martes, 26 de diciembre de 2023

Abejas silvestres de Totoró (Cauca), materia de estudio por su aporte a la sostenibilidad ambiental

 El grupo de investigación Parasitología, Inmunología y Enfermedades Infecciosas, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, evalúa la presencia en Colombia de ácaros en colmenas de las tribus Apini y Meliponini –que anidan en árboles y cavidades lejos de la presencia humana–, con el fin de aportar a su conservación y estimular el desarrollo sostenible de la apicultura en esta región del país.

Las abejas silvestres Apini y Meliponini, fundamentales para la sostenibilidad de los ecosistemas y la producción de alimentos, son muy importantes para la polinización y la elaboración de productos como la miel, la cera y el propóleo, y también por la apitoxina, una sustancia que se encuentra en su veneno, utilizada en algunas terapias alternativas debido a sus propiedades antiinflamatorias. Sus nidos se encuentran en árboles y cavidades abandonadas, lejos de la intervención humana.

El profesor Javier Antonio Benavides Montaño, del Departamento de Ciencia Animal y líder del grupo de investigaciónParasitología, Inmunología y Enfermedades Infecciosas, explica que “las abejas de la tribu Meliponini, conocidas porque no tienen aguijón y sus alas son más largas que su cuerpo, se encuentran en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo, y producen una sustancia similar a la miel, a menudo denominada en Australia como ‘bolsa de azúcar’ o ‘miel de meliponina’ en otras regiones”.

“Sin embargo, existen algunas diferencias de sabor, composición y consistencia entre la miel producida por las abejas sin aguijón y aquella de las melíferas. En ocasiones, las comunidades indígenas y los apicultores recolectan su miel, valorada por su sabor y uso en la medicina tradicional y en prácticas culturales en algunas zonas”.

Ante su importancia, los estudiantes Brayan Alexander Sánchez Quilindo y Harby Leandro Pizo Barona, de Zootecnia de la UNAL Sede Palmira, integrantes del semillero del grupo de investigación, acompañados por los investigadores Javier Benavides y Carlos Agudelo, analizaron la prevalencia de posibles parásitos en las abejas silvestres en el municipio de Totoró (Cauca), a una altitud de 2.750 msnm.

La metodología utilizada por los investigadores implicó una primera recolección de abejas de las tribus Apini y Meliponini en las veredas Miraflores y La Palma. Las muestras se llevaron al Laboratorio de Parasitología, Inmunología y Enfermedades Infecciosas de la UNAL Sede Palmira –ubicado en la Granja Mario González Aranda– para observarlas minuciosamente con los equipos de última tecnología con los que cuenta.

“Como resultado, realizamos una clasificación según el tipo de abeja; para este caso utilizamos la taxonomía reportada por otros investigadores, en la cual hicimos una distinción de las alas, cuya longitud es más grande que el cuerpo. También realizamos una clasificación taxonómica

empleando la caja entomológica, en donde elaboramos un etiquetado que consta de información del lugar de procedencia, altitud del reconocimiento y datos de los colectores presentes”, informó el estudiante Sánchez.

Hoy la identificación de los ácaros se realiza mediante el análisis de las tráqueas de las abejas, con claves taxonómicas previamente reportadas que se utilizan para ayudar a identificar y clasificar organismos en categorías específicas –como géneros, especies o incluso subespecies– según sus características de forma, tamaño y disposición, y con las estructuras internas de partes del cuerpo.

El proyecto de investigación, que también involucra a las Sedes Bogotá y Tumaco, evalúa la posible presencia de parásitos, virus y bacterias que puedan estar presentes en colmenas silvestres y comerciales. Como resultado preliminar se identificó un ácaro del género Uropoda, aunque este solo utiliza a las abejas como medio de transporte sin afectar su salud.

Según los investigadores, el estudio aboga por estrategias de conservación, especialmente en comunidades indígenas y campesinas del Cauca, para garantizar la protección de las abejas y entender su rol en la biodiversidad y la protección de los ecosistemas.

