miércoles, 23 de octubre de 2024

UNAL, UIS, Uniandes y Univalle plantean estrategias para enfrentar riesgos de la biodiversidad en Colombia

 Durante el conversatorio “El quehacer de la educación superior frente a los retos de la biodiversidad y el cambio climático”, realizado en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), rectores y directivas académicas de reconocidas instituciones de educación superior destacaron la necesidad urgente de replantear las estrategias y hacer alianzas para salvaguardar los recursos naturales y genéticos en el país.

En el evento académico, realizado en el auditorio principal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, los rectores de la UNAL, Leopoldo Múnera Ruiz, y de la Universidad de los Andes, Raquel Bernal, así como directivas académicas de la Universidad Industrial de Santander (UIS) y la Universidad del Valle (Univalle), discutieron sobre la crisis de la pérdida de biodiversidad y propusieron algunas iniciativas para su conservación.

Durante su intervención, el profesor Múnera hizo una reflexión a través de cuatro escenas para abordar este desafío global. En la primera advirtió el incumplimiento de las metas desde la firma del Convenio sobre Diversidad Biológica, señalando que, “aunque existen compromisos y se han implementado acciones tanto nacionales como internacionales, la biodiversidad continúa en una situación crítica”.

“A pesar de los esfuerzos, un informe reciente revela que solo seis de las 20 metas planteadas en Aichi, Japón, durante la COP10 se han logrado parcialmente, lo que ha llevado a la creación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal en 2022; no obstante, la situación sigue siendo alarmante, con una reducción del 73 % en el tamaño de las poblaciones de fauna silvestre analizadas en el informe Planeta Vivo, mientras en América Latina y el Caribe la reducción alcanza el 95 %”, afirmó.

En tal sentido, destacó que aunque la UNAL cuenta con 730 profesores dedicados a clases o investigaciones sobre la biodiversidad, la sostenibilidad y el ambiente, y además ofrece 1.284 asignaturas sobre los mismos temas, hay que seguir fortaleciendo este aspecto.

En la segunda escena llevó a cabo un análisis histórico-cultural desde la La vorágine, en la que retomó el centenario de la obra de su autor José Eustasio Rivera, graduado de abogado de la UNAL en marzo de 1917, ya que retrata y denuncia la explotación de la selva y la esclavización de personas en el contexto de lo que se conoce como “la fiebre del caucho”.

El profesor Múnera afirmó que esta novela ofrece una visión que entrelaza las ciencias sociales, naturales y las artes para abordar problemas complejos como la explotación de la naturaleza y la degradación ambiental: “es necesario comprender que la diversidad biológica es indisociable de la diversidad cultural, y que para enfrentar los desafíos actuales se requiere una sensibilidad epistemológica diversa y una creatividad extraordinaria”.

Agregó que “la obra se acompaña de una serie de estudios inter y transdisciplinarios que dan cuenta de la pertinencia del texto para responder y plantear alternativas a los problemas más acuciantes de nuestra época, tales como el cambio climático, la transición energética y la pérdida de la biodiversidad”.

Tercera escena: “la racionalidad dominante y sus límites”

En esta escena, el Rector se refirió a los modelos de desarrollo y los patrones de producción y consumo que, en su opinión, han contribuido al incumplimiento de las metas de conservación. “El paradigma dominante reduce el bienestar colectivo al crecimiento económico, ignorando los límites ecológicos. Pese a las advertencias, nos seguimos comportando como si el crecimiento ilimitado fuera sostenible, cuando los datos indican lo contrario”.

Para el profesor Múnera, el mito del progreso y el crecimiento ilimitado, ahora colorido de verde, se presenta como una solución para revalorizar la naturaleza, enfocando su valor únicamente en términos económicos y promoviendo soluciones basadas en la financiación y capitalización de la crisis ambiental, un enfoque que les permite a algunas empresas eludir la transición energética mientras otras consolidan nuevos mercados que concentran el poder y la riqueza.

“Mientras los países llamados desarrollados cuentan con tecnologías de punta para capitalizar la biodiversidad, los países periféricos se ven cada vez más obligados a garantizar el acceso de estas empresas a sus bienes comunes, y la conservación se convierte en una herramienta para capitalizar en terrenos como el farmacéutico y el alimentario”, añadió.

En la cuarta escena el rector Leopoldo Múnera propuso adoptar “racionalidades alternativas” que reconozcan los límites naturales y la importancia de una visión integradora. Debemos reconstruir la historia de la bioeconomía, alejándonos del reduccionismo económico que ha caracterizado su uso en la actualidad”.

Por su parte, la profesora Nubia Ruiz, vicerrectora de Investigación de la UNAL, resaltó la importancia de la colaboración en el sistema de educación superior para enfrentar la crisis de la biodiversidad, y destacó la necesidad de trabajar en conjunto desde una nueva racionalidad crítica que invite a docentes e investigadores a construir propuestas de formación para los jóvenes, y que considere las amenazas ambientales.

También resaltó la importancia de la investigación situada y contextualizada, dada la presencia nacional de la UNAL en regiones vulnerables como la Amazonia, Tumaco, el Caribe y la Orinoquia, e hizo un llamado a trabajar con comunidades y sectores económicos, con el fin de generar conocimiento práctico y construir políticas públicas basadas en la realidad de los territorios.

El evento también sirvió como plataforma para resaltar la cooperación entre las universidades en torno a la conservación de la biodiversidad. La economista Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes, y el rector Múnera coincidieron en la necesidad de establecer alianzas estratégicas no solo entre instituciones colombianas, sino también con entidades internacionales.