Observatorio del Arroz para América Latina
La actual Pandemia del COVID-19 ha transformado los sistemas
alimentarios a nivel mundial, impactando todos los eslabones de la cadena de
suministro de alimentos, desde los sistemas productivos hasta la composición de
la dieta de las personas. El sector arrocero en América Latina y el Caribe no
ha estado exento de estos impactos, pero a diferencia de otros sectores, se ha
abierto una puerta de oportunidades para el sector.
Si bien los impactos que ha provocado la pandemia en el
sector son tan heterogéneos como lo son los sistemas productivos de arroz entre
los países de la región, los expertos coincidieron en que la coyuntura actual
puede abrir una serie de oportunidades para desarrollar el sector, ya que como
afirma Gisella Luque de Argentina, “el arroz está más presente que nunca en
la mesa de los consumidores”.
El arroz, al ser un alimento no perecedero y una importante
fuente de energía de precio relativamente bajo en comparación con otros
alimentos, ha sido priorizado en el plato de los hogares durante la pandemia.
Los resultados del diagnóstico conducido con 40 líderes de opinión del sector
arrocero en 20 países América Latina y el Caribe indican que la demanda de
arroz durante el confinamiento incrementó en al menos 12 países. Paralelamente,
el precio promedio mensual de arroz al consumidor para el primer cuatrimestre
del año en relación con el año pasado, incrementó en 12 de 14 países de la
región que fueron analizados (FAO, 2020). No obstante, el comportamiento de la
demanda frente al incremento del precio no ha cambiado.
Si bien las tendencias en precio responden a un incremento en la demanda y a los efectos de la especulación y el acaparamiento durante el confinamiento, fueron los precios internacionales del arroz el principal factor de este comportamiento. Con el objetivo de asegurar el abastecimiento interno durante los periodos de confinamiento, importantes exportadores a nivel mundial como Vietnam, Myanmar, Camboya e India, impusieron una serie de restricciones a las exportaciones de arroz, lo que conllevó a elevar los precios internacionales.
A pesar que inicialmente de dio una tendencia creciente en el precio, esta se ha ido ralentizando en las últimas semanas con la flexibilización de las medidas impuestas.
En la búsqueda de nuevos mercados
Las disrupciones en el mercado han abierto una oportunidad para
el sector no solo en términos de precios, sino también de mercados. Según los
resultados del diagnóstico, ocho países se vieron favorecidos por la apertura
de nuevos mercados. Los exportadores en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay
vieron la oportunidad de acceder a mercados que se encontraban desabastecidos
por la reducción en oferta de los exportadores asiáticos, como es el caso de
México. Por otro lado, países como Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana
se vieron favorecidos por un incremento en la demanda interna y compras
directas por parte del Estado para la entrega de bolsas de alimentos a los
sectores de la población más afectados por las medidas de confinamiento. En el
caso particular de Perú y República Dominicana, las bolsas de alimentos se
presentaron como una oportunidad para posicionar al arroz como un “vehículo
ideal para los programas de fortificación”, afirmó Javier Cuenca, Coordinador
del Programa Regional de Fortificación de Arroz del Programa Mundial de
Alimentos y uno de los panelistas del segundo foro.
Si bien algunos países anticipan incrementar sus
exportaciones en el corto plazo, países como Perú y Ecuador apuntan a
reducirlas, atraídos por los altos precios y demanda nacional, mientras que
importadores como Panamá, Costa Rica y El Salvador, han adelantado la
aprobación de nuevos contingentes para asegurar el abastecimiento nacional.
Paralelamente, Colombia, Ecuador y Bolivia esperan incrementar la superficie
sembrada en la próxima época de siembra, reduciendo la cantidad importada en el
mediano plazo.
Unas de cal y otras de arena
A pesar de que el sector arrocero en varios países de la
región ha encontrado una ventana de oportunidades, no ha estado exento de los
impactos negativos a raíz del confinamiento. En el diagnóstico, 16 de los 20
países reportaron verse afectados de una forma a raíz de la pandemia, siendo la
restricción a la movilización el principal problema, a pesar de que el sector
agropecuario fue exento de este tipo de restricciones. Esto afectó
principalmente la movilización de trabajadores hacia los puntos de trabajos en
diez países, lo que incluso provocó una menor disponibilidad de mano de obra en
Colombia, Guatemala, Honduras y México. De igual manera, nueve países
reportaron que dichas restricciones dificultaron el traslado de la cosecha a
los puntos de venta y acopio.
Los gobiernos nacionales han mirado con especial
preocupación la afección al sector agropecuario y el abastecimiento de
alimentos en el futuro, por lo que han implementado una serie de políticas
enfocadas al fortalecimiento del sector. A la fecha, diez países de la región
han habilitado nuevas líneas de crédito para el sector agropecuario y un igual
número de países han promulgado medidas de alivio financiero sobre créditos ya
existentes, como el diferimiento de pagos y la reducción en las tasas de
interés. Otras medidas se han enfocado en la digitalización de procesos y
obtención de certificados, mejoras logísticas y nuevas medidas de inocuidad
para minimizar las posibilidades de contagio en los sistemas de producción.
El impacto de estas medidas y las oportunidades que se
presentan para el sector dependerán de que tanto pueden los productores de
arroz de distintas escalas beneficiarse de estas medidas y las decisiones que
se vayan a tomar en materia de inversión, mercados e investigación. Como afirma
Alvaro Durant, Profesor del Departamento de Economía Agrícola y Agronegocios de
la Universidad de Arkansas, en E.E.U.U. y panelista del segundo foro, la
pandemia “ha aumentado la visibilidad del sector agrícola en la mayoría de
los países, lo cual es positivo si se tiene claro cuáles son las demandas y
necesidades”.
Una apuesta a la integración regional
Está claro que los efectos de la pandemia, en la medida que
esta perdure, afectarán al sector en el corto y mediano plazo, pero también se
presenta como una oportunidad para empezar a trabajar en mejoras estructurales
con una mirada en el largo plazo. La inversión en desarrollo y transferencia de
tecnologías para incrementar la competitividad del sector, mejoras en la cadena
de logística y distribución, mayor trazabilidad y tecnificación en los procesos
e inversiones en temas de inocuidad y sostenibilidad son algunos de las
estrategias propuestas por los panelistas y participantes de los foros como
estrategias para tener un sector más desarrollado, y a su vez más preparado
para futuras crisis.
La pandemia también se presenta como una oportunidad de
integración regional, un tema que resaltó Tabaré Aguerre, ex ministro de
Agricultura de Uruguay y panelista del segundo foro. “Desde una perspectiva
regional, es importante pensar de qué manera podemos utilizar las
plataformas [de integración regional], de salir de una mirada de
corto y mediano plazo en cuanto a la demanda de materiales genéticos y tratar
de pensar por dónde va a venir la demanda en el futuro… El concepto es partir
de nuestras ventajas comparativas, pero tratando de incorporar ventajas
competitivas, no solo en precios, sino que nos aseguren estándares de
sostenibilidad”.
El desarrollo de la pandemia y su impacto en el largo plazo es incierto, pero este primer diagnóstico nos deja lecciones aprendidas que se deben considerar para el desarrollo de acciones y medidas que ayuden a paliar los efectos inmediatos, así como también para ayudar a fortalecer el sector de manera sostenida en el tiempo. La pandemia reivindicó al arroz en la mesa de prioridades del sector agropecuario de la región, ahora el resto consiste en identificar las áreas a fortalecer en cada país para priorizar este cultivo, básico para la seguridad alimentaria de la región.
CIAT- COMUNICACIÓN- COLOMBIA