martes, 14 de junio de 2022

Adenovirus y lluvias, una relación que se debe vigilar

 El regreso a la normalidad ha traído de vuelta virus e infecciones que ya no se tenían tan presentes, y aunque en este momento se ha presentado un leve incremento de casos nuevos de COVID-19, los más nombrados por estos días son los adenovirus, que han reaparecido causando resfriados, gastroenteritis, bronquitis o neumonía y encefalitis (infección del sistema nervioso central).

El grupo de los adenovirus fue descubierto en 1953 por el virólogo estadounidense Wallace Rowe, quien estudiaba las células de las amígdalas y de los tejidos ubicados entre la nariz y la garganta cuando notó que algo estaba dañando las células que recubren la piel, los vasos sanguíneos y los órganos, por lo que decidió indagar un poco más sobre el asunto y encontró esta particular infección que da a pie a otras enfermedades.

El médico pediatra e infectólogo Germán Camacho Moreno, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que existen 57 serotipos (microorganismos infecciosos) de adenovirus, clasificados en 7 grandes grupos: A, B, C, D, E, F y G.

“Algunos de ellos son más frecuentes que otros, como por ejemplo los serotipos 40 y 41 del grupo F, que se asocian con casos de gastroenteritis pediátrica. Estos cuadros pueden ser graves y requerir hospitalización, sobre todo en menores de dos años”.

Aunque los adenovirus afectan a personas de todas las edades, son más frecuentes en niños menores de 5 años. Los bebés y las personas con sistemas inmunitarios débiles tienen mayor probabilidad de presentar problemas graves.

¿Cómo se propagan los adenovirus?

“Los adenovirus se encuentran distribuidos en todo el mundo y tienen un comportamiento estacional; en países como Colombia, donde no hay estaciones, son más frecuentes en la época de lluvia, es decir de marzo a junio”, asegura el pediatra.

Además, hay que tener en cuenta que en este momento el país afronta el fenómeno de La Niña, por lo que el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) estima que las lluvias se extenderán por lo menos hasta agosto, sobre todo en las regiones Andina, Caribe y Pacífica.

Las constantes lluvias y las bajas temperaturas promueven un incremento en la aparición de enfermedades respiratorias agudas. En ciudades como Bogotá, los virus que más influyen en los cuadros respiratorios de los niños son: sincitialadenovirus y parainfluenza.

Para ninguno de estos existe vacuna, por lo que solo se previenen mediante prácticas como el lavado de manos y el uso de tapabocas, además de procurar el aislamiento, y sobre todo consultar al médico ante síntomas respiratorios persistentes.

“Cuando una persona tiene una infección respiratoria –como gripa, tos o faringitis–, al toser, estornudar, hablar, reír o cantar, expulsa pequeñas gotas con el virus, imperceptibles al ojo humano, pero que pueden desplazarse entre 1 o 2 m provocando el contagio a través de ojos, nariz y boca”.

¿Me puede contagiar mi mascota?

Aunque algunas personas creen que los perros y los gatos se pueden contagiar de algún adenovirus y contagiarnos –duda que también se generaba con el COVID-19–, el médico Camacho afirma que “sí se pueden presentar casos de adenovirus en algunos animales, pero estos realmente no se consideran como una zoonosis (enfermedad que se transmite de animales a humanos) importante”.

“Las grandes epidemias de adenovirus se presentan por el contacto entre humanos, las aglomeraciones y los ambientes mal ventilados, por lo que el contacto con mascotas no es una vía de transmisión relevante”, explica.

El cuidado de todos es primordial, es una época del año en la que se presentan muchas infecciones, por lo que es prudente seguir teniendo medidas de precaución y vencer al virus de la manera más efectiva posible: impidiendo que se propague.






Granja Sembrando Inclusión echa a andar en Arauca

 La primera granja adaptada a las condiciones diferenciales de la población en condición de discapacidad entró en funcionamiento en el municipio de Arauquita, y garantizará la seguridad alimentaria y nutricional de 280 personas.

En un trabajo conjunto entre la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) se diseñó e implementó esta iniciativa, referente de inclusión laboral y educativa en la región.

Según el último reporte del DANE (2020), Arauca tiene una población de 7.940 personas con condiciones diferenciales motoras y cognitivas, las cuales presentan dificultades para acceder a la educación, formación para el trabajo y oportunidades laborales.

Además, un porcentaje significativo de la población con discapacidades motoras está relacionada con el conflicto armado y las mutilaciones por artefactos explosivos.

Reportes del Instituto Nacional para Ciegos (INCI) indican que Arauca presenta pocas alternativas para la inclusión de las personas en situación de discapacidad, un grupo poblacional cuya mayoría es de escasos recursos económicos, lo cual les impide generar algún proyecto productivo que ayude a subsanar sus necesidades. Por ejemplo, señala que el 90 % de sus afiliados no tienen trabajo o alguna fuente de generación de ingresos.

Ana María Romero Hernández, coordinadora del proyecto “Sembrando Inclusión”, explica que la Granja cuenta con un galpón de gallinas ponedoras y huertas agroecológicas adaptadas a las condiciones diferenciales –cognitivas, físicas o sensoriales–, incluyendo, por ejemplo, senderos para las personas con movilidad reducida de la Asociación Capacidades Sin Límites de Arauquita.

También cuenta con una escuela de campo en la que se ofrecen sesiones de formación en sistemas productivos.

“Este espacio de aprendizaje para la población con capacidades diferenciales es un apoyo para los cuidadores, ya que produce alimentos inocuos e ingresos económicos”, explica la coordinadora Hernández.

Lo anterior significa una gran oportunidad para garantizar la alimentación de las 280 personas que forman parte de la iniciativa, y además generar excedentes económicos mediante la comercialización.

Julio César Soto, ingeniero agrícola del proyecto, menciona que “la Granja significó un reto en términos de inclusión considerando los diferentes tipos de discapacidad de los beneficiarios, pero logramos consolidar un espacio ideal acorde con sus capacidades diferenciales y nos enorgullece ver que pueden producir sus alimentos y generar ingresos para sus familias”.

La Granja Sembrando Inclusión se está fortaleciendo en el marco del Co-Laboratorio de Innovación Social (Co-LabIS) de la Dirección Nacional de Extensión, Innovación y Propiedad Intelectual de la UNAL, de la mano de cada una de las unidades de Extensión de las sedes y en articulación con el Observatorio de Inclusión Educativa para Personas con Discapacidad, construyendo estrategias que permitan disminuir las brechas sociales y de acceso a la educación superior presentes en esta población.