miércoles, 28 de agosto de 2024

Deforestación y ganadería serían factores de riesgo por deslizamiento en Palmira

 En un país como Colombia gestionar el riesgo de desastres es una prioridad esencial, por los desafíos que generan la geografía montañosa y la expansión urbana. En este contexto, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales estudia una metodología que permitiría zonificar adecuadamente para reducir los riesgos de deslizamientos, inundaciones y avenidas torrenciales, eventos destructivos comunes de regiones montañosas.

Un ejemplo de ello es el municipio de Palmira (Valle del Cauca), que tiene el 42,9 % de su territorio amenazado por movimientos en masa, lo que representa un gran reto para la gestión del riesgo local, según el Plan Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres. Por su ubicación en la ladera de la cordillera Central, esta zona se seleccionó para realizar un estudio con una metodología predictiva para evaluar la vulnerabilidad de este territorio montañoso.

“En el trabajo adelantado en la zona montañosa de Palmira se analizó el riesgo de deslizamientos de tierra en áreas con pendientes superiores al 30 %”, explica Sergio Hernando Sánchez Ospina, estudiante de la Maestría en Ingeniería – Recursos Hidráulicos, autor de la investigación.

“Uno de los casos fue el corregimiento de La Zapata, en donde se evidenció que la deforestación y el uso intensivo para ganadería han desestabilizado el suelo aumentando el riesgo de deslizamientos en las empinadas pendientes”, sostiene el investigador.


Allí se estudió un deslizamiento rotacional en la quebrada Baquero, que afecta la conexión con las veredas Llanitos y La María comprometiendo la estabilidad del terreno y causando subsidencia (hundimiento progresivo de la superficie) en propiedades privadas.

La erosión por ganado y lluvia han desnudado el suelo, facilitando su saturación. “El deslizamiento, con un volumen de 5.285,21 m³ y un hinchamiento del 74 %, aumenta el riesgo de eventos torrenciales en la quebrada Baquero y áreas circundantes”, precisa el ingeniero.

Como este, otros deslizamientos han dañado carreteras y propiedades, y causado la pérdida terreno agrícola. En Palmira, el 13 % del área del centro poblado enfrenta una alta amenaza de avenidas torrenciales y el 78 % una amenaza media.

Para la investigación se utilizó un enfoque integrado que combinó el análisis del terreno, la geología y el uso del suelo para desarrollar mapas destinados a mejorar la planificación territorial.


Puntos críticos en Palmira

En el corregimiento de Tenjo las pendientes se dividen en 4 categorías: (i) fuertemente inclinado (12-25 %), (ii) fuertemente quebrado (25- 50 %), (iii) escarpado (50-75 %) y (iv) muy escarpado (75 % y mayores). La combinación de pendientes pronunciadas y expansión agrícola descontrolada ha aumentado los deslizamientos causando daños a infraestructuras y afectando la estabilidad del terreno, según el Plan de Ordenamiento Territorial de Palmira.

En la cuenca del río Nima los riesgos se distribuyen así: en Aguaclara, el 87 % enfrenta alta amenaza por inundación y el 13 % por avenidas torrenciales. En Calucé, por movimientos en masa, el 7,2 % está en alto peligro y el 92,8 % en baja; por avenidas torrenciales, el 19 % está en amenaza alta y el 74 % en media. En Tenjo, el 0,1 % enfrenta alta amenaza por inundación y el 36 % por avenidas torrenciales, mientras que el 64 % está en media. Y en Aguaclara, el 87 % del área enfrenta alto peligro por inundación y el 13 % amenaza media.

Una metodología para prevenir

En la investigación se empleó el método Weights of Evidence (Wofe) para analizar la susceptibilidad a movimientos en masa, logrando un porcentaje predictivo del 84 %. Este método es un enfoque estadístico que utiliza la teoría de la probabilidad para actualizar los conocimientos previos sobre un evento o una hipótesis en función de nueva evidencia o datos observados. En otras palabras, demuestra ser efectivo para prever y mitigar riesgos de desastres naturales y se emplea para predecir eventos geológicos, a partir de varios datos.

Para abordar el problema de los deslizamientos de tierra en Palmira, el ingeniero Sánchez analizó mapas que clasifican las áreas de susceptibilidad en tres niveles: alta (roja), media (amarilla) y baja (verde), con el fin de aportar información sobre dónde construir y a planificar el uso del suelo, teniendo en cuenta el crecimiento urbano y la seguridad de las personas.

Según el estudio, estos mapas se deben actualizar cada 12 años para asegurar que las decisiones sobre urbanización se basen en información precisa y actualizada. Es decir, no es un estudio para atender desastres, sino para prevenirlos.


El procedimiento predictivo Wofe, utilizado para analizar la susceptibilidad de áreas a deslizamientos, se desarrolla en varios pasos dentro de un Sistema de Información Geográfica (SIG). Primero, se recogen y preparan los datos relacionados con los factores que influirían en los deslizamientos, como la pendiente del terreno, la geología y la cobertura del suelo. Estos datos se representan en capas temáticas dentro del SIG.

Segundo, se genera un mapa de los deslizamientos ocurridos antes en el área de estudio. A continuación, se calculan las probabilidades de que ocurra un deslizamiento en relación con cada uno de los factores identificados, lo cual se hace superponiendo las capas temáticas con el mapa de deslizamientos anteriores y calculando la importancia de la presencia o ausencia de cada factor.

Por último, se combinan estos cálculos para generar un mapa de susceptibilidad que muestra qué áreas tienen mayor o menor probabilidad de sufrir deslizamientos. Este mapa se valida comparándolo con los deslizamientos históricos para asegurar su precisión. El mapa resultante se utiliza para la planificación y gestión del territorio, ayudando a tomar decisiones informadas sobre la mitigación de riesgos.

Como se evidencia en la tesis, en Colombia la gestión del riesgo de desastres se centra en conocimiento, prevención y manejo. Los deslizamientos, que constituyen el 4,9 % de los desastres naturales globales y el 10 % en Latinoamérica, tienen un gran impacto. Durante la temporada de lluvias 2010-2011, agravada por el fenómeno de La Niña, el país enfrentó lluvias un 170 % más intensas que el promedio histórico, afectando a más de 4 millones de personas y causando 490 muertes. Desde entonces, la Ley 1523 de 2012 y el Decreto 1807 de 2014 han reforzado la gestión  del riesgo mediante estudios técnicos para zonificación de susceptibilidad y amenaza, destacando que la lluvia y la susceptibilidad del terreno son cruciales para una gestión efectiva.

del riesgo mediante estudios técnicos para zonificación de susceptibilidad y amenaza, destacando que la lluvia y la susceptibilidad del terreno son cruciales para una gestión efectiva.