miércoles, 3 de abril de 2024

La energía nuclear está creciendo en el mundo y Colombia aún no está preparada

 Aunque desde hace 60 años en Colombia hay un reactor nuclear para labores de investigación, su funcionamiento es desconocido, y de hecho el rol que puede jugar esta energía en el país también, un campo que ha vuelto a estar en auge en el mundo y que a futuro podría traer un amplio desarrollo de radiofármacos (compuestos para diagnóstico y tratamiento de enfermedades), además de abastecer de electricidad a todas las regiones y disminuir la huella de carbono y su contaminación.

En 2012, mediante el Decreto 0381, el Gobierno nacional le asignó al Ministerio de Minas y Energía la competencia para adoptar la Política Nacional de Energía Nuclear y Materiales Radioactivos; sin embargo hoy no existe tal política, y hasta este año se llevará al Congreso la propuesta para generarla, teniendo en cuenta las necesidades energéticas del país: en donde el carbón va de salida, hay problemas con las reservas de gas, y es complejo seguir dependiendo de la energía hidroeléctrica cuando hay fenómenos ambientales como El Niño.

Por otro lado, desde la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín se está pensando en abrir un posgrado en reactores nucleares, un campo que, como asegura el profesor David Galeano, de la Facultad de Minas, dará de qué hablar en Colombia, y en el cual es de vital importancia tener profesionales que puedan atender la demanda de un campo que está en el olvido, aunque desde 1965 tiene un reactor en el corazón de Bogotá.

¿Pero qué es la energía nuclear? En una emisión del programa de ABC, de Periódico UNAL, el profesor Galeano aseguró que esta se produce cuando se rompe el núcleo del uranio, más específicamente de su isótopo 235, que es una variación de su masa y propiedades físicas, pero con la misma composición química; cuando se produce este quiebre se libera calor que es transferido a una fuente de agua que mueve una turbina y genera electricidad.

Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), actualmente hay más de 400 reactores de potencia nuclear en más de 30 países, que suministran aproximadamente el 11 % de la electricidad mundial; y además de no producir gases de efecto invernadero, tiene múltiples usos que no solo benefician el medioambiente y la economía del mundo, sino también la vida cotidiana de las personas.

El profesor Galeano explica que esta energía tendrá muchos usos, entre ellos el “hidrógeno rosa”, que se refiere a producir hidrógeno a partir de reactores nucleares y que serviría para alimentar la pila de combustible de los carros eléctricos; para los llamados distritos térmicos, zonas en las que no se vende la energía sino el calor que desprende, para procesos industriales; la desalinización del agua del mar, el reemplazo de la quema de carbón, y la ciencia y tecnología nuclear para temas médicos, geológicos e hidrológicos.

Los residuos y la seguridad, aspectos que generan dudas

“Lo que sale de los reactores es agua en forma de vapor; por lo que allí no hay radiación, esta queda contenida en el núcleo. Por otra parte, en estas zonas los residuos se manejan de manera eficiente, pues no es un problema de volumen, por ejemplo si tomáramos todos los desechos que se han producido desde la década del 40 –cuando inició el auge de este tipo de energía–, podríamos llenar una cancha de fútbol americano”, indica.

“Aunque existen diversos mitos en torno a la energía nuclear, contrario a lo que se cree, los residuos nucleares no explotan, pues no es físicamente posible, y el 96 % de estos residuos se reciclan para otros procesos, tanto del mismo reactor como de otras labores, por lo que contamina menos y no ocupa tanto espacio; no obstante, hay un porcentaje de plantas nucleares que aún deben implementar un sistema para que solo salga vapor.

Se estima que la próxima generación de centrales nucleares –también llamados reactores avanzados innovadores–, generará muchos menos desechos que los actuales. Su construcción se prevé para el 2030, teniendo en cuenta los desafíos que se enfrentan en el mundo en el tema ambiental, y lo que se proyecta para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Como indica el experto, el desastre de Chernobyl se dio ya hace muchos años y fue debido a problemas de diseño y operativos, y un pésimo manejo del accidente. Además ocurrió en los años 60, y desde ese momento este campo ha avanzado mucho. La energía nuclear no es sinónimo de armamento nuclear, pues para producir una bomba se necesita una composición de hasta 90 % de uranio, y las plantas trabajan con máximo un 4 %.

“Colombia no se quedará sin uranio, pero sí sin combustibles fósiles, que tienen una presencia marcada en zonas como el Medio Oriente o Venezuela; este metal está ampliamente distribuido en el territorio nacional, en 2012 se habían decretado unas 20 millones de hectáreas como reserva estratégica, pero hace falta más investigación y planeación para estar a la par de países latinoamericanos como Argentina, Brasil y México, que ya tienen plantas operando”, concluye el experto.






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