La contaminación orgánica provoca la proliferación de ciertas plantas acuáticas que reducen la disponibilidad de oxígeno. Foto: Luis Acosta.
En algunos de los muestreos del agua tomados cerca de la
desembocadura del río Cesar en la ciénaga de Zapatosa, se encontró un nivel de
oxígeno disuelto de 2,3 miligramos (mg) por litro (l), cuando los peces
necesitan para su desarrollo normal, en promedio, alrededor de 5 mg/l.
Así lo asegura Luis Ángel Acosta Murgas, candidato a
magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.)
Sede Palmira, quien estudió la calidad del agua en la ciénaga y sus
consecuencias en la biodiversidad.
Agrega que la baja disponibilidad de oxígeno disuelto es
consecuencia de procesos químicos propios de la contaminación y de la
proliferación de ciertas plantas acuáticas producto de los vertimientos.
Factores como los bajos niveles de oxígeno han llevado a que
en el ecosistema predominen especies pequeñas de bajo interés comercial, como
es el caso del pincho (Cyphocharax magdalenae), que sobrevive ante
cambios bruscos de las condiciones y se ve favorecido con el material orgánico
en descomposición.
Según un informe de la ONG Ecofondo, entre 1973 y 2006 las capturas pesqueras se redujeron en un 92% en la cuenca del río Magdalena, territorio donde se encuentra la ciénaga, pasando de 79.000 a 6.000 toneladas al año.
En adición a esto, la longitud del bagre rayado (Pseudoplatystoma magdaleniatum), pez de gran atractivo para el mercado y hoy en peligro crítico de extinción, pasó en esa área de un promedio de 68,3 cm, en 1989, a 60,4 cm, en el 2005, según datos del entonces Instituto Colombiano de Desarrollo Rural.
Entre los factores decisivos de estas dinámicas de pesca, sostiene el investigador, se encuentran la sobreexplotación y la contaminación.
Vertimientos enemigos
Las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de los
municipios de la región no son eficientes en la remoción de elementos
contaminantes, lo que afecta la calidad del agua del río Cesar, que desemboca
en la ciénaga, explica. En algunos puntos ni siquiera se cuenta con PTAR y, por
ello, las aguas residuales municipales se constituyen en uno de los principales
agentes de contaminación orgánica de la ciénaga, detalla.
Los desequilibrios en los niveles de amonio, nitrito,
nitrato y fosfato provocan en toda la extensión de la ciénaga (entre 500 y 360
km2 dependiendo de la temporada) un fenómeno de eutrofización,
que es la acumulación de nutrientes orgánicos en fuentes hídricas que conlleva
a la proliferación de ciertas plantas acuáticas.
“Cuando los niveles de agua descienden —como en diciembre—
las abundantes plantas macrófitas empiezan a morir y a descomponerse.
Esa
degradación disminuye el oxígeno; en esos periodos encontramos junto a la
desembocadura del río Cesar solo cuatro especies de peces, mientras que en
condiciones normales pueden permanecer allí, en promedio, 15”, advierte
el investigador.
La eutrofización también aumenta la cantidad de
microalgas en otras zonas, las cuales disminuyen el oxígeno disuelto en el agua
en su proceso de respiración en las noches; esto perjudica a peces depredadores
como los bagres, que tienen hábitos alimenticios
nocturnos.
Inventario de especies
Para el estudio, financiado por la Gobernación del Cesar y
dirigido por el profesor Guillermo Duque Nivia, de la U.N. Sede Palmira, se
tomaron muestras de agua y peces en cuatro puntos diferentes de la ciénaga: junto
a los ríos Cesar, Limón y Magdalena, y en un punto intermedio aislado de estos
afluentes.
Se realizaron cuatro campañas de muestreo distribuidas entre 2017 y
2018, de manera que resultaran representativas de los diferentes niveles de
agua por temporadas.
Se recolectaron 2.600 peces, a los cuales se les midió su
longitud, talla y peso. Además, se les tomaron fotografías para caracterizar su
taxonomía.
“En toda la ciénaga encontramos 37 especies, de las cuales
siete figuran en alguna categoría de amenaza, según la Lista Roja de
Especies Amenazadas a nivel mundial (UICN)”, detalla el investigador
Acosta.
En los lugares de muestreo se analizó el oxígeno disuelto,
la transparencia, el pH, la temperatura y la conductividad, mientras que en un
laboratorio satélite establecido en la zona se estudiaron los nutrientes presentes.
“En Colombia no existe una legislación que estipule
límites específicos a los niveles máximos de nitratos y fosfatos permisibles
para los vertimientos en fuentes hídricas, algo que es necesario por el buen
estado de los ecosistemas y la economía de las familias de pescadores”,
concluye.
Fuente : Universidad Nacional- Palmira Valle del Cauca- Colombia