martes, 16 de abril de 2024

Nueva alerta por baja calidad del aire en Bogotá: ¿cuáles son las partículas que más contaminan?

 Generalmente son el ozono, los óxidos de nitrógeno y el monóxido de carbono, que se encuentran suspendidos en el aire. A la época seca –propia de los primeros meses del año–, agravada por el fenómeno de El Niño, hay que sumarle el impacto de los incendios forestales y la llegada de polvo proveniente del desierto del Sahara. Expertos en calidad del aire explican, entre otros aspectos, de dónde provienen los contaminantes y el impacto en la salud de las personas.

El profesor Néstor Rojas Roa, director del grupo de investigación Calidad del Aire de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que los contaminantes pueden ser gaseosos –como el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno, el ozono o los óxidos de azufre– o estar en fase sólida y líquida, “que son las que llamamos partículas, y por la característica de su tamaño pueden permanecer suspendidas en la atmósfera durante mucho tiempo”.

PM significa material particulado o contaminación por partículas; algunas como el polvo, la suciedad, el hollín o el humo son lo suficientemente grandes y oscuras como para verlas a simple vista (PM10), y otras son tan pequeñas que solo se pueden detectar a través de un microscopio electrónico (PM2.5).

“Estas provienen de diferentes fuentes, algunas relacionadas con el desgaste de materiales (frenos, llantas), por ejemplo, y otras vienen de procesos de combustión, y por ser tan sumamente finas se pueden aglomerar entre sí generando partículas más grandes, que por su tamaño menor a las 10 micras se pueden inhalar”, indica el académico.

Especialmente las partículas finas PM2.5 pueden penetrar profundamente en los pulmones y llegar a diferentes tejidos y órganos del cuerpo como el cerebro, los riñones o el corazón, causando problemas respiratorios y exacerbando condiciones preexistentes como asma, hipertensión, o enfermedades cardiacas, entre otras.

“Una característica primordial es su tamaño; algunas, por ser tan finas, tienen una masa muy pequeña, por lo que quedan fácilmente suspendidas en el aire y no se depositan o sedimentan; por ejemplo una partícula de polvo de una playa sedimenta rápido porque es un poco más pesada”, señala el experto.

¿Por qué las alertas?

El profesor Rojas recuerda que esta suele ser una época en la que se generan alertas como la lanzada por la Secretaría de Ambiente de Bogotá: “los primeros meses del año se caracterizan por tener tiempo más seco, menos precipitaciones o lluvias y más radiación solar por cielos despejados, y esto hace que la atmósfera tenga mayor contaminación por varias razones, entre ellas que al haber menos lluvias el efecto de lavado de la atmósfera se reduce”.

“Así mismo, al haber tiempo seco hay más polvo que se puede resuspender de las vías o de diferentes superficies sobre el suelo, y esto hace que en el primer trimestre de cada año aumente la cantidad de partículas en el aire”.

“Además es una época en la que se presentan con mayor facilidad las quemas de sabanas o de pastizales, o incendios en diferentes lugares del país. Así mismo, la atmósfera suele estar más estancada sobre la ciudad debido a algunos cambios en los regímenes de vientos”, explica el experto.

Precisamente, después del impacto de las conflagraciones en varias regiones del país a comienzos del año, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible emitió una nueva alerta por la activación de estas, y estima, con datos del Ideam, que el domingo 14 de abril había 746 municipios con algún tipo de alerta por incendios: 293 están en alerta roja, 261 en naranja y 192 en amarilla.

Con respecto a Bogotá, es importante mencionar que “esta es la cuarta alerta declarada por el Distrito este año por condiciones adversas de calidad del aire, y está influenciada en un 75 % por factores exógenos (incendios en las regiones y arenas del Sahara) y un 25 % por las emisiones que se generan en la ciudad (industria, transporte, material resuspendido, entre otros)”, como se lee en el comunicado.

El impacto de los incendios forestales

El profesor Luis Carlos Belalcázar, de la Facultad de Ingeniería de la UNAL, señala que los incendios forestales tienen un impacto significativo en la calidad del aire y la salud de las personas, especialmente en entornos urbanos como Bogotá.

“Estos liberan grandes cantidades de contaminantes atmosféricos, incluyendo partículas finas (PM2.5), óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y compuestos orgánicos volátiles, que afectan negativamente la calidad del aire”, afirma.

Por su parte el profesor Rojas anota que “aunque se pensaría que es más tóxico quemar gasolina que material vegetal, realmente están a la par, e incluso en la quema de biomasa puede haber sustancias más dañinas porque la combustión es menos completa que en los combustibles de un motor o una caldera”.

“Por esta época del año las quemas que suceden en la Orinoquia son arrastradas por los vientos alisios (aquellos que soplan entre los trópicos) hasta la cordillera Oriental y de ahí hacia el interior del país produciendo un aumento muy significativo de la contaminación en Bogotá”.

Al respecto, investigaciones de la UNAL, la Universidad de los Andes y la Universidad Estatal de Colorado (Estados Unidos) han evidenciado que entre febrero y abril los incendios forestales aportan en Bogotá hasta un 15 % de los contaminantes totales.

Entre las recomendaciones está implementar medidas de gestión de incendios forestales para prevenir y controlar los brotes; particularmente se debe reforzar la vigilancia y la respuesta rápida a los incendios.

También es muy importante reducir las emisiones de otras fuentes, en particular las emisiones de camiones, motos y carros particulares, de modo que durante la época de incendios el impacto de esas otras fuentes sea menor.






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