En dos zonas boscosas de Palmira (Valle del Cauca) se hallaron orquídeas terrestres “espigas de bosque”, del género Cyclopogon elatus y C. lindleyanus, y se identificó a su principal polinizador: la abeja verde metálica, lo mismo que las avispas parasitoides que afectan sus frutos, un descubrimiento esencial para asegurar la supervivencia de estas plantas y mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad en esta región del país.
A diferencia de las orquídeas epífitas, que crecen en los
árboles, las terrestres crecen directamente en el suelo y establecen relaciones
esenciales con microorganismos como los hongos micorrízicos, que viven entre
las raíces de las plantas y facilitan la germinación de sus diminutas semillas.
Las hojas de C. elatus son alargadas y estrechas, de un
verde vibrante, mientras que C. lindleyanus presenta
patrones rayados con manchas blancas y pequeñas flores, y su presencia en
ciertos lugares sirve para indicar la calidad del suelo y reflejar la salud de
los ecosistemas.
Las orquídeas terrestres crecen en el bosque seco tropical
en condiciones extremas, caracterizadas por cortas temporadas de lluvia y
prolongadas sequías, con temperaturas que entre 25 y 30 °C. Para su
reproducción sexual dependen de un polinizador principal, la abeja verde
metálica (Pseudaugochlora graminea), un hermoso y ágil insecto brillante
que al posarse sobre las flores para recoger el néctar transfiere polen entre
las plantas.
La belleza de estas orquídeas cautiva no solo a la exótica
abeja, sino también a su principal amenaza: las avispas parasitoides de los
géneros Aprostocetus y Phylloxeroxenus, las cuales
depositan un solo huevo por fruto, cuya larva consume todas las semillas en
desarrollo y amenaza la regeneración y supervivencia de estas delicadas
plantas.
Esta relación entre orquídeas, abejas y avispas fue
analizada por el ingeniero agrónomo Diego Andrés Rodríguez Leyton, estudiante
de la Maestría en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Colombia
(UNAL) Sede Palmira, trabajo acompañado por el profesor Joel Tupac Otero
Ospina, del Grupo de Investigación en Orquídeas, Ecología y Sistemática
Vegetal.
Para ello establecieron parcelas de 25 m2 en
Bosques de Belén (Palmira), en donde identificaron 294 individuos terrestres en
condiciones completamente naturales, y además en un cacaotal del campus.
Orquídeas y abejas, una relación muy fuerte
y estado funcional general e interacción con insectos, como
las visitas florales de las abejas y los daños ocasionados por las avispas
parasitoides.
Dicho análisis permitió identificar las dinámicas
poblacionales y los factores que influyen en el éxito reproductivo de las
orquídeas terrestres, ya reportadas en el Valle del Cauca.
Uno de los hallazgos más destacados es la fuerte relación
existente entre la reproducción de las orquídeas terrestres y las visitas de
las abejas metalizadas. “Cuantas más flores se presentan en una inflorescencia
(racimo floral), mayor es la atracción para los polinizadores. Sin embargo,
también aumenta la probabilidad de parasitismo por las avispas, que encuentran
en los frutos un hábitat ideal para sus crías”, informa el ingeniero agrónomo
Rodríguez.
El descubrimiento del polinizador es relevante porque
permite predecir cómo se pueden desarrollar y expandir estas poblaciones de
orquídeas, siempre y cuando la abeja polinizadora esté presente en el ambiente.
“Las plantas más altas y con más flores tienden a ser más visitadas por los
polinizadores, lo que aumenta la producción de sus frutos”, destaca.
Curiosamente el parasitismo de la avispa no es del todo
negativo. Según el investigador, “las avispas cumplen un rol en el equilibrio
poblacional, al limitar el crecimiento excesivo de las orquídeas y mantener una
dinámica estable en el ecosistema”.
Los investigadores proponen estrategias de conservación que
incluyan la protección de hábitats, la restauración de zonas degradadas y la
promoción de estudios adicionales sobre el impacto del parasitismo en las
orquídeas terrestres.