaron en recipientes plásticos a 25,4 °C y humedad relativa de 77 % hasta alcanzar un volumen de 12,5 litros, y se inocularon con 10 % de microorganismos en relación con el volumen del recipiente.
Se evaluaron siete tratamientos en el proceso de inoculación para la fermentación de residuos sólidos orgánicos, seis de los cuales consistieron en el uso de microorganismos separados y combinados, mientras que el séptimo fue la muestra control (microorganismos propios de los residuos alimentarios).


De alta calidad
Dentro de los resultados se evidenció que los tratamientos con la adición de ME cumplieron con los requerimientos de la norma de calidad NTC 5167 de 2004 en la relación carbono/nitrógeno (menor que 20) para las inoculaciones, cuyo valor para los tratamientos con ME variaron entre 11,549 y 21,573, por lo cual se consideran abonos de alta calidad.
En todos los tratamientos con ME la concentración de carbono orgánico total (COT) –que debe ser mínimo de 15 %– y los valores de pH (mayor a 4 y menor a 9) cumplieron con los intervalos de la norma. Además el contenido de macronutrientes y micronutrientes fue acorde con los reportados para abonos orgánicos. Por último, en cuanto al análisis de metales pesados, se evidenció que los resultados obtenidos están dentro del intervalo correspondiente.
La adición de bacterias ácido lácticas combinadas con levadura incrementa el grado de mineralización de macronutrientes, ya que acelera la velocidad de fermentación, por lo que el abono alcanzó estabilidad después de 26 días de iniciada la fermentación, mientras que el tratamiento control no presentó estabilidad después de 36 días de fermentación.
Además el uso de ME –como L. plantarum combinados con S. cereviciae– permitió un mayor grado de mineralización del abono tipo bokashi, específicamente para los valores de potasio y fósforo.
“La Institución Educativa Vicente Borrero Costa generó valor agregado a los residuos sólidos orgánicos gracias a que con ellos fue posible elaborar bokashi de calidad comprobada”, comentó el investigador Rizzo.

Problemática sanitaria


La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (Superservicios) reportó en 2017 que Colombia genera 30.081 toneladas de residuos sólidos cada día, de los cuales entre 60 y 70 % se puede transformar en compostaje, máxime si se tiene en cuenta que en los hogares se estima que el 40 % de basura diaria es materia orgánica.

Sin embargo en algunos de los abonos por compostaje se pierde energía en la descomposición de la materia orgánica, que libera dióxido de carbono y nitrógeno en forma de amoniaco (nutriente esencial para el crecimiento en plantas). Mientras que “la elaboración de abonos bokashi por vía fermentativa retiene la energía en su interior, y al ser inoculados con ME, mejoran el proceso fermentativo y evitan el mal olor producido por la descomposición de la materia orgánica”, asegura el investigador.


El problema radica en que países en vías de desarrollo, como Colombia, no cuentan con una disposición adecuada para la producción de residuos, lo que ocasiona contaminación, malos olores y producción de lixiviados (líquido tóxico que deteriora el medioambiente y produce enfermedades).
Aunque los rellenos sanitarios se vuelven la estrategia más accesible y económica para manejo de residuos sólidos, su vida útil se agota de manera acelerada por la sobreproducción. El 69 % de los rellenos sanitarios en Colombia tienen un máximo de vida útil de cinco años, según reportes de 2015.
En ese contexto, la presencia de macronutrientes y micronutrientes en los residuos de origen orgánico (en Colombia, el 55 % de los residuos sólidos son orgánicos), “son un campo de interés para investigaciones gracias a que generan valor agregado a los residuos, como ocurre con la producción de abono orgánicos tipo bokashi”, apunta el investigador.

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