Este ecosistema, ubicado a 45 minutos de Tunja y colindante con los municipios de Toca, Pesca, Rondón, Viracachá y Siachoque (Boyacá), afronta disminuciones en su capacidad para capturar carbono orgánico, fundamental en la disminución de gases de efecto invernadero (GEI) y que contribuye a tener suelos con más nutrientes. Un estudio reciente evidenció que mientras algunas zonas del páramo secuestran hasta 370 toneladas por hectárea, otras solo pueden almacenar entre 10 y 20 ton/ha.
Los páramos son por excelencia lugares estratégicos para el
medioambiente y para la vida humana, pues son la fuente de agua para millones
de personas del país, y además son espacios que contrarrestan el impacto del
cambio climático, las altas temperaturas y el efecto de los GEI en la
atmósfera. Con un área cercana a los 3 millones de hectáreas, Colombia posee el
50 % de los páramos del mundo, y además existen 37 complejos
biogeográficos que se distribuyen por las cordilleras, la Sierra Nevada de
Santa Marta y el Nudo de los Pastos.
Aunque dichos ecosistemas están delimitados según las zonas
que los componen, todavía hay un tema que no está del todo claro, y son las
zonas en que pueden captar o no mayor cantidad de carbono orgánico, lo que
representa un beneficio para toda la vegetación y la vida del lugar, pues las
plantas crecen con nutrientes necesarios como nitrógeno, fósforo y azufre, los
suelos están más compactos y se retiene una mayor cantidad de agua.
Por esta razón, el investigador Pablo César Serrano Agudelo,
magíster en Geomática de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizó
una predicción de cuánto carbono orgánico había por hectárea en el páramo La
Cortadera, para lo cual utilizó bases de datos gratuitas de sensores remotos
que tienen imágenes satelitales del lugar, además de muestras de suelo
recolectadas y proporcionadas por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia (UPTC), y algoritmos de machine learning.
Para evaluar la zona de páramo, con el software de
programación Python se analizaron al menos 800.000 pixeles en 27 variables de
análisis, entre ellas topografía, temperatura, modelo digital de elevación y
diversos índices recopilados en los sensores remotos que registraban el estado
del terreno.
“Las zonas con mayor contenido de carbono son aquellas que
han sido menos intervenidas, esto quiere decir que no tienen tantas hectáreas
dedicadas a cultivos o con otros usos de los suelos; estas fueron las que
registraron valores de captura de carbono en un rango entre 10 y 20 toneladas,
en especial en una frontera agrícola con Toca”, asegura el magíster, cuyo
trabajo fue dirigido por el profesor Luis Joel Martínez, del Departamento de
Agronomía de la UNAL.
El investigador asegura que “este estudio ayuda a que la
delimitación de los páramos se haga de manera estratégica, teniendo en cuenta
las zonas que no deberían ser intervenidas, y evidenciando que se tienen
alturas por encima de los 3.000 msnm que son puntos de protección y
conservación, pero hay cultivos e intervención humana que dificultan la
estimación del carbono capturado por estos ecosistemas”.
En este contexto, la Corporación Autónoma Regional de Boyacá
(Corpoboyacá) indicó hace algunos años que los páramos de esta región serían
los primeros en los que se implementen los “bonos de carbono”, un método de
compensación para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, adquiridos
por los países y empresas que más los producen y en los que es clave determinar
qué zonas tienen más pronunciada esta problemática.
Gracias a la IA y al machine learning, dos
algoritmos, uno de bosques aleatorios y otro de redes neuronales artificiales,
predijeron hasta en un 65 y 70 % la captura por hectárea y zona del páramo
de La Cortadera. Estos valores son equivalentes a los registrados en
investigaciones anteriores en otros páramos, por lo que los resultados son
prometedores y sientan un punto de partida para futuros proyectos y para
diseñar políticas públicas mejor enfocadas.
Por último, el magíster asegura que “en otros ecosistemas de
este tipo se han registrado valores de captura de hasta 700 ton/ha, por lo
que se necesitan más estudios que clasifiquen las zonas en donde se ha perdido
esta capacidad”.