miércoles, 28 de octubre de 2020

Conservación del páramo de Sumapaz, tarea en red- Colombia

En reemplazo de los cultivos tradicionales como papa, arveja y cebolla, ahora se desarrollan agroecosistemas diversos con especies de hortalizas, aromáticas y cultivos como chuguas, cubios, acelgas, ajenjo y calabacín, entre otros.

Estas y otras iniciativas para la promoción de la agroecología, protección de los recursos ecosistémicos y la coherencia de objetivos colectivos son lideradas por organizaciones sociales en la región de Sumapaz, a lo cual se suma el fortalecimiento de relaciones de cooperación y confianza entre los diferentes actores externos.

Las organizaciones locales tienen conciencia de que es prioritario proteger el páramo, y que de las prácticas que tengan ahora y las de las próximas generaciones al cultivar su territorio dependerá que puedan seguir o no manteniéndose en él.

Así lo señala la investigación de Catalina Camacho Fandiño, magíster en Gestión y Desarrollo Rural, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en la cual se analiza la configuración de la gobernanza territorial implícita en procesos de transición agroecológicos en la región mediante distintos indicadores.

En el estudio se aborda el territorio de Sumapaz, no solo por el ecosistema de páramos que lo rodea –que es muy importante para el país–, sino por la lucha que tanto las comunidades víctimas del conflicto como las organizaciones asentadas allí libran por la defensa del agua y distintas alternativas de transición agroecológica como forma de cultivar la tierra.

Terrenos frágiles

En este territorio se ha venido desarrollando especialmete la ganadería, que ha causado afectaciones por la compactación de los suelos, pues el ecosistema de páramos naturalmente es de suelo muy húmedo y frágil al pisoteo del ganado.

También se dan prácticas agrícolas, como el cultivo convencional de papa, arveja y cebolla, que trae consigo el uso de agroquímicos que contaminan las fuentes hídricas del páramo, y además se realizan las quemas de grandes extensiones de tierra para su preparación.

Además se presentan plagas que han generado resistencia a los plaguicidas, por lo que ya no solo afectan los cultivos sembrados, sino también a la flora endémica de los ecosistemas, como los frailejones.

Según la investigadora, aunque estas prácticas han afectado el ambiente, también han generado una transformación en las comunidades y organizaciones.

Para el estudio se tomaron siete organizaciones en el territorio, a las cuales se les hizo un diagnóstico; después se construyó un cuestionario extenso con el que se trabajó tanto con los líderes como con los productores, lo que permitió recolectar la información sobre cómo cultivan y cuál es su visión del territorio sumapaceño.

En la investigación también se consideraron los actores externos, como la Gobernación de Cundinamarca, diferentes instituciones públicas y algunas ONG que influyen en el territorio, como el Jardín Botánico, algunas universidades y Asohofrucol, entre otras.

Niveles de gobernanza

Según la investigadora, la gobernanza territorial se proyectó a través de cinco dimensiones estratégicas: sostenibilidad, efectividad, participación, legitimidad y eficiencia.

Algunas organizaciones tienen diferentes niveles de gobernanza territorial; sobre estas se analizaron sus fortalezas y debilidades tanto locales como regionales.

Por ejemplo, las organizaciones presentan mayores debilidades en las dimensiones de participación y legitimidad, porque a pesar de que todos se involucran en los espacios de toma de decisiones, no se alcanzan las esferas de poder suficientes como para tener un empoderamiento fuerte en el territorio.

La legitimidad se entiende como la capacidad de creer en el proceso y lograr los resultados establecidos, entonces, aunque la mayoría de las organizaciones desarrollan prácticas de transición agroecológica, les hace falta llevar todas esas experiencias hacia el exterior, para que más productores y otras organizaciones las conozcan.



viernes, 16 de octubre de 2020

EE. UU. premia a ingeniera de la UNAL Sede Palmira

 Susana Fernanda Lizcano, ingeniera ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y proveniente de una familia de artesanos, fue reconocida con el Pioneer Awards de la Hispanic Engineer National Achievement Awards Corporation (HENAAC) por su trabajo en comunidades y por romper barreras en la industria ferroviaria.

Quienes reciben estos reconocimientos –otorgados por la organización HENAAC Great Minds in STEM (grandes mentes en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) – GMiS, representan contribuciones hispanas en los niveles más altos de la academia, el Gobierno, las Fuerzas Militares y las corporaciones norteamericanas.

