Al occidente del río Magdalena y al sur del río Sogamoso hay presencia de posibles especies contaminantes como hidrocarburos o restos de cultivos de cacao, maíz o arroz, entre otros. Aunque no se conoce con certeza la fuente de la que provienen, debido a su complejidad y cambio en el tiempo, una investigación sugiere que los análisis de algunas variaciones del carbono permiten ver la huella que dejan los residuos en el agua. El aporte ofrece una idea más clara de su origen.
El agua subterránea representa el 30 % del agua dulce
disponible en el mundo y es muy importante tanto para el riego de cultivos como
para la alimentación animal y humana. Este recurso es altamente vulnerable en
el Valle Medio del Magdalena por la industria de exploración y producción de
hidrocarburos, la actividad agrícola y, en menor medida, por la ganadería.
Por otro lado, los isótopos estables son átomos de un mismo
elemento que reaccionan igual pero que tienen cierta diferencia en propiedades
fisicoquímicas como la velocidad de reacción, debido a las diferencias de masa
entre sí. El carbono permite ver la huella que dejan los residuos de
hidrocarburo o de plantas en el agua (carbono orgánico disuelto), así como el
dióxido de carbono proveniente de la atmósfera, el suelo y algunos minerales
carbonatados, entre otros (carbono inorgánico disuelto).
La investigadora Fernanda Fortaleché Rodríguez, magíster en
Ciencias – Geología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), analizó
muestras de agua desde el sur de Barrancabermeja hasta el norte de Aguachica
para determinar sus condiciones y características.
“En la parte norte, en cercanías a Aguachica, se encontró
que el carbono inorgánico presente en el agua subterránea tenía una influencia
importante de dióxido de carbono proveniente del suelo de la región, lo que
sugiere que se está dando una interacción de sistema abierto, o directa, entre
el agua subterránea y el suelo”, indica la experta.
Variaciones de carbono
Para el estudio, durante 10 días se tomaron 179 muestras, 44
de las cuales se analizaron en un espectrómetro de masas de relaciones
isotópicas, equipo capaz de encontrar la relación entre las variaciones de
carbono 13C y 12C.
Por este método se obtiene un resultado conocido como
“fraccionamiento isotópico” (diferencia relativa de las relaciones isotópicas
en la muestra y un material de referencia o estándar), el cual no ha sido muy
difundido en el país para este tipo de análisis, por lo que se realizó en la
Universidad de Waterloo (Canadá).
Dicho fraccionamiento es un paso complementario al análisis
fisicoquímico, mediante el cual se estudian características como la presencia
de microorganismos y detergentes en el agua, además del potencial de hidrógeno
(pH) y la dureza (presencia de minerales).
Aunque se tengan datos de algunas organizaciones, estos
análisis se deben hacer en cada salida de campo, ya que las propiedades del
agua pueden cambiar en poco tiempo.
Dejando huella en la región
El Valle Medio de Magdalena tiene alrededor de
33.000 km2 y está dividido entre Cesar, Bolívar,
Santander, Boyacá y Antioquia; algunos de sus municipios más importantes son
Aguachica y Barrancabermeja, y tiene un alto potencial en extracción de
petróleo crudo.
Según datos publicados por Mongabay, portal web de
periodismo ambiental en Latinoamérica, hasta septiembre de 2022 se registraron
2.133 casos como este, con Santander y Boyacá como los departamentos más
afectados.
Por esta razón, el objetivo de la investigación era
establecer un panorama más claro de lo que pasa en las aguas subterráneas al
norte de la región, que muchas veces no reciben el tratamiento adecuado porque
no forman parte del acueducto de la zona.
Según la experta, “aunque estos resultados amplían la
información y suponen un avance tanto sobre la utilidad de los análisis
isotópicos y su relación con la contaminación, como sobre el comportamiento de
los cuerpos de agua frente a distintos componentes naturales y antrópicos,
estos deben seguir siendo un complemento de los análisis fisicoquímicos
periódicos para determinar y cuantificar la contaminación presente en las
aguas”.
Su trabajo fue desarrollado en el marco del proyecto “Modelo
multiescala de gestión integral del agua (MEGIA), suscrito al Ministerio de
Ciencia y Tecnología e Innovación (Minciencias) y financiado por la Agencia
Nacional de Hidrocarburos (ANH).