Cambios en el paisaje y la vegetación, además de residuos que inducen al fuego, son dos de los grandes impactos que dejan los recurrentes incendios forestales en Vichada. Con estrategias de gestión ambiental –que abarcan manejo de la vegetación, conservación de fauna, diseño de políticas públicas y participación comunitaria–, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) buscan reducir la incidencia y el impacto de los incendios forestales en la región.
En la Orinoquia los incendios forestales han sido un
problema recurrente agravado tanto por la intervención humana como por factores
climáticos como el fenómeno de El Niño; según el Ideam, Casanare, Vichada y
Arauca están entre los territorios con más áreas quemadas entre 2002 y 2020.
Dada la preocupante situación, profesionales del grupo de
investigación en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod) de
la UNAL lideran el proyecto “Biofuegos Vichada”, financiado por el Sistema
General de Regalías y enfocado en desarrollar estrategias integrales para
prevenir los incendios forestales en los paisajes multifuncionales de Vichada.
“Los Llanos Orientales poseen el único ecosistema adaptado
al fuego del país: las sabanas, que incluso tienen procesos ecológicos que
dependen de él”, explica Alejandra Reyes, investigadora de Ecolmod y magíster
en Ciencias Biológicas de la UNAL.
Sin embargo, el uso excesivo y descontrolado del fuego,
especialmente en prácticas agrícolas tradicionales, ha aumentado la frecuencia
y severidad de estos incendios, poniendo en riesgo no solo el equilibrio
ecológico sino también la seguridad de las comunidades locales.
Residuos no tratados producen más incendios
Mediante el componente vegetal del proyecto se busca
entender cómo responden los bosques al fuego, y así se obtiene información
valiosa para prevenir los incendios, pues uno de los mayores desafíos
identificados es el manejo de áreas quemadas.
“Las zonas afectadas por incendios forestales son más
propensas a nuevos incendios, tanto por la acumulación de combustibles (leña
seca, carbón y hojarasca) como por la pérdida de humedad, además de que se dan
más intensos, por eso es crucial implementar estrategias de manejo integral del
fuego para prevenir aquellos de alta severidad”, enfatiza la magíster.
Las estrategias planteadas incluyen la recolección de
árboles muertos, los tratamientos silviculturales (manejo del bosque para
favorecer ciertas especies) y el uso de quemas prescritas para manejar las
cargas de combustible que se van acumulando en el entorno y prevenir incidencia
de fuegos.
El monitoreo de especies vegetales es esencial
Con el proyecto se está llevando además un registro más
detallado de la incidencia del fuego y sus impactos, pues con frecuencia se
desconoce cuántas veces se ha quemado determinada zona, y esta información es
crucial para analizar el comportamiento de las especies vegetales que más
resisten o que más se ven afectadas.
Para ello se han establecido más de 30 parcelas de monitoreo
en reservas naturales y reservas de la sociedad civil, como el Parque Nacional
Natural El Tuparro, las cuales permiten evaluar la mortalidad de árboles
adultos y observar los cambios en la composición y estructura del bosque
después de un incendio. “Por ejemplo, la mortalidad de árboles grandes crea
claros que permiten una mayor entrada de luz solar, lo que favorece el
crecimiento de especies inflamables y cambia la dinámica del ecosistema”,
precisa la experta.
Para el estudio se recolectaron muestras de árboles, hojas,
cortezas y ramas para analizar su resistencia al fuego. Aunque los resultados
finales están en proceso, esta información ya es crucial para identificar
especies clave para la restauración y el manejo forestal, fortaleciendo la
resiliencia del ecosistema ante futuros incendios.
Bajo este ítem, el proyecto también sugiere crear viveros
comunitarios para reproducir dichas especies, ya que “la participación de la
comunidad es esencial en este proceso, no solo para plantar árboles, sino
también para cuidarlos a largo plazo, lo que asegura el éxito de los esfuerzos
de restauración, y además genera empleo a la localidad”, indica.
Todas estas estrategias se han construido en espacios
participativos con la comunidad y están plasmadas en documentos de planeación
departamental.
El proyecto “Biofuegos Vichada” trabaja en estrecha
colaboración con diversas instituciones y actores locales como Corporinoquia,
la Alcaldía, la Gobernación, empresas forestales, comunidades indígenas, el
Ejército Nacional y el cuerpo de bomberos, quienes a través de talleres
participativos buscan caracterizar la dinámica de los incendios forestales y
generar todas estas estrategias colectivamente para reducirlos en pro del
ecosistema y la comunidad.