Premio excepcional

El Pioneer HENAAC Award (Premio HENAAC Pionero) es uno de los cuatro homenajes especiales que se dan solo cuando el jurado reconoce

que el profesional ha roto barreras tradicionales en la sociedad, el sector político, económico o profesional, con lo que abre puertas y establece un nuevo rumbo para que otros lo puedan seguir.

Así es considerada la ingeniera ambiental Lizcano, Ph. D. en Ingeniería Biológica de la Universidad de Misuri, quien hoy se desempeña como directora de Calidad de la Union Pacific Railroad, la compañía ferroviaria de transporte de mercancías más grande de clase 1 en EE. UU.

“Como directora, cubro las 32.000 millas que tiene la empresa en territorio, que abarcan 23 estados; a través del sistema manejo toda la estrategia de calidad, que incluye más de 160 contratistas”, cuenta la ingeniera Lizcano. Además, está encargada de emergencias, pues se transportan desde carros Tesla (eléctricos) y alimentos hasta transformadores de gran tamaño y reactores nucleares.


Así se convirtió en la primera mujer y primera hispana que ha alcanzado dicha posición, no solo en su compañía –que lleva más de 150 años–, sino también en la Asociación Americana de Ferrocarriles (AAR), un comité de calidad de daños que agrupa a todas las compañías ferroviarias.

También es la primera vez que la industria ferroviaria recibe este premio en EE. UU., con una mujer en posición de alto rango, un hecho histórico considerando que por lo general dichas compañías son dominadas por hombres (y norteamericanos).

La ingeniera Lizcano, la segunda colombiana en recibir este importante reconocimiento, ingresó a la compañía hace 7 años, al área de Remediación Ambiental, donde creó un programa de manejo ambiental para asbestos y sustancias peligrosas para todos los edificios,  puentes y estaciones de la Union Pacific –más de 45.000 estructuras–, algo que nunca se había hecho por su grado de dificultad.

Ejemplo de perseverancia

La ingeniera Lizcano creció en Santander de Quilichao (Cauca), en el seno de una familia que elabora materas y sin los recursos económicos para enviarla a una universidad extranjera. Sin embargo, sus aspiraciones la llevaron a obtener una beca para estudiar inglés; por su sobresaliente currículum fue seleccionada para cursar su doctorado en la Universidad de Clemson (Carolina del Sur).

También se destacó su trabajo como voluntaria en Ingenieros sin Fronteras, organización en la que formó parte de un proyecto para evaluar la planta de tratamiento de agua residual en Ciudad España, en Honduras, construida después de los efectos del huracán Mitch. También estuvo en un proyecto de captación de aguas lluvias cerca a Kampala, en Uganda (África), entre otros.

En 2015 propuso a Colombia para ejecutar un proyecto de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales en Malagana (Bolívar), primer proyecto de Ingenieros sin Fronteras en el país.

En Nebraska, donde reside, trabajó en el diseño de plantas de tratamiento de aguas residuales para clientes industriales. Así mismo hizo evaluación de humedales y de energías alternativas (solar, eólica o bombas geotérmicas).

Fue en un afán por volver a Colombia –buscando opciones laborales que reconocieran su experiencia (lo cual nunca logró)– cuando se le puso en el camino su actual empresa. De ahí en adelante todo ha sido una carrera de experiencia, aprendizaje y ascenso.

“Lo lindo de este proceso ha sido que mis primos y mi hermana también han luchado para culminar sus estudios”. Ella se ha convertido en su mentora rompiendo desde su generación una barrera de impedimentos educativos. Ahora, ya casi todos son profesionales.



miércoles, 14 de octubre de 2020

Una aproximación al ecosistema de Bosque Seco Tropical, uno de los más transformados en Colombia

Cada uno de los ecosistemas presentes en Colombia y en el mundo, cumple una función importante para garantizar la supervivencia de numerosos seres vivos que cohabitan en un determinado lugar e interactúan entre sí para mantener el equilibrio natural, aportando diferentes tipos de servicios para la coexistencia humana.


 El Bosque Seco es uno de los ecosistemas más amenazados en el mundo, de ahí la imperiosa de fijar la mirada en generar investigación e implementar procesos que aporten a su conservación.  El Plan de Restauración Ecológica de Bosque Seco Tropical de El Quimbo tiene dentro de sus principales propósitos promover la apropiación social del conocimiento sobre este ecosistema y las acciones que se implementan para la restauración de 11.079 ha, en la región del valle alto del Magdalena.

