A medida que Villapinzón (Cundinamarca) tiene mayor interacción con las zonas urbanas, aumenta la contaminación de las aguas del río Bogotá, y lo mismo ocurre con el área urbana de la capital y el río Fucha. Así lo evidenció un estudio sobre las poblaciones de moscas, mosquitos y zancudos identificadas en estos sectores.
La profesora Ligia Inés Moncada Álvarez, de la Facultad de
Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, explica que
los dípteros son un grupo muy grande e importante de insectos que tienen un
rango de supervivencia tan amplio que con el estudio de su abundancia, riqueza
y diversidad es posible estimar la calidad del agua de ríos, quebradas o
ciénagas, lo cual se conoce como bioindicación.
La investigación adelantada por el biólogo John Freddy
Rodríguez Rodríguez en el marco de la convocatoria de Colciencias “Jóvenes
investigadores”, colectó 13.690 dípteros pertenecientes a 10 familias y 40
géneros.
Este trabajo analizó la riqueza y la diversidad de los
dípteros, identificados por género, en las cuencas altas de los ríos Bogotá y
Fucha, tanto en el periodo de lluvias como en la época seca.
Al respecto, el profesor Gabriel Antonio Pinilla Agudelo,
del Departamento de Biología de la UNAL, menciona que en cada uno de estos ríos
se seleccionaron tres tramos (alto, medio y bajo) ubicados en sus cursos altos,
con diferentes condiciones de cobertura vegetal y de afectación por actividades
humanas y separados por distancias que variaron entre 1 y 2,6 km.
El biólogo Rodríguez relata que para muestrear la mayor
cantidad de hábitats y obtener la mayor riqueza de taxones (grupo de organismos
de determinada clasificación taxonómica) se utilizaron tres métodos: la colecta
con red Surber, la cual se ubicó a contracorriente a 30 m de profundidad;
la red de mano, que se utilizó en rocas grandes del borde del río; y el lavado
de rocas, recolectando 5 rocas medianas en cada tramo, que se pusieron sobre
bandejas esmaltadas y se realizó un lavado con etanol al 70 %.
Las muestras se conservaron en frascos esterilizados y se
trasladaron al Laboratorio de Entomología Médica (Lemun) de la Facultad de
Medicina de la Universidad.
Además de obtener la muestra de los organismos se midieron
variables hidrológicas (caudal, pendiente y velocidad de la corriente), físicas
y químicas (pH o acidez, presencia de nitratos, nitritos y fosfatos).
Gran diversidad
En total se colectaron 13.690 larvas de dípteros
pertenecientes a 10 familias y 40 géneros. En aguas altas se registraron 39
géneros, 28 de los cuales se encontraron en el río Fucha y 28 en el río Bogotá.
De estos, 17 géneros fueron comunes (43,5 %) a los dos ecosistemas. En
aguas bajas se hallaron 28 géneros, 23 de ellos en el río Fucha y 22 en el río
Bogotá.
Las familias más abundantes fueron Chironomidae (mosquitos
no picadores), con 11.176 individuos (81,6 %), seguida de Simuliidae o
moscas negras con 2.261 (16,5 %) y Blephariceridae o mosquitos de alas de
red con 86 (0,6 %).
El biólogo Rodríguez señala que un género indicador de agua
contaminada tiende a ser más abundante en ese tipo de aguas, de la misma manera
que otro género indicador de buena calidad es más abundante en los puntos
altos. En la investigación, el último punto más contaminado se ubicó en cada
uno de los dos ríos justamente al borde del perímetro urbano.
“En esos puntos las poblaciones de Chironomidae –asociadas
con aguas contaminadas– fueron más abundantes, mientras que en las partes altas
son más nutridas las poblaciones de Blephariceridae, asociadas con buena
calidad de agua”, agrega.
Los investigadores destacan la importancia de realizar
monitoreo constante y periódico de las comunidades biológicas de organismos
acuáticos, como los dípteros, con el fin de aportar a la toma de decisiones que
busquen mantener y mejorar la calidad del agua, pues de estas fuentes se abastecen
varios acueductos municipales y veredales.