lunes, 4 de octubre de 2021

Pimientos y cebolla, tarea cosechada para aprender de ecología

 En sus casas, durante el confinamiento y como una táctica improvisada para entender las ciencias naturales, estudiantes de octavo grado crearon microhuertos caseros con los que se apropiaron del cuidado de diferentes hábitats.


¿Cómo enseñarle a un joven qué son los hábitats y microhábitats si no puede ir al colegio presencialmente? Se preguntaba la profesora Leidy Toro Orlas, magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, mientras dictaba clases en medio de la pandemia por COVID-19 en la Institución Educativa Villa del Sol del municipio de Bello, Antioquia.
La maestra debía explicarles virtualmente la importancia de la educación ambiental; sin embargo, afirma que en este y en muchos otros colegios del país “los estudiantes no se sienten responsables del cuidado de su entorno, usan inadecuadamente los residuos sólidos (basura), tienen hábitos alimenticios contraproducentes y asumen muy poco lo indispensable que es la ecología”.
Para despertar sus sentidos e incentivar su aprendizaje, les enseñó a sus 23 alumnos cómo construir microhuertos caseros de cebolla larga, pimientos, zanahoria, tomate y hierbas aromáticas usando macetas, botellas plásticas, recipientes y otros materiales, para que a través de estos conocieran qué son los hábitats, microhábitats y cómo se crean.

“La idea era sembrar una huerta en la institución para abarcar varios temas en ciencias naturales y educación ambiental, pero como era imposible ir al colegio, improvisamos e incitamos a los jóvenes a ser responsables con su entorno mediante el microhuerto que ellos crearon y cuidaron”, señaló la docente.

Sembrar y preservar

Las huertas son conocidas como el lugar donde se cultivan diversas plantas, cuyos frutos, raíces, hojas o tallos se consumen. También se pueden cultivar plantas medicinales que ayudan a preservar los conocimientos ancestrales. Por otro lado, los hábitats son ambientes, lugares o espacios donde una especie o población biológica de plantas, animales y microorganismos viven naturalmente por las condiciones necesarias que este brinda, como por ejemplo las huertas.

En una prueba escrita realizada al principio del curso, la docente observó que los estudiantes “tenían vacíos conceptuales y confusión con en las respuestas relacionadas con la ecología”. De ahí surgió la idea de que ellos construyeran 8 microhuertos y experimentaran su evolución.

“En primer lugar, esperaba que los estudiantes solo entendieran los conceptos; sin embargo me sorprendí cuando los estudiantes expresaron su felicidad porque veían cómo las semillas que plantaron iban creciendo. En las clases virtuales mostraban sus plantitas y se sentían tranquilos porque decían: no tendremos que volver a consumir productos contaminados con químicos o fertilizantes”, relató la maestra.

Cuando los microhuertos dieron frutos, los estudiantes lograron cosechar artesanalmente cebolla larga y pimientos pequeños (ají), que formaron parte del sustento alimenticio de sus hogares. Aunque los demás vegetales no tuvieron el crecimiento esperado, los jóvenes prometieron persistir con la herramienta.

Además el 15,38 % de las familias de los estudiantes participaron en este proceso con ellos creando los microhuertos, “en videos sobre las plantas que tienen sembradas en casa las familias mencionaron otros conocimientos que aplicaron para conservar las plantas”, afirmó la docente.

Al finalizar la actividad, la maestra Toro realizó una segunda prueba escrita y comprobó que con ella, además de apuntes de clase y de un juego virtual, “mejoraron su aprendizaje en las ciencias naturales, entendieron los hábitats, microhábitats y otros conceptos asociados con ecología como especie, población o comunidad”.

En suma, los huertos tuvieron una efectividad del 61,54 % y superaron las expectativas de aprendizaje, pues los alumnos aprendieron a sembrar su propio alimento con sus familias, a cuidar sus huertos e incluso a ahorrar significativamente en su presupuesto para alimentación.

Conciencia ambiental 

“Cuando se comienza a sembrar es difícil detenerse. Uno desea explorar más, consulta qué necesitan las plantas, se convierte en investigador”, afirma la magíster, y agrega que es necesario reformatear los modos de enseñanza e implementar otros más cercanos a la realidad del estudiante.

“Esta herramienta complementaria habría tenido tanto impacto, que los estudiantes del curso se concientizaron sobre la conservación de la tierra, por el calentamiento global y por todo lo que estamos viviendo, tenemos que ver qué podemos hacer en el barrio (Bello), se apropiaron del cuidado ambiental de sus zonas”, concluye la profesora Toro.