En la sesión de apertura del ciclo de seminarios virtuales: Aproximaciones a la restauración ecológica del Bosque Seco Tropical (Bs-T), organizados por Enel-Emgesa y Fundación Natura, la atención de los participantes se centró en conocer algunas características de este ecosistema, su estado actual en el mundo y en Colombia, y las posibilidades que existen para su conservación y restauración. El encargado de intercambiar conocimientos y experiencias fue el ingeniero Francisco Torres de la Fundación Natura, jefe de proyecto del Plan de restauración ecológica de Bs-T de El Quimbo.

Con base en la recopilación de información y los estudios existentes, se destaca que los bosques secos se encuentran entre los ecosistemas más amenazados en todo el mundo, debido a la transformación antropogénica para la agricultura y otros usos (Portillo-Quintero y Sánchez-Azofeifa, 2010). Según la estimación hecha por Miles et al. (2006), el 97% del área existente de Bs-T en los trópicos está en riesgo debido a uno o más factores como la transformación del paisaje, la fragmentación del hábitat y el cambio climático.

En Colombia, es el ecosistema que presenta la mayor transformación debido a que cerca del 90% de sus coberturas originales fueron reemplazadas principalmente por pastos y campos agrícolas durante el último siglo (Etter et al., 2008). Originalmente, este ecosistema cubría más de 9 millones de hectáreas.

De acuerdo con las categorías establecidas por la UICN, en la Lista Roja de Ecosistemas (LRE) para Colombia, se clasificó al Bs-T como uno de los ecosistemas que se encuentran en peligro crítico (CR) (Etter et al., 2017). En Colombia, entre 1970 y 2015, los ecosistemas que se consideran bajo la categoría CR como el Bs-T fueron los más afectados por un alto nivel de impacto humano, sobre todo en las regiones Andina y Caribe (Correa et al 2020), lo que hace que sea de máxima prioridad para la conservación y restauración (Pizano et al, 2017).

Otro aspecto importante a resaltar es que menos del  5% del Bs-T existente está representado en áreas protegidas  y el 65% de las tierras que han sido deforestadas y eran bosque seco  presentan desertificación. Ante este oscuro panorama, se vislumbra una luz al haber sido declarado como un ecosistema estratégico por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS, 2016).

¿Sabemos qué es el Bosque Seco?

Existen diferentes definiciones sobre el Bosque Seco, pero una característica definitoria es una estacionalidad pronunciada con un período de sequía que representa un momento de estrés hídrico (Portillo-Quintero y Sánchez-Azofeifa, 2010). Con vegetación, fauna, microorganismos y procesos ecológicos adaptados a estas condiciones de estacionalidad climática:

  • Altura de 0 a 1200 msnm
  • Precipitación < 1000 mm /año
  • Temperaturas entre los 24 y los 30 °C
  • El 54,2% de la extensión global de los Bs-T se encuentran en América del Sur y el 12,5% en América Central (Miles et al., 2006). En Colombia, el Bs-T se encuentra representado en el valle del río Magdalena, valle del río Cauca, región Caribe, valle del río Patía, región de los Santanderes. El Bs-T aporta una amplia oferta de servicios ecosistémicos culturales, de aprovisionamiento, de regulación y de sostenimiento para beneficio de la población.

A su vez, alberga una amplia diversidad biológica, por ejemplo: 2559 plantas, de las cuales 54 son endémicas y 36 están bajo amenaza de extinción (Instituto Humboldt, 2019). Para mencionar algunos datos, en este ecosistema habita el 24% de la diversidad de grupo de escarabajos coprófagos en Colombia y el 6% de diversidad de anfibios del país.

¿Cuál es el panorama actual del Bs-T en Colombia?

Actualmente hay cerca de 705.000 ha de este ecosistema, que representan un poco menos del 8% de las 9.000.000 ha con potencial para soportarlo. Las áreas con Bs-T son remanentes altamente fragmentados y poco conectados. La transformación histórica es el resultado de fuertes presiones antrópicas que se evidencian en que el 65% de las áreas que fueron bosque, ahora se usan para la ganadería. A su vez, el 43% de estas áreas presentan erosión moderada y el 23% presentan sobreutilización severa.

¿Qué medidas se están tomando en Colombia frente a este panorama?