El trabajo de investigación continúa y espera ampliar los aportes científicos de estas especies de abejas, además de los factores sanitarios y ambientales que puedan afectar su rendimiento en la producción y sus aportes como polinizadores a los servicios ecosistémicos del país.




 




Estudio de dos plantas de Arauca muestra presencia de nuevos polinizadores

 En las plantas Echinodorus scaber Rataj y Senna aculeata (Pohl ex Benth) se identificaron varios visitantes florales, siendo la avispa tropical (Polybia sericea) y la abeja conocida como “guanota” (Melipona) los polinizadores que más frecuentan estas plantas respectivamente. La investigación, realizada por primera vez para estas dos especies de plantas, permitió colectar y determinar 254 especímenes nuevos para la Colección Entomológica de la Orinoquia, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, y registrar por primera vez nuevas especies polinizadoras para el departamento de Arauca. 

El estudiante de biología Josef Emmanuel Sánchez monitoreó las especies visitantes florales en las plantas S. aculeata E. scaber en el campus de la UNAL Sede Orinoquia, con la intención de identificar la frecuencia con la que visitan los polinizadores estas dos especies, como piloto de un protocolo de monitoreo para la comunidad de insectos.

Su investigación, pionera en el tema, determinó que el orden de especies más rico y abundante fue Hymenoptera,que comprende a las abejas y avispas con 11 familias y 36 géneros, seguido de Diptera,que incluye moscas con 1 familia, 1 género y 6 especies.

El visitante más frecuente de S. aculeta fue Melipona (Melikerria)sp1una abeja conocida en la región como “guanota” y que visita esta planta en promedio cada 0,2 veces por minuto, es decir un promedio de una visita cada 5 minutos. Por otro lado, para E. scaber, la especie Polybia sericea (avispa social) la visitó en promedió una vez cada 10 minutos, convirtiéndose así en el polinizador que más frecuenta esta planta.

“En total recolecté 254 insectos asociados con las plantas de estudio: 90 para S. aculeta, pertenecientes a 36 especies, y 26 para E. scaber,de 18 especies”.

“Una de las características de S. aculeta es que presenta una abertura en la parte superior, por lo cual resulta difícil para los insectos extraer el polen. Está asociado con un tipo de polinización por zumbido, y como no todas las abejas zumban, vemos la importancia de géneros nativos como Melipona, Xylocopa Centris,ya que estos no tienen la capacidad de vibrar a la frecuencia necesaria para extraer el polen, como la popular pero introducida Apis melifera (abeja africana)”, explica el estudiante Sánchez.

Plantas poco estudiadas

Aunque ambas plantas crecen con facilidad en la sabana de Arauca han sido poco analizadas, por lo que el trabajo del estudiante Sánchez resulta relevante para entender su importancia.

“De E. scarber se desconocen su biología y procesos de polinizaciones. Además, se caracteriza porque tiene flores heteroclamídeas bisexuales, lo que significa que tiene diferenciado los pétalos de los sépalos, es decir las piezas verdes de una flor y que protegen los órganos reproductivos. Ambas partes son importantes para la reproducción porque atraen a los polinizadores”, añade.

A diferencia de S. aculeta, no presenta néctar en la flor ni nectarios extraflorales y se encuentra en arbustos de distribución restringida en Sudamérica.

Metodología de muestreo

En su trabajo, el estudiante Sánchez aplicó una serie de técnicas complementarias de muestreo; la primera consiste en observaciones focales con dos colectas directas y dos complementarias.

“Estas no consideran el muestreo pasivo y una de las trampas que se utilizan son las bandejas o platos de colores donde los insectos se chocan con la red y en la parte superior se encuentra un frasco colector con alcohol”, explica.


Para los muestreos directos se hicieron observaciones focales cada 10 minutos seleccionando flores aleatoriamente para determinar cuáles son las especies visitantes. Posteriormente, en la fase de laboratorio, los insectos se guardaban frascos de alcohol al 70 %.

“Es necesario impulsar estudios como este, ya que los polinizadores son importantes para el ecosistema, y ahora están en riesgo”, concluye.