viernes, 23 de agosto de 2024

Talar el bosque y perder la comida: deforestación en Amazonas impacta la alimentación de pueblos indígenas

 Las complejas interrelaciones entre las plantas, los animales y la vida humana se hacen evidentes en el sistema lagunar Yahuarcaca, en Leticia (Amazonas), donde la deforestación de árboles frutales ha provocado escasez de peces y ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas en este territorio.

Aunque las comunidades cercanas a estos lagos tan importantes para la capital del Amazonas han aprovechado esta zona para la pesca, la desforestación y la contaminación han provocado que muchos de los peces busquen refugio en otras zonas del río Amazonas, haciendo que los lugareños se queden sin un sustento alimenticio.

“Muchas especies de peces dependen del bosque de inundación para alimentarse, y desafortunadamente estos árboles se han ido acabando por múltiples razones”, explica la docente Sandra Bibiana Correa, profesora asociada de la Universidad Estatal de Mississipi, experta en pepeaderos de árboles y alimentos para peces. Hasta el momento se ha evidenciado que en estos lagos la biodiversidad puede superar las 120 especies.

La Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Amazonia trabaja en un proyecto que busca restaurar y conservar los bosques inundables a través de la reforestación de los árboles que den frutos –conocidos coloquialmente como pepeaderos– esenciales para los peces que llegan hasta los lagos de Yahuarcaca. En esta iniciativa se cuenta con el apoyo de múltiples instituciones nacionales e internacionales cuyo fin es mejorar la pesca y la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas.

“Existen unas 30 especies de peces que comen pepas, por eso es tan importante conservar estos bosques inundables. De hecho, parte de la disminución de la pesca en lugares como el río Magdalena, por ejemplo, es porque se acabaron los bosques de las ciénagas, que son bosques que han evolucionado conjuntamente y son parecidos a los de acá”, señala el profesor Santiago Roberto Duque Escobar, director del Laboratorio de Manejo y Gestión de Humedales de la UNAL Sede Amazonia, quien durante los últimos años ha trabajado arduamente en torno a la gobernanza ambiental del Yahuarcaca.

Estos peces no son solo fuente de alimento para las comunidades, sino que además son fundamentales para preservar el ecosistema, por ser distribuidores de las mismas semillas que comen, pues cuando estas pasan por el tracto digestivo y sale, favorece a su pronta germinación. “Es un papel sinérgico y favorable tanto para el árbol como para el pez” indicó el profesor Duque.

Un esfuerzo con conocimiento local


La UNAL Sede Amazonia, la Fundación Grupo PROA, la Universidad Estatal de Mississipi y la Universidad Internacional de la Florida, con recursos de la Fundación Gordon & Betty Moore,trabajan conjuntamente en el proyecto “Gobernanza ambiental de los pueblos tikuna (también conocidos como magüta), cocama y yagua del sistema lagunar y la quebrada Yahuarcaca”, liderado por la Organización de Pescadores Artesanales Tikà y financiado por el programa Visión Amazonia del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del Colombia.

La meta de esta iniciativa es restaurar las zonas inundables donde crecen árboles de frutos o pepeaderos. “Hay un gran interés en reforestar, sobre todo, pero no sabemos cuáles árboles ni dónde, por eso la idea es recopilar la información necesaria para plantar los árboles, que no solo es para los peces sino también para las personas” aseguró la profesora Correa.

Por eso el proyecto se desarrolla en varias etapas, la primera de las cuales inició con un avance titulado “Frutas para peces: levantamiento de información para desarrollar prácticas de reforestación de llanuras aluviales para mejorar la pesca y la seguridad alimentaria 2024-2025”.

Esta etapa del proyecto irá hasta finales de 2025 y empezará con un levantamiento absoluto de información importante acerca de los árboles que pueden crecer de forma natural con frutos de diversos tamaños en la zona de Yahuarcaca. Además se realizará un inventario detallado de todos los tipos de frutos, y con un trabajo mancomunado con los pescadores locales se conocerán las especies de peces que habitan allí y cuáles son los frutos más consumidos.

Durante los primeros meses de recolección de información, que irá hasta enero de 2025, también se logrará entender los cambios en la dinámica fluvial del bosque inundable de Yahuarcaca, debido a las variaciones en inundaciones anuales, situación que es muy común en la Amazonia.

La UNAL ha sido una gran propulsora de este importante proyecto en el que ha trabajado a lo largo de 20 años con la participación de egresados, como los dos coinvestigadores con los que ya se cuenta, y quienes son expertos en Ingeniería Forestal, además de ser leticianos; y se destaca a Adrián Mauricio Muñoz, quien hará su tesis de maestría en la Universidad Estatal de Mississipi.

Por su parte, Ángel Pijachi, tecnólogo forestal de la UNAL y conocedor local de la comunidad indígena Ocaina, del Igará Paraná, se encargará –junto con el estudiante Muñoz– de caracterizar las especies de árboles que forman parte del ciclo nutritivo de los peces para ayudar a cruzar los transectos (contar la presencia de objetos en un trayecto largo) y hacer mediciones para buscar las especies de pepeaderos adecuadas para la zona.

Además se trabajará con sabedores locales de las 7 comunidades que forman parte de la Organización Tikà, de manera que se unifiquen los conocimientos y experiencias locales con la científica.

Este esfuerzo en el que el Amazonas ya es pionero