miércoles, 28 de julio de 2021

Mosquitos y zancudos, predictores de la calidad del agua de ríos bogotanos

 A medida que Villapinzón (Cundinamarca) tiene mayor interacción con las zonas urbanas, aumenta la contaminación de las aguas del río Bogotá, y lo mismo ocurre con el área urbana de la capital y el río Fucha. Así lo evidenció un estudio sobre las poblaciones de moscas, mosquitos y zancudos identificadas en estos sectores.

La profesora Ligia Inés Moncada Álvarez, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, explica que los dípteros son un grupo muy grande e importante de insectos que tienen un rango de supervivencia tan amplio que con el estudio de su abundancia, riqueza y diversidad es posible estimar la calidad del agua de ríos, quebradas o ciénagas, lo cual se conoce como bioindicación.

La investigación adelantada por el biólogo John Freddy Rodríguez Rodríguez en el marco de la convocatoria de Colciencias “Jóvenes investigadores”, colectó 13.690 dípteros pertenecientes a 10 familias y 40 géneros.

Este trabajo analizó la riqueza y la diversidad de los dípteros, identificados por género, en las cuencas altas de los ríos Bogotá y Fucha, tanto en el periodo de lluvias como en la época seca.

Al respecto, el profesor Gabriel Antonio Pinilla Agudelo, del Departamento de Biología de la UNAL, menciona que en cada uno de estos ríos se seleccionaron tres tramos (alto, medio y bajo) ubicados en sus cursos altos, con diferentes condiciones de cobertura vegetal y de afectación por actividades humanas y separados por distancias que variaron entre 1 y 2,6 km.

Captura y muestreo

El biólogo Rodríguez relata que para muestrear la mayor cantidad de hábitats y obtener la mayor riqueza de taxones (grupo de organismos de determinada clasificación taxonómica) se utilizaron tres métodos: la colecta con red Surber, la cual se ubicó a contracorriente a 30 m de profundidad; la red de mano, que se utilizó en rocas grandes del borde del río; y el lavado de rocas, recolectando 5 rocas medianas en cada tramo, que se pusieron sobre bandejas esmaltadas y se realizó un lavado con etanol al 70 %.

Las muestras se conservaron en frascos esterilizados y se trasladaron al Laboratorio de Entomología Médica (Lemun) de la Facultad de Medicina de la Universidad.

Además de obtener la muestra de los organismos se midieron variables hidrológicas (caudal, pendiente y velocidad de la corriente), físicas y químicas (pH o acidez, presencia de nitratos, nitritos y fosfatos).


Para las pruebas bacteriológicas se colectó agua en frascos para analizar las poblaciones de coliformes fecales, un tipo de bacterias presentes en las heces de los humanos y los animales que sirven como indicador de contaminación del agua y de los alimentos; y con respecto a otras variables de calidad del agua se tuvieron en cuenta la demanda biológica de oxígeno y la demanda química de oxígeno.

Gran diversidad

En total se colectaron 13.690 larvas de dípteros pertenecientes a 10 familias y 40 géneros. En aguas altas se registraron 39 géneros, 28 de los cuales se encontraron en el río Fucha y 28 en el río Bogotá. De estos, 17 géneros fueron comunes (43,5 %) a los dos ecosistemas. En aguas bajas se hallaron 28 géneros, 23 de ellos en el río Fucha y 22 en el río Bogotá.

Las familias más abundantes fueron Chironomidae (mosquitos no picadores), con 11.176 individuos (81,6 %), seguida de Simuliidae o moscas negras con 2.261 (16,5 %) y Blephariceridae o mosquitos de alas de red con 86 (0,6 %).

El biólogo Rodríguez señala que un género indicador de agua contaminada tiende a ser más abundante en ese tipo de aguas, de la misma manera que otro género indicador de buena calidad es más abundante en los puntos altos. En la investigación, el último punto más contaminado se ubicó en cada uno de los dos ríos justamente al borde del perímetro urbano.

