Las complejas interrelaciones entre las plantas, los animales y la vida humana se hacen evidentes en el sistema lagunar Yahuarcaca, en Leticia (Amazonas), donde la deforestación de árboles frutales ha provocado escasez de peces y ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas en este territorio.
Aunque las comunidades cercanas a estos lagos tan
importantes para la capital del Amazonas han aprovechado esta zona para la
pesca, la desforestación y la contaminación han provocado que muchos de los
peces busquen refugio en otras zonas del río Amazonas, haciendo que los
lugareños se queden sin un sustento alimenticio.
“Muchas especies de peces dependen del bosque de inundación
para alimentarse, y desafortunadamente estos árboles se han ido acabando por
múltiples razones”, explica la docente Sandra Bibiana Correa, profesora
asociada de la Universidad Estatal de Mississipi, experta en pepeaderos de
árboles y alimentos para peces. Hasta el momento se ha evidenciado que en estos
lagos la biodiversidad puede superar las 120 especies.
La Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Amazonia
trabaja en un proyecto que busca restaurar y conservar los bosques inundables a
través de la reforestación de los árboles que den frutos –conocidos
coloquialmente como pepeaderos– esenciales para los peces que llegan hasta los
lagos de Yahuarcaca. En esta iniciativa se cuenta con el apoyo de múltiples
instituciones nacionales e internacionales cuyo fin es mejorar la pesca y la
seguridad alimentaria de los pueblos indígenas.
“Existen unas 30 especies de peces que comen pepas, por eso
es tan importante conservar estos bosques inundables. De hecho, parte de la
disminución de la pesca en lugares como el río Magdalena, por ejemplo, es
porque se acabaron los bosques de las ciénagas, que son bosques que han
evolucionado conjuntamente y son parecidos a los de acá”, señala el profesor
Santiago Roberto Duque Escobar, director del Laboratorio de Manejo y Gestión de
Humedales de la UNAL Sede Amazonia, quien durante los últimos años ha trabajado
arduamente en torno a la gobernanza ambiental del Yahuarcaca.
Estos peces no son solo fuente de alimento para las
comunidades, sino que además son fundamentales para preservar el ecosistema,
por ser distribuidores de las mismas semillas que comen, pues cuando estas
pasan por el tracto digestivo y sale, favorece a su pronta germinación. “Es un
papel sinérgico y favorable tanto para el árbol como para el pez” indicó el
profesor Duque.
Un esfuerzo con conocimiento local
La meta de esta iniciativa es restaurar las zonas inundables
donde crecen árboles de frutos o pepeaderos. “Hay un gran interés en
reforestar, sobre todo, pero no sabemos cuáles árboles ni dónde, por eso la
idea es recopilar la información necesaria para plantar los árboles, que no
solo es para los peces sino también para las personas” aseguró la profesora
Correa.
Por eso el proyecto se desarrolla en varias etapas, la
primera de las cuales inició con un avance titulado “Frutas para peces:
levantamiento de información para desarrollar prácticas de reforestación de
llanuras aluviales para mejorar la pesca y la seguridad alimentaria 2024-2025”.
Esta etapa del proyecto irá hasta finales de 2025 y empezará
con un levantamiento absoluto de información importante acerca de los árboles
que pueden crecer de forma natural con frutos de diversos tamaños en la zona de
Yahuarcaca. Además se realizará un inventario detallado de todos los tipos de
frutos, y con un trabajo mancomunado con los pescadores locales se conocerán
las especies de peces que habitan allí y cuáles son los frutos más consumidos.
Durante los primeros meses de recolección de información,
que irá hasta enero de 2025, también se logrará entender los cambios en la
dinámica fluvial del bosque inundable de Yahuarcaca, debido a las variaciones
en inundaciones anuales, situación que es muy común en la Amazonia.
La UNAL ha sido una gran propulsora de este importante
proyecto en el que ha trabajado a lo largo de 20 años con la participación de
egresados, como los dos coinvestigadores con los que ya se cuenta, y quienes
son expertos en Ingeniería Forestal, además de ser leticianos; y se destaca a
Adrián Mauricio Muñoz, quien hará su tesis de maestría en la Universidad
Estatal de Mississipi.
Por su parte, Ángel Pijachi, tecnólogo forestal de la UNAL y
conocedor local de la comunidad indígena Ocaina, del Igará Paraná, se encargará
–junto con el estudiante Muñoz– de caracterizar las especies de árboles que
forman parte del ciclo nutritivo de los peces para ayudar a cruzar los
transectos (contar la presencia de objetos en un trayecto largo) y hacer
mediciones para buscar las especies de pepeaderos adecuadas para la zona.
Además se trabajará con sabedores locales de las 7
comunidades que forman parte de la Organización Tikà, de manera que se
unifiquen los conocimientos y experiencias locales con la científica.
Este esfuerzo en el que el Amazonas ya es pionero, no solo
es un proyecto científico sino un compromiso con las futuras generaciones, por
eso en la UNAL Sede Amazonia se ha creado el semillero de investigación
“Gobernanza Ambiental y Pesquera”, en el que jóvenes de los primeros semestres
de Ingeniería Ambiental del Programa de Admisión Especial con Enfoque
Territorial (PAET) también podrán participar como coinvestigadores y
colaboradores durante su formación profesional.
“El país hay que reconstruirlo en estos territorios a nivel
de conservación natural […] este es un esfuerzo de largo aliento, pero hay que
hacerlo y nos dejará una enseñanza muy grande”, mencionó el profesor Duque.