Actualmente Santiago de Tolú, Coveñas, Toluviejo, San Onofre, Palmitos y Sincelejo son los seis municipios de Sucre que aprovechan el agua dulce de este acuífero. El diagnóstico de la situación actual, las tendencias a futuro y los análisis de 15 expertos arrojaron que para 2040 la inseguridad hídrica sería uno de los escenarios más probables. Estos hallazgos resaltan la importancia de hacer un estudio técnico detallado sobre cómo funciona el acuífero, el cual incida en los planes de ordenamiento territorial, sobre todo en el marco del cambio climático.
Si en esta zona del país no existieran reservorios de agua
subterránea como el de Morrosquillo, el abastecimiento para la población se
vería muy limitado, pues la zona se caracteriza por una baja pluviosidad o
lluvias y poca presencia de aguas superficiales con capacidad suficiente de
suplir la demanda.
El ingeniero ambiental Armando Javier Gómez Montes, magíster
en Estudios Urbano - Regionales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL)
Sede Medellín, afirma que “por eso vimos que era importante analizar las
condiciones de este acuífero y su posible destino en 2024, en el marco del
cambio climático”.
Ahora bien, el estudio de dicha formación geológica que
almacena agua representa retos porque no hay suficiente información
cuantitativa, además de que es una zona de vocación turística, minería de
piedra caliza, y actividades ganaderas y agrícolas.
“Teniendo en cuenta dicha situación mezclamos métodos cuantitativos y cualitativos, buscamos fuentes secundarias como los datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), los planes de ordenamiento territorial, hicimos análisis con distintos softwares y desarrollamos un panel con 15 expertos”, menciona el investigador.
Así, con ayuda del software SmartPLS 4.0 se
identificó que los factores que más influyen en la seguridad hídrica del
acuífero de Morrosquillo son: la población local y su poca conciencia
ambiental; el ordenamiento territorial; el clima (temperatura y precipitación);
las coberturas y usos (deforestación, cultivos, árboles maderables y palma de
aceite); y las actividades económicas (ganadería y minería de caliza).
“Otros factores como el aumento de turistas, las
deficiencias en el alcantarillado y la extracción ilegal del recurso hídrico no
tuvieron tanta relevancia porque no pesaron lo suficiente entre los expertos”,
amplía.
Las hipótesis más probables
Según el diagnóstico actual, las tendencias y el panel –todo
sistematizado y correlacionado en computador–, en 2040 Santiago de Tolú,
Coveñas, Toluviejo, San Onofre, Palmitos y Sincelejo, municipios ubicados en el
golfo de Morrosquillo, tendrán una población que superará los 540.614
habitantes proyectados por el Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (DANE).
Sincelejo, la capital de Sucre, tendría 189.027 habitantes
para ese año, es decir el 66 % de la población total de los municipios
juntos. Por eso es crucial reconocer el peso de cada localidad en relación con
el acuífero.
“Por ejemplo, con esta habría que reglamentar especialmente los usos del suelo sobre el acuífero de Morrosquillo, pues su principal fuente de abastecimiento es otro acuífero, el de Morroa. Esto mismo se podría plantear en los otros municipios, según su relevancia en la gestión de las aguas subterráneas y de las zonas de recarga”, precisa el magíster Gómez.
Así mismo, señala que es probable que la ganadería continúe
en los territorios y que la minería aumente sobre los Montes de María. También
habría un aumento de la deforestación, sobre todo en áreas protegidas, lagunas
costeras y ecosistemas de manglar, y tanto las alcaldías como las corporaciones
ambientales y la Gobernación seguirían con una gestión ineficiente.
“En definitiva, siguen las tendencias, es decir, la realidad
actual nos condiciona el futuro. Por eso estos hallazgos también son un llamado
en torno a la necesidad de estudiar técnicamente el acuífero para saber cómo
funciona y cómo gestionarlo adecuadamente, pues a 2040 el escenario de
inseguridad hídrica es el más probable”, sentencia el investigador.
De igual manera plantea como una solución posible la
exploración y el estudio de zonas aledañas que puedan proveer el recurso, como
ocurre en sitios como el Valle de Aburrá (Antioquia), donde los territorios
externos al Valle son los que sostienen la demanda hídrica de la gran urbe.
Según el experto, “todo esto implicaría, en esencia,
controvertir uno de los pronósticos fortaleciendo la capacidad de gestión de
las instituciones, de manera que se hagan nuevos análisis y mejores planes de
ordenamiento territorial, con el fin de que las soluciones sean sostenibles en
el tiempo”.