A nivel nacional se constituyó la Red de investigación y monitoreo del Bosque Seco Tropical  en Colombia (Red BST-col) y a la vez el  Sistema de monitoreo integrado de este ecosistema, fortaleciendo las investigaciones y publicaciones hacia la generación de conocimiento, decisiones de manejo y gestión integral (socio-ecológica) para la conservación de este bosque, lo cual se encuentra sustentado en la Política Nacional para la Gestión Integral del Bs-T (PNGIBST) que está en formulación, con un enfoque regional, y un plan de acción orientado al conocimiento, restauración, preservación y uso sostenible.

De manera significativa, las líneas estratégicas de restauración tienen como metas la identificación de áreas priorizadas, el incremento de coberturas mediante estrategias de restauración, sistema de monitoreo de procesos de restauración y programas de arbolado urbanos para las ciudades del Bs-T

La mayoría de las áreas priorizadas para restauración en Colombia, aproximadamente 3,15 millones de ha coinciden con áreas secasEn el Caribe, el Chicamocha, valles superiores del Magdalena y Patía en los Andes, con gran oportunidad para la restauración (Etter et al., 2020).

Con todo esto, la restauración ecológica se posiciona como la gran apuesta para enfrentar las amenazas y degradación que actualmente lo afectan. De ahí la importancia de la investigación básica y aplicada, y la implementación a gran escala de los procesos de restauración sobre este ecosistema en la región del Valle del Magdalena, que se realiza como medida de compensación ambiental de la Central Hidroeléctrica  El Quimbo en el centro del departamento del Huila.


lunes, 12 de octubre de 2020

La química se aprende mejor desde la piscicultura

Por medio de esta actividad se diseñó el currículo de lo que los estudiantes de una escuela rural de Cali debían trabajar en el área de química, y con un proyecto piloto se demostró la efectividad de esta estrategia para mejorar el aprendizaje.

 

En términos generales la piscicultura es la crianza o el cultivo de peces en acuarios, estanques y ríos, entre otros espacios que permitan el correcto desarrollo de las especies.

En el desarrollo del proyecto, los estudiantes iban al estanque donde estaban los peces y allí debían realizar las mediciones de componentes como pH, oxígeno disuelto y temperatura del agua, entre otros, lo cual se hacía todos los días para que los alumnos pudieran recopilar, controlar y comparar las cantidades de compuestos.

Con esto se demostró que los conceptos sí se podían utilizar, y también analizar procesos químicos por medio de estas alternativas que se encuentran en las zonas rurales.

Aunque en muchas escuelas rurales existen estos espacios, entre los que también se incluyen huertas, gallineros, conservas y otros proyectos, estos no suelen estar ligados directamente con las áreas disciplinarias.

En esto se concentró Jenny Viviana Salazar, magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, cuyo proyecto se orientó a aprovechar el conocimiento que se usa en piscicultura, que es más técnico, para pasarlo a conocimiento científico.

De esa manera diseñó todo el currículo de lo que los estudiantes debían aprender en el área de química, pero usando el proyecto piscícola. El trabajo, dirigido por los profesores Boris Candela y Lucena Vásquez, de la UNAL Sede Palmira, se llevó a cabo con estudiantes de grados octavo y noveno de la Institución Educativa Los Andes, en zona rural de Cali.

Generalmente las evaluaciones académicas en el área de química arrojan resultados muy bajos. Según la magíster Salazar, esta problemática se presenta no solo en las zonas rurales, sino también en el sector público de Colombia. Por dicha razón, los docentes deben unir esfuerzos para buscar metodologías que mejoren esas competencias en estudiantes de básica secundaria.

En la Institución Educativa Los Andes, ella implementó la observación participante y realizó entrevistas a los estudiantes, para luego recolectar los datos que fueron analizados por medio de una triangulación.

Aprender con la naturaleza



“La escuela rural es un excelente laboratorio para abordar muchas indagaciones y otras maneras de aprender que sería maravilloso que se dieran a nivel general”, manifiesta la magíster Salazar.

Agrega que lo que diferencia a estas alternativas es que generan una enseñanza muy contextualizada, ya que no se manejan los ejemplos convencionales que los estudiantes muchas veces ven más abstractos, sino que se trata de experiencias y observaciones que ellos mismos están llevando a cabo.

Así logran entender más fácil y rápidamente qué significa lo que pasa en el lago, por ejemplo, relacionándolo con todos esos aspectos químicos, al mismo tiempo que evidencian para qué sirven.

