La cocina de Hilaria Valencia es el lugar de encuentro de un grupo de mujeres tumaqueñas que juntan sus manos, su sazón y su conocimiento tradicional para elaborar un novedoso y sabroso nugget de plumuda (plugged), pez de alto valor nutricional y de bajo costo que les sirve como materia prima.
Tanto la amistad como la Asociación de Mujeres Concheras de
Raíces del Manglar (Asoraizmanglar) –con cerca de 40 integrantes– surgieron en
el mangle, donde ellas solían encontrarse para conchar o extraer piangua, un molusco
tradicional del Pacífico colombiano que era su único sustento económico; pero
ahora, gracias a la capacitación y el trabajo conjunto con el Instituto de
Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la Universidad Nacional de Colombia
(UNAL), se volvieron expertas en transformar los alimentos.
Profesores y estudiantes de distintas disciplinas de la UNAL
se aliaron para participar en la “Convocatoria nacional para el fomento de
alianzas interdisciplinarias que articulen investigación, creación, extensión y
formación en la Universidad Nacional de Colombia 2019-2021 (Sede Tumaco)”.
Así iniciaron el trabajo de la mano de los profesores
Adriana Patricia Muñoz Ramírez –líder del grupo de investigación UN-ACUICTIO,
de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia– y Jairo Humberto López
Vargas, del ICTA, director del grupo Aseguramiento de la Calidad de Alimentos y
Desarrollo de Nuevos Productos.
Los investigadores identificaron que la actividad económica
de las mujeres era débil porque se centraba en conchar y a veces la piangua
escasea o se debe dar tiempo de veda por lo que debían parar por algunos meses
y esto repercutían en sus ingresos económicos, afectando su calidad de vida.
Con el ánimo de seguir apoyando a las integrantes de la
Asociación, el profesor López replicó una exitosa experiencia relacionada con
la elaboración de embutidos a base de pescado que ya se había probado en otra
región del país.
Aunque inicialmente se pensó utilizar dos tipos de pescado:
plumuda y carduma, poco a poco se dieron cuenta de que la carduma ya tenía un
alto valor comercial pues se empezó a exportar para elaborar harinas, por eso
se quedaron con la plumuda. Después, en un taller de marca que recibieron,
surgió el nombre del producto: Pluggets del Mar.
El valor agregado de los pluggets está en
la plumuda, que aunque tiene alto valor nutritivo no se aprovecha debidamente;
de hecho en época de abundancia se podían encontrar estos peces tirados en las
calles. Ahora las mujeres les dan valor comercial.
Del proyecto surgieron dos recetas: la del ICTA, con
condimentación comercial, y la de Asoraizmanglar, con sazón autóctona y sabor
tradicional. Así se promovió un diálogo de saberes.
El propósito inicial del proyecto era alimentar a los niños
de las escuelas de Tumaco y ahora se quiere extender a otros sectores, pero
para hacerlo realidad se necesita nueva sede para elaborar el producto, pues la
cocina de Hilaria se quedó pequeña, lo cual es un buen indicio del éxito de la
idea. En este momento buscan nuevas alianzas con entidades como la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Una nueva sede sería un logro del proyecto, ya que
evidenciaría que esta alianza no se quedó en lo académico, sino que fue capaz
de avanzar hasta el emprendimiento.