miércoles, 24 de abril de 2024

Agroecología, práctica campesina de resistencia latinoamericana

 Junto al Movimiento sin Tierra (Brasil) o el Programa Nacional de Transición Agroecológica y Patrimonio Biocultural (Oaxaca, México), Colombia cuenta con las Zonas de Reserva Campesina de Pradera, y entre ellas Tuluá (Valle del Cauca) y el resguardo indígena Kwet Wala (Pradera) son ejemplos de resistencia que realizan las comunidades indígenas y campesinas para asegurar la comida, ofreciendo propuestas basadas en los principios de la agroecología.

Tales experiencias se recogen en el libro El problema agrario en Colombia y propuestas de resistencia desde la agroecología latinoamericana, una de las novedades que presenta la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2024.

La publicación, cuyos editores académicos son: Wilson Sánchez, estudiante del Doctorado en Agroecología de la Sede Palmira, y Álvaro Rivas, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Bogotá, analiza con una postura crítica las dificultades agrarias del país, y destaca la resistencia y el papel de las comunidades campesinas.

Con su enfoque integral y su arraigo en los saberes y prácticas comunitarias, la agroecología se presenta en el libro como un modelo esperanzador para la preservación de la vida en el planeta, ya que garantiza la comida, la defensa y protección y el cuidado de la vida.

Precisamente desde tiempos inmemoriales la agroecología ha sido la piedra angular de la alimentación humana, una práctica arraigada en las comunidades rurales que ha garantizado no solo la subsistencia sino también la abundancia de comida para todo el planeta.

En contraste con este legado ancestral, “el sistema de producción de alimentos predominante en el mundo, que acumula más del 80 % de la mejor tierra en el planeta, produce entre el 15 y el 20 % de la comida, mientras que las comunidades campesinas rurales, que apenas cuentan con el 15 al 20 % de la tierra, son responsables del 80 al 90 % de la producción de comida en el mundo”, afirma el ingeniero agrónomo, Reinaldo Giraldo Díaz, doctor en Agroecología de la UNAL Sede Palmira, uno de los coautores del libro.

Este paradójico panorama revela una verdad incómoda y propone la agroecología como una alternativa capaz de producir la comida de la población mundial en armonía con la naturaleza y sin contribuir al calentamiento global ni a la degradación de los suelos, de donde proviene el 80 % de los alimentos.

Según el experto, “la agroecología ofrece una visión integral en la cual la comida es parte del tejido vital de la comunidad y del territorio”.


Desde una perspectiva que entrelaza historia, filosofía y saberes ancestrales, los autores invitan a “cuestionar las dicotomías impuestas por el sistema hegemónico de producción de alimentos y a reconectar el cuerpo con los ecos, las vibraciones y las resonancias del cosmos”, en medio de lo que denominan “descampesinización” o desaparición gradual del campesinado que se viene configurando en la sociedad, trayendo como consecuencia la pérdida de conocimientos tradicionales, la disminución de la producción agrícola y la desaparición de formas de vida comunitaria.

El problema agrario, más de 500 años sin resolver

En el trasfondo de los campos colombianos y la tenencia de la tierra se teje una historia que se remonta a los tiempos de la conquista y la colonización de América, hasta la mitología griega, una narrativa a la que acude el coautor Giraldo para explicar las profundas conexiones que por siglos ha existido entre el poder, la tierra y la resistencia, en la que figuras como Heracles y Gea representan la lucha entre el poder y el territorio.

La obra hace un análisis multidimensional del problema agrario, con las comunidades rurales como protagonistas de la defensa del territorio y la vida comunitaria. Desde la resistencia a los modelos dominantes –con la expansión del agronegocio, la minería y la pesca industrial– hasta la promoción de la agroecología como una alternativa vital, los autores brindan herramientas para enfrentar los desafíos contemporáneos y construir en “el aquí y ahora” formas de fluir con la vida.

Con miras al futuro de la agricultura en Colombia, este libro se presenta como una herramienta para las comunidades rurales, un testimonio de su sabiduría ancestral y una guía para la defensa de la vida en el planeta.