jueves, 10 de diciembre de 2020

Programa de restauración ecológica da frutos en Medellín

Con cerca de 1 millón de árboles plantados y conservados en 570 hectáreas entre 2009 y 2020, el programa “Más bosques para Medellín” se constituye en un proyecto bandera en el país en aumento de cobertura de bosque y recuperación de ecosistemas asociados en suelos degradados de zonas antes destinadas a ganadería.

Así se evidencia en la tesis “Restauración ecológica: evaluación de modelos y factores en sitio en zonas degradadas por uso agropecuario en Medellín, Antioquia” de Diana Carolina Becerra para optar al título de magíster en Bosques y Conservación Ambiental en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín; la investigadora forma parte de los evaluadores del programa, y fue quien valoró la tasa de sobrevivencia de los árboles.

“El proyecto es muy exitoso, es referente nacional por el trabajo previo de caracterización de los predios y la integración de las comunidades, y también porque utiliza un número importante de especies nativas que se monitorean y se protegen a largo plazo, pues no se ganaría nada si se plantan y se abandonan”, afirma.

El programa “Más bosques para Medellín” nació de la alianza de la Secretaría de Medio Ambiente de la Alcaldía de Medellín, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare).

El profesor Luis Fernando Osorio, director de la tesis, indica que desde 2013 la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín monitorea y evalúa los índices de crecimiento, desarrollo, calidad y sobrevivencia de estas plantaciones mixtas, en las que se han sembrado individuos de entre 90 y 120 especies nativas.

“Este programa es pionero en Colombia, al plantar y conservar casi 600 hectáreas con especies nativas. En Colombia la compensación o mitigación con árboles en proyectos lineales (gasoductos, oleoductos, vías o de infraestructura) deben contemplar como mínimo tres años de mantenimiento para que perdure en el tiempo”, advirtió el docente.

Dos modelos de restauración

Por su parte, la estudiante Becerra explica que la estrategia se seleccionó tras un diagnóstico del área a reforestar, según el cual la principal causa de degradación del ecosistema está asociada con el uso intensivo del suelo para ganadería, sembrado en algunos lotes con especies de pasto mejorado como el kikuyo (Pennisetum clandestinum)”.

En el estudio se plantearon dos modelos de regeneración natural asistida (RNA) que buscan imitar el proceso de formación natural del bosque, desde un terreno sin vegetación.

Los dos modelos de restauración ecológica fueron el RNA 1, con plantación de especies pioneras y secundarias intercaladas, y el RNA 2, de plantación de especies pioneras, secundarias y tolerantes.

El profesor Osorio explica que en la técnica RNA, o de plantaciones mixtas, los modelos o arreglos siembran especies pioneras como yarumo plateado, que surgen en un claro del bosque cuando entra mucha luz y agua; especies secundarias de maderas más finas que les basta estar expuestas al sol; y tardías, de maderas mucho más finas como el comino.

Desde hace varios años, la Alcaldía de Medellín adquiere predios en sectores estratégicos como áreas de influencia de la red hidrográfica que abastece acueductos; la Reforestadora Integral de Antioquia (RIA) opera el proyecto con la siembra y el cuidado de los árboles, y la UNAL Sede Medellín evalúa estos sistemas con monitoreos bianuales.

La investigadora Becerra encontró altas tasas de supervivencia a largo plazo en la mayoría de las especies nativas, propias de los bosques húmedos premontano y montano bajo: “estas especies se han adaptado bien, hay individuos de más de 15 m de altura (aliso, arboloco, drago y alcaparro), han llegado aves, el impacto del proyecto es muy positivo”.

Así mismo, con asesoría del profesor Juan Carlos Salazar, del programa de Estadística de la UNAL, implementó el método “análisis de supervivencia” que se aplica en estudios médicos de largo plazo.

“Especies pioneras de altas tasas de supervivencia y crecimiento compiten mejor con esos pastos, como árbol loco, drago, alcaparro y quimulá. También encontramos resultados muy positivos en especies muy importantes como el pino colombiano, el roble de tierra fría y el cedro de altura, especies de más lento crecimiento amenazadas porque las han talado mucho, ya que son apetecidas por su madera”.