“En esos puntos las poblaciones de Chironomidae –asociadas con aguas contaminadas– fueron más abundantes, mientras que en las partes altas son más nutridas las poblaciones de Blephariceridae, asociadas con buena calidad de agua”, agrega.

Los investigadores destacan la importancia de realizar monitoreo constante y periódico de las comunidades biológicas de organismos acuáticos, como los dípteros, con el fin de aportar a la toma de decisiones que busquen mantener y mejorar la calidad del agua, pues de estas fuentes se abastecen varios acueductos municipales y veredales.







miércoles, 21 de julio de 2021

Microorganismos que crecen en rocas podrían vivir en Marte

 Un estudio identificó bacterias endolíticas (microorganismos rocosos) capaces de crecer en tres tipos de minerales (cuarzo, feldespato y calcita) en Villa de Leyva (Boyacá) y Pescadero (Santander), zonas similares a algunas regiones de Marte, en las que también se ha registrado la presencia de estos minerales.

“Aunque Marte tiene zonas mucho más secas y una mayor radiación de rayos ultravioleta (UV), las zonas de estudio en Colombia son semiáridas y con un flujo de radiación relativamente alto, lo que quiere decir que si aquí en la Tierra esos microorganismos pueden crecer dentro de la roca donde tienen protección UV, muy posiblemente también se puedan detectar en el planeta rojo”.

Así lo asegura el geólogo Julián Andreas Corzo Acosta, magíster en Ciencias – Geología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien siempre ha estado interesado en relacionar los aspectos geológicos con los biológicos, y vio en la investigación un aporte para entender si estamos o no solos en el universo.

Según el investigador, este hallazgo ayudaría a las próximas misiones espaciales que buscan vida en ese planeta, a localizar lugares donde haya concentraciones de estos minerales.

Agrega que “desde mi trabajo de pregrado quise saber si en tres tipos de rocas del área de Villa de Leyva, que es árida, podían sobrevivir bacterias endolíticas. Allí vimos que había una gran cantidad de bacterias cultivables que habitan en esos sustratos rocosos”.

Ya en su trabajo de maestría, quiso restringir la disponibilidad de elementos químicos en las rocas, por lo que se dedicó a estudiar los tres minerales más comunes en toda la Tierra (cuarzo, feldespato alcalino y calcita) para asegurarse de que las bacterias que habitan allí, de alguna manera, se alimentaran de esos elementos como su única fuente de nutrientes.

“Se encontraron bacterias cultivables que podían crecer dentro de esos minerales, y aunque aún es una incógnita saber si se alimentan de ellos o no, es interesante saber que tres minerales puros con elementos químicos muy restringidos (carbonato de calcio para la calcita, aluminio, silicio y potasio parael feldespato alcalino, y silicio para el cuarzo) podían de alguna manera permitir el crecimiento de bacterias que viven dentro de estos tres minerales”, subraya.

Bacterias con importancia biológica

Las bacterias endolíticas son microorganismos muy importantes a nivel de metabolismo, ya que algunos de ellos se pueden alimentar de los elementos que contienen los minerales y las rocas.

Por ejemplo, algunas bacterias pueden oxidar el hierro y obtener de allí una fuente de energía; otras pueden aprovechar la materia orgánica dentro de los minerales, y otras simplemente optan por alojarse en rocas traslúcidas que permiten el paso de los rayos del sol para hacer fotosíntesis.

“Aunque los estudios sobre posibles usos industriales de estas bacterias aún se encuentran en desarrollo, se ha detectado, por ejemplo, que algunas de estas son capaces de capturar una gran cantidad de dióxido de carbono, algo que se ha planteado como una solución localizada para el cambio climático, pues en regiones con grandes cantidades de dióxido de carbono estas bacterias podrían capturarlo, metabolizarlo y dejar el carbono orgánico en la tierra”, detalla el magíster de la UNAL.


