Con cerca de 1 millón de árboles plantados y conservados en 570 hectáreas entre 2009 y 2020, el programa “Más bosques para Medellín” se constituye en un proyecto bandera en el país en aumento de cobertura de bosque y recuperación de ecosistemas asociados en suelos degradados de zonas antes destinadas a ganadería.
Así se evidencia en la tesis “Restauración ecológica:
evaluación de modelos y factores en sitio en zonas degradadas por uso
agropecuario en Medellín, Antioquia” de Diana Carolina Becerra para optar al
título de magíster en Bosques y Conservación Ambiental en la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín; la investigadora forma parte de los
evaluadores del programa, y fue quien valoró la tasa de sobrevivencia de los
árboles.
“El proyecto es muy exitoso, es referente nacional por el
trabajo previo de caracterización de los predios y la integración de las
comunidades, y también porque utiliza un número importante de especies nativas
que se monitorean y se protegen a largo plazo, pues no se ganaría nada si se
plantan y se abandonan”, afirma.
El programa “Más bosques para Medellín” nació de la alianza
de la Secretaría de Medio Ambiente de la Alcaldía de Medellín, el Área
Metropolitana del Valle de Aburrá y la Corporación Autónoma Regional de las
Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare).
El profesor Luis Fernando Osorio, director de la tesis,
indica que desde 2013 la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín
monitorea y evalúa los índices de crecimiento, desarrollo, calidad y
sobrevivencia de estas plantaciones mixtas, en las que se han sembrado
individuos de entre 90 y 120 especies nativas.
“Este programa es pionero en Colombia, al plantar y
conservar casi 600 hectáreas con especies nativas. En Colombia la compensación
o mitigación con árboles en proyectos lineales (gasoductos, oleoductos, vías o
de infraestructura) deben contemplar como mínimo tres años de mantenimiento
para que perdure en el tiempo”, advirtió el docente.
Dos modelos de restauración
Por su parte, la estudiante Becerra explica que la
estrategia se seleccionó tras un diagnóstico del área a reforestar, según el
cual la principal causa de degradación del ecosistema está asociada con el uso
intensivo del suelo para ganadería, sembrado en algunos lotes con especies de
pasto mejorado como el kikuyo (Pennisetum clandestinum)”.
En el estudio se plantearon dos modelos de regeneración
natural asistida (RNA) que buscan imitar el proceso de formación natural del
bosque, desde un terreno sin vegetación.
Los dos modelos de restauración ecológica fueron el
RNA 1, con plantación de especies pioneras y secundarias intercaladas, y
el RNA 2, de plantación de especies pioneras, secundarias y tolerantes.
El profesor Osorio explica que en la técnica RNA, o de
plantaciones mixtas, los modelos o arreglos siembran especies pioneras como
yarumo plateado, que surgen en un claro del bosque cuando entra mucha luz y
agua; especies secundarias de maderas más finas que les basta estar expuestas
al sol; y tardías, de maderas mucho más finas como el comino.
Desde hace varios años, la Alcaldía de Medellín adquiere
predios en sectores estratégicos como áreas de influencia de la red
hidrográfica que abastece acueductos; la Reforestadora Integral de Antioquia
(RIA) opera el proyecto con la siembra y el cuidado de los árboles, y la UNAL
Sede Medellín evalúa estos sistemas con monitoreos bianuales.
La investigadora Becerra encontró altas tasas de
supervivencia a largo plazo en la mayoría de las especies nativas, propias de
los bosques húmedos premontano y montano bajo: “estas especies se han adaptado
bien, hay individuos de más de 15 m de altura (aliso, arboloco, drago y
alcaparro), han llegado aves, el impacto del proyecto es muy positivo”.
Así mismo, con asesoría del profesor Juan Carlos Salazar, del
programa de Estadística de la UNAL, implementó el método “análisis de
supervivencia” que se aplica en estudios médicos de largo plazo.
“Especies pioneras de altas tasas de supervivencia y
crecimiento compiten mejor con esos pastos, como árbol loco, drago, alcaparro y
quimulá. También encontramos resultados muy positivos en especies muy
importantes como el pino colombiano, el roble de tierra fría y el cedro de
altura, especies de más lento crecimiento amenazadas porque las han talado
mucho, ya que son apetecidas por su madera”.