miércoles, 22 de enero de 2025

¿Sabe por qué duran poco los crisantemos que regala en San Valentín?

 Al parecer, esto ocurre porque durante su cultivo se aplica un producto comercial que, aunque les ayuda a crecer y a tener el tamaño idóneo para la vida de florero, no es suficiente para disminuir el amarillamiento de las hojas, producido por falta de oxígeno y nutrientes, un proceso que suele suceder en un promedio de cinco días; así lo determinó una investigación que probó un “ingrediente” especial que aumenta hasta ocho días la vida útil del crisantemo.

Según datos del Centro de Innovación de la Floricultura Colombiana (Ceniflores) el sector floricultor del país cuenta con aproximadamente 8.900 hectáreas cultivadas, de las cuales cerca de 1.111 están en crisantemo. Además, el país produce más de 1.500 variedades de flores, de las cuales el 95 % tienen calidad tipo exportación siendo la rosa, la hortensia, el crisantemo, el clavel y la alstroemeria las especies más exportadas.

Al ser una especie nativa de China, la exposición a intensidad de luz directa en zona tropical puede reducir la calidad de las plantas, por tal motivo se siembran bajo cubierta plástica, en donde los factores ambientales son comúnmente vigilados para el control de la floración y morfología en un periodo deseado; para ello suelen utilizarse reguladores de crecimiento -tradicionalmente hormonas- que sirven para modificar procesos como la prolongación de la vida florero y retraso del envejecimiento o senescencia de las plantas, principalmente.

Sin embargo, Sindy Lorena Dussán Currea, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma que existen cierto desconocimiento sobre los efectos de la aplicación de dichas sustancias y su impacto en el amarillamiento y la vida en florero del crisantemo.

Por eso, en las variedades o cultivares “Shrek” y “Bomber Green” ella probó un grupo de hormonas sintéticas llamadas citoquinas, adquiridas fácilmente de manera comercial, que han demostrado tener un efecto positivo en rosas, orquídeas o claveles, pues retrasan el envejecimiento y mantienen el color y la frescura del follaje en las plantas.

Concentraciones y altos costos

Primero se compararon los distintos lotes de la planta en los municipios de Madrid y el Rosal, lugares donde el crisantemo se cultiva tradicionalmente; a un grupo le aplicó el producto con citoquinas 6-BAP, y a otro, un concentrado de algas marinas cuyo efecto se ha venido estudiando.

Los resultados mostraron que al administrar concentraciones de 33.33, 66.6 y 100 microgramos por kilogramos de masa del producto 6-AP, en las plantas más susceptibles al amarillamiento del follaje se logró una duración de hasta 8 días en florero sin daño en sus hojas. Esto quiere decir que se mejora la vida útil de la planta e incluso se aumenta gracias a los compuestos que le ofrece el producto.


Pero esto no es todo, también realizó un experimento en el que indagó si las concentraciones de un reconocido compuesto químico, aplicado en el cultivo de flores para inhibir la formación de la fitohormona giberelina -que regula el crecimiento y la longitud del tallo-, son las necesarias. Este producto hace que la planta tenga los 80 centímetros deseados tanto para el productor como el consumidor final.

Para ello, en dos grupos de crisantemos usó 6 concentraciones distintas del inhibidor de giberelina, desde 1.750 miligramos por kilogramo hasta 8.750; los resultados mostraron que no hubo diferencia en la longitud que alcanzaron los crisantemos, por lo que aplicar tanto una como otra concentración no hace la diferencia para las plantas, pero si para el bolsillo de los productores, que están gastando de más.

La magíster explica que los resultados de su trabajo es un gran avance para entender mejor el por qué ocurre el amarillamiento en las plantas, un problema en el follaje marcado como efecto de la remoción de nutrientes desde las hojas hacia la parte inferior del crisantemo durante su crecimiento y desarrollo.

“El inhibidor de giberelina siempre se debe usar en los cultivos, pues el objetivo para los productores es tener el tamaño ideal para fechas como San Valentín y el Día del Amor y la Amistad, pero el uso de estos productos es costoso y dosis muy altas se hacen innecesarias; adicionalmente, se le atribuyen bondades como las de mantener o aumentar el color verde oscuro en las hojas, pero esto no necesariamente ocurre. El trabajo da una hoja de ruta para que los cultivadores optimicen sus recursos”, anota.

Escala describe el amarillamiento

En la investigación, que tuvo como directores a los profesores de la UNAL, Diego Miranda Lasprilla y Helber Enrique Balaguera, también se elaboró una escala para describir el amarillamiento del follaje, en ella se explica cómo se extiende el daño desde los bordes hasta el centro de las hojas.

“Esta es una primera aproximación, pero es importante resaltar que cada cultivo de crisantemo tiene especificidades, y requiere de un estudio individual para determinar las concentraciones del inhibidor de giberelina que hay que usar”, indica la experta.

Añade que, la curva de crecimiento que se estableció entre los cultivos estudiados da cuenta de que el uso de las citoquinas debería ser acumulativo, en cada fase del cultivo. Por otro lado, aún no se tiene certeza de la razón específica por la que las citoquinas comerciales hacen que algunas plantas mantuvieran su follaje verde intenso hasta dos días más en florero, por lo que se requiere de mayor investigación.






 



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