Metabolismo de las bacterias

En el laboratorio se realizó una técnica de cultivo de bacterias, en el cual se observó cómo es su metabolismo, qué condiciones pueden tolerar, qué tan adaptables son al estar expuestas en el laboratorio, entre otros factores.

“Realizamos unos análisis geológicos para saber de qué estaban hechos los minerales. Para esto hice una sección delgada, que es un procedimiento mediante el cual se corta la roca o el mineral de forma que quede muy fina, se coloca en un microscopio petrográfico y ahí se pueden ver las propiedades de la roca o el mineral, según la cantidad y agrupación de minerales que forman la roca”, describe el magíster.

Agrega que “también se usó un método de fluorescencia de rayos X, que permite identificar los elementos mayores que tienen los minerales, y con la que se pudo determinar que, por ejemplo, la calcita estaba hecha en un 99 % de carbonato de calcio, que el feldespato alcalino tenía en su mayor proporción silicio, aluminio y potasio, y que el cuarzo tenía un 97 % de silicio y tasas menores de otros elementos.





viernes, 16 de julio de 2021

¡Fisiología a la escuela! estrategia pedagógica para la educación básica

 Una herramienta pedagógica diseñada y elaborada de manera conjunta con estudiantes de secundaria de la Institución Educativa Departamental Ignacio Pescador, en Choachí (Cundinamarca), incrementó su interés por comprender distintos aspectos de la fisiología humana.

“Esta subrama de la biología estudia y analiza las funciones de los sistemas vivos, como los seres humanos, es decir, cómo funciona el cuerpo, desde los mecanismos moleculares dentro de las células hasta las acciones de tejidos, órganos y sistemas, y cómo el organismo en conjunto lleva a cabo tareas particulares esenciales para la vida”.

Así lo explica la profesora Diana Alexandra Bohórquez Jiménez, magíster en Fisiología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien asegura que “como educadora física, uno de mis objetivos es conocer el cuerpo humano, por eso mi propuesta permite que los estudiantes también lo conozcan de manera integral, a pesar de los vacíos en cuanto a algunas temáticas relacionadas en el colegio”.

El proyecto se basó en la metodología de investigación acción participativa, que incluyó a 15 jóvenes de los cursos de noveno, décimo y once de la Institución Educativa Departamental Ignacio Pescador.

La investigadora realizó primero un diagnóstico que permitiría ver los puntos de vista de los participantes en cuanto a la temática. Para esto, aplicó encuestas a estudiantes de los mismos cursos de tres colegios (uno urbano y dos rurales) de Choachí.

“Las encuestas incluyen cinco preguntas: ¿Ha escuchado antes el término fisiología? ¿Qué entiende por fisiología? ¿Qué partes del cuerpo le gustaría conocer? ¿Qué tipo de pruebas quisiera realizar en clase? y ¿Qué pregunta quisiera hacerle a la fisiología?

Posteriormente se analizaron y seleccionaron los datos obtenidos a través de las encuestas para crear un banco de preguntas que permitieran entender los procesos fisiológicos que se dan en cada situación particular.

La investigadora explica que “con los estudiantes hicimos la selección final de las preguntas y pasamos a la siguiente fase, que consistió en responderlas. Por la pandemia fue un poco complejo encontrarnos presencialmente, por lo que programamos dos visitas presenciales al laboratorio de la UNAL, donde pudieron participar de diferentes procesos y experimentos que les ayudarían a responder las preguntas planteadas”.

En cartilla

El libro comprende 15 preguntas como ¿por qué menstrúan las mujeres?, ¿por qué se nos eriza la piel?, ¿por qué cuando alguien nos hace cosquillas nos reímos, pero si uno se las hace  no?, ¿por qué cuando lloramos nos salen lágrimas? ¿por qué nos cambia la voz? o ¿qué le pasa a nuestro hígado cuando tomamos alcohol?