Apropiación de conceptos y utilidad


El resultado más importante que se logró con el proyecto fue que los estudiantes empezaron a usar los términos científicos correctos. Por ejemplo, antes hablaban coloquialmente del lago, y después empezaron a hablar de este espacio refiriéndose a la cantidad de oxígeno que tenía, haciendo análisis de si era la adecuada o si debía modificarse.

Aprendieron a entender las concentraciones de sal para diferentes situaciones, si en algún momento debían incorporar sal marina para tratar algún hongo que estuviera atacando a los peces.


Con este tipo de experimentos, los estudiantes desarrollaron concentraciones peso/peso, masa/volumen, entendieron qué significaba que una solución tuviera un pH ácido o básico, aprendieron a usar diferentes instrumentos (termómetro, oxímetro, entre otros), además de realizar otras mediciones más avanzadas, como en el caso de las concentraciones de amonio.


Una de las recomendaciones que hace la magíster Salazar es que este proyecto se transversalice, es decir que otras áreas hagan lo mismo y trabajen a partir de dicha alternativa.


jueves, 1 de octubre de 2020

Gobierno de Corea apoya a investigadores regionales a combatir sequía en fríjol

La Iniciativa de Cooperación para la Alimentación y la Agricultura entre Corea y Latinoamérica (KolFACI) y la Alianza Bioversity – CIAT ponen en marcha proyecto de investigación que busca la construcción de capacidades entre los nueve países socios, la diseminación de variedades mejoradas de fríjol y la selección de nuevas variedades con mejor tolerancia al cambio de clima. “Estamos creando conjuntamente un futuro brillante para la agricultura”, dijo Director de KolFACI.

A través de medios virtuales, investigadores de nueve países se reúnen hoy para lanzar una iniciativa colaborativa para enfrentar la amenaza de sequía que se avecina con el cambio de clima.

Se trata de la puesta en marcha del proyecto “Investigación en la tolerancia a la sequía de fríjol común en América Latina para hacer frente al cambio climático”, liderado por la Iniciativa de Cooperación par,a la Alimentación y la Agricultura entre Corea y Latinoamérica (KolFACI) y la Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).

En el evento de apertura, expertos en el cultivo de fríjol de Bolivia, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y República Dominicana discutirán la hoja de ruta del proyecto que busca la construcción de capacidades entre los países socios, la diseminación de variedades mejoradas y la selección de nuevas variedades con mejor tolerancia al cambio de clima.

El fríjol es un cultivo netamente americano y es un alimento esencial en la dieta de América Latina, con gran valor nutricional por su contenido de proteínas y minerales, ya estamos trabajando con nuestros colegas en la región para asegurar que los productores puedan cosechar y los consumidores tengan un mayor acceso al grano en el futuro. (Steve Beebe investigador principal de la Alianza en el proyecto)

La variación en el clima y las sequías ocasionales siempre han sido un problema que crea inestabilidad en la producción y alzas en los precios al público. El cambio de clima amenaza con empeorar la situación, y los pronósticos indican que regiones como Centroamérica pueden ver años secos con más frecuencia.

La escasez de fríjol en el mercado provoca grandes inquietudes en la población y contribuye a la desnutrición que se sufre en algunos países latinoamericanos.

De acuerdo con el científico Beebe “Es común en la región que entre 20% y 30% de los niños sufren de anemia por falta de hierro en la dieta y este es un problema que les puede perjudicar su capacidad mental para toda la vida. El fríjol es fuente de hierro y puede contribuir a reducir el riesgo de anemia”.

Por su parte, Choi Suntay, director de KoLFACI, expresó su satisfacción con el proyecto afirmando que “Estamos creando conjuntamente un futuro brillante para la agricultura”.

KolFACI es una iniciativa desarrollada por el Departamento de Administración Rural de Corea del Sur, que tiene como misión compartir el conocimiento y la experiencia en tecnología agrícola y servicios de extensión para promover el desarrollo agrícola sostenible en los países de América Latina y el Caribe.

Gracias a KolFACI por apostarle al proyecto de fríjol en la región. Tendremos la oportunidad de compartir experiencias entre los investigadores de la Alianza y los programas nacionales de investigación para mejorar el cultivo de fríjol que requiere la región para una fase de post-pandemia. Ponemos a disponibilidad de los socios lo mejor que ofrece la genética en este importante cultivo para la seguridad alimentaria y nutricional

Jesús Quintana

Director para las Américas de la Alianza Bioversity – CIAT