La docente señala que “uno de los principales aprendizajes que deja esta experiencia es que los jóvenes se pueden interesar por cosas diferentes, aunque creamos que no. En la educación de ahora hace falta que les expliquemos a los jóvenes las cosas como nos hubiera gustado que nos las explicaron a nosotros”.

Agrega que “una de las claves del éxito en esta experiencia –que se puede replicar en cualquier otro curso o materia– tiene que ver con la eliminación de la barrera profesor-estudiante, con el manejo de un discurso desde el trabajo en equipo, una comunicación el en idioma de los jóvenes, un ambiente flexible y con la libertad de que los estudiantes puedan expresarse y proponer en cualquier momento del proceso”.

 





 





lunes, 12 de julio de 2021

Espinaca y lechuga descontaminarían agua en estanques piscícolas

 Estas dos plantas, usadas en un sistema acuapónico para el cultivo de tilapia, lograron disminuir elementos contaminantes como amoniaco, nitrito y nitrato presentes en el agua, en un 85, 97 y 69 % respectivamente.

Además el sistema mostró que es más eficiente que el monocultivo, pues mientras que para el sistema tradicional se usaron casi 300 m3 de agua, en el acuapónico bastaron solo 60 m3, lo que representa un ahorro del 93 % en el uso de agua.

Estos son algunos de los principales resultados de una investigación, socializada por el ingeniero acuícola Manuel Martín Mariscal, magíster en Ciencias y docente de la Universidad Estatal de Sonora (México), uno de los invitados al Simposio de Acuicultura Sostenible organizado por la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

“Nuestro objetivo era desarrollar un cultivo de tilapia negra, espinaca de agua y lechuga bajo un sistema acuapónico, para evaluar la calidad del agua del efluente y determinar si con la integración de estos dos cultivos vegetales se logra reducir la contaminación ambiental por la producción de tilapia”, detalló.

Para el estudio se usaron 6 tanques circulares para el cultivo de tilapia, acoplados para el sistema acuapónico, en el cual el agua pasa a tres camas rectangulares rellenas de grava y arena para el cultivo de espinaca de agua, y luego a otras tres de lechuga.

El agua proveniente de los tanques se recolectaba en una fosa y luego se bombeaba nuevamente hacia los tanques con tilapia, generando un circuito cerrado bajo un sistema de recirculación de agua.

“Contratamos este sistema con un cultivo de tilapia en un sistema de monocultivo, es decir que en unos tanques teníamos solo las tilapias con recambios normales de agua como se hace en una granja comercial”, explica el ponente.

Agrega que “durante el proceso se monitorearon dos veces al día el oxígeno, la temperatura, el pH y la conductividad eléctrica, tanto en los tanques con tilapias como en las camas con lechuga y espinaca. También se monitoreó el nitrógeno en forma de amoniaco, de nitrito, nitrato y los sólidos suspendidos, lo cual se hacía una vez al día, una vez por semana”.

La cama de espinaca redujo en un 41 % el amoniaco presente en el agua, la cama con lechuga lo redujo en un 37 %, y juntas disminuyeron la concentración de amoniaco en el sistema de cultivo en cerca de un 85 %. Así mismo, juntos lograron disminuir en un 97 % el nitrito y en un 69 % el nitrato.

También se logró disminuir el 93 % de los sólidos generados en los tanques con tilapia, a través de los sustratos usados tanto en la cama de espinaca como en la de lechuga, y con este sistema las tilapias lograron un tamaño superior al 88 % frente al método de monocultivo.

Contaminación en la acuicultura

Cerca del 90 % de la contaminación en la acuicultura se da por compuestos nitrogenados que provienen del alimento usado para engordar a los organismos.

Un estudio de 2005 estimó que 51.000 hectáreas de cultivo de camarón arrojaban al ambiente una cantidad de nitrógeno equivalente a la que producían 1.657.991 personas, y una cantidad de fósforo igual a lo que genera una población de casi 2 millones de personas.

Nitrógeno y fósforos son los principales nutrientes generados en el agua a través del alimento balanceado agregado a los organismos en cultivo (pez, camarón, trucha y tilapia, entre otros). “Parte de ese alimento no se consume y cae al fondo de los estanques o fondos marinos, donde se va degradando desde las 2 horas y se empieza integrar al fondo. Además la orina de los peces tiene una base nitrogenada, por lo que junto a sus heces y alimentos no consumidos van generando una acumulación de nitrógeno y fósforo en el sistema”, explica el magíster.

Mediante la mineralización del nitrógeno este va teniendo una transformación biológica, de tal forma que del nitrógeno molecular se descompone en amonio ionizado y amoniaco; este último en bajas concentraciones puede llegar a ser sumamente tóxico para los organismos en cultivo, y también se transforma en nitrito, otra especie nitrogenada tóxica para los peces.

“La contaminación generada afecta directamente la calidad del agua o del cultivo, y para poder llevarlo a buen término necesitamos mantener la calidad, mediante los recambios de agua, es decir cambiar la contaminada por limpia”, recomienda el investigador.







viernes, 9 de julio de 2021

Abejas escogerían el mejor néctar por el color de las flores

 Por medio del aprendizaje de los colores, las abejas del género Apis mellifera africanizadas tienen la capacidad de seleccionar la flor que les ofrece el mejor recurso a su alrededor para recolectar su alimento, con lo cual evidencian que “pueden tomar decisiones económicas” en el mercado floral.

La percepción del color en estos insectos no es igual a la de los humanos, ya que para ellas está en constante cambio, a medida que se van acercando a la flor.

Así lo demuestra la investigación del biólogo Juan Carlos Hernández Peña, magíster en Ciencias - Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien siempre estuvo interesado en la cognición en animales y el uso de la información en tareas como la toma de decisiones.

El trabajo del magíster consistió en hacer que más de 300 abejas, previamente marcadas e identificadas, llegaran a una zona experimental, la cual debían reconocer motivadas por alimento que, en este caso, se trataba de soluciones azucaradas que imitaban el néctar.

En el lugar, ubicado en el apiario del Departamento de Biología de la UNAL, se utilizaron parches de flores artificiales en los que se controló la distancia entre estas, su forma, la densidad de cada tipo floral y el volumen de solución azucarada ofrecido.

“Las abejas atienden a un sistema central de forrajeo que hace que salgan de la colonia en búsqueda de alimento, si encuentran algo rentable lo toman y vuelven a la colmena para depositarlo, pero luego vuelven al mismo sitio para seguir aprovechando el recurso”.

El investigador explicó que él y su equipo buscaban evaluar esa capacidad de tomar decisiones por parte de estos insectos, las cuales resultan más elaboradas frente a las reportadas en especies más complejas.

“En términos humanos, es como si una persona tuviera la opción de ir a la tienda A o la B, las cuales, aunque tienen fachadas similares, ofrecen diferentes productos, y el individuo escoge según la mayor oferta”, detalla.

Sin embargo, dicho comportamiento puede generar que estos insectos favorezcan a unas plantas más que a otras, influyendo en una polinización selectiva y no homogénea de todas las flores.

Memoria olfativa y de color

Dentro de la colmena las abejas tienen una distribución de labores, como las responsables de salir a forrajear (buscar alimento), una actividad que es realizada por los individuos que ya han alcanzado la primera mitad de su vida.

Una abeja puede hacer un muestreo e ir a varios sitios en poco tiempo, por ejemplo, al salir de la colmena pueden forrajear en un radio de 4 km.

“Ellas tienen la capacidad de generar memoria olfativa y de color, y cuando una abeja sale a explorar y se queda en un sitio específico al que vuelve en otra exploración, es porque ya reconoce el recurso. Ella puede aprender y recordar a dónde ir, lo que les permite no tener gasto de energía mientras vuela de forma errante buscando la mejor flor”, describe el magíster de la UNAL.

Aunque todas las flores ofrecen los mismos recursos, ya sea de néctar o de polen, no todas tienen la misma concentración, por lo que las abejas aprenden el color de la planta para la selección y preferencia en su tarea de recolección de alimento.

“Si el estudio se hubiera hecho con otros insectos, como las mariposas, no hay garantía de que vuelvan otra vez, cosa que sí hacen las abejas por su sistema central de forrajeo, y esta es una de las razones por las cuales estas son un agente de polinización favorable para el ecosistema, ya que vuelven al lugar donde encontraron una buena fuente de alimento con una oferta superior al resto”, destaca el investigador.







martes, 6 de julio de 2021

“Cultura y ciencia oceánica se deben fomentar desde la educación temprana”

El estudio de los océanos se debe incluir en los currículums escolares para que los niños y jóvenes conozcan a profundidad el territorio marítimo y las fortalezas y capacidades que tiene el país en este campo.

También es importante que la formación de los docentes no solo esté enfocada en un futuro profesional en las grandes ciudades del país, sino también en las zonas costeras, que requieren más de estos profesionales para que los jóvenes de las mismas comunidades tengan desde temprano instrucción en el campo científico y del mar. 

Estas fueron algunas de las principales conclusiones que dejó el primer encuentro de “Juventud océano 2021: Retos en formación, investigación y oportunidades laborales”, un espacio promovido por la Dirección Nacional de Investigación y Laboratorios de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

“Todas las economías y la posibilidad de permanecer en el planeta están en ese 75 % equivalente al mundo marítimo, lo que hace urgente que nos involucremos más con lo que ocurre allí. Hay sistemas que no conocemos, hay recursos que podemos utilizar, y la participación de los jóvenes es crucial”, destaca el Profesor José Ernesto Mancera, director Nacional de Investigación y Laboratorios de la UNAL.

Ciencia por y para las comunidades

Según la investigadora Camila Forero, magíster en Biología Marina, Biodiversidad y Conservación de la Universidad de La Laguna, en Islas Canarias (España), “no solo se debe hacer ciencia e incluirla en la toma de decisiones, sino que también esta se debe extender a las comunidades y a su beneficio”.

Señala además que “tendemos a trabajar en las ciencias porque nos gusta, pero la misión aprendida en la formación profesional y de posgrado es el compromiso con las comunidades, que nos llama a llevarles la ciencia, a que se traduzca en resultados inmediatos para su beneficio y el de nuestro medioambiente”.

Agrega que “es indiferente el número de artículos o publicaciones que los investigadores realicen, pues lo realmente valioso es la transmisión del conocimiento, que es lo que hace que se generen cambios”.

Carreras con enfoque de oportunidades

Para Natalia Rincón Díaz, bióloga de la Universidad El Bosque y magíster en Ciencias y Biología Marina de la UNAL, “la formación en las carreras asociadas con las ciencias del mar deben estar enfocadas en las oportunidades y en la búsqueda de ellas, pues en ocasiones los  egresados no saben dónde comenzar su vida laboral o a dónde tocar puertas para una beca o un proyecto”.

“No se puede desconocer que tanto en pregrado como en posgrados existe una falencia, que es la no materialización, escritura y formulación de proyectos de investigación. Generalmente esto lo aprendemos cuando ya estamos trabajando, y debemos empezar a escribir proyectos y a conseguir recursos. El hecho de saber formularlos, no solo escribir la parte técnica sino entender y desglosar la parte presupuestal, es algo que se debe fortalecer en la formación de los jóvenes de este campo de la ciencias del mar”.

A propósito del tema, el ingeniero biológico Daniel Felipe Bernal Glen señala que “hace falta más inversión por parte de las autoridades y el Estado para fortalecer la parte investigativa, pues hay muchas áreas en las que se pueden adelantar proyectos y profundizar en el conocimiento de los mares”.

“El Caribe colombiano ha sido poco estudiado y publicado. En este momento hay una gran oportunidad para estudiarlo y crear nuevas estrategias de manejo, oportunidad de conservación, creación de áreas protegidas y otros aspectos que solo pueden venir del conocimiento de nuestros mares, pues si no conocemos lo que tenemos no podemos protegerlo ni gestionarlo adecuadamente”, concluye el especialista.









sábado, 3 de julio de 2021

UNAL Sede Orinoquia vincula a migrantes en proyecto de reciclaje

 Con el proyecto “Fronteras verdes, conciencia ambiental e inclusión social”, financiado por la Embajada de Francia y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia vincula directamente a 2.130 venezolanos (533 hogares), quienes regularmente centran sus actividades en el reciclaje, convirtiendo el material desechado en materia prima para su posterior uso.

Por medio del reciclaje, el proyecto busca recolectar 30 toneladas semanales de residuos aprovechables, los cuales generan ingresos para la población beneficiaria y se constituye así en una estrategia de economía circular, bandera de la UNAL Sede Orinoquia.

Según datos del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS) del municipio de Arauca 2017-2028, la región genera unas 295 toneladas de residuos sólidos por semana, es decir 1.281,95 toneladas mensuales, el 73 % de las cuales corresponde a residuos orgánicos, 2,31 % a plásticos, 1,21 % a vidrio, 1,72 % a cartón y 0,10 % a aluminio, entre otros materiales.

La capacitación a la población venezolana vulnerable y el aprovechamiento de residuos sólidos representan nuevas oportunidades para los migrantes que transitan a diario por las carreteras del municipio de Arauca, lo que ayudaría a disminuir la mendicidad y la xenofobia en la región.

La iniciativa –adelantada desde el proceso misional de Extensión de la UNAL Sede Orinoquia– nació también como una forma de responder a las necesidades nutricionales y de seguridad alimentaria de los migrantes, por medio de acciones que promuevan la resiliencia, aplicando un enfoque de nexo entre el desarrollo humanitario y la paz (HDP), y contribuyendo a crear una visión a largo plazo.

Mediante este proyecto, la UNAL contribuye a mejorar la calidad de vida de familias migrantes compuestas en su mayoría por niños y adolescentes, mujeres embarazadas o lactantes, madres solteras, mujeres transgénero y población de tercera edad o con discapacidades. También se fomenta la integración socioeconómica por medio del fortalecimiento de modelos de negocio vinculados al aprovechamiento del flujo de residuos reutilizables en el departamento de Arauca.

Espacios comunitarios

Las actividades del proyecto están encaminadas a crear espacios de formación y capacitación en manejo de residuos orgánicos e inorgánicos, con los cuales los participantes producen alimentos inocuos para la seguridad alimentaria y nutricional de su comunidad. Hasta hoy se ha delimitado y están en proceso de elaboración cinco espacios comunitarios que incluyen una huerta comunitaria y un vivero de propagación de especies hortícolas, ornamentales y forestales.

También se abrirán oportunidades de capacitación en temas relacionados con emprendimiento, seguridad alimentaria y nutricional, alimentación sana y hábitos de higiene saludables, además de otros temas transversales relacionados con la ruta de atención integral para víctimas de violencia sexual basada en género (VSBG) y atención a población en condición de discapacidad, con el fin de que conozcan los derechos que los cobijan por ley.

Para lograr un mayor impacto y contribuir con la integración social, actualmente se adelanta el montaje de una planta piloto de manejo de residuos orgánicos, ubicada en un colegio del área urbana del municipio de Arauca. Esto como un escenario de aprendizaje académico que impulsa la transferencia de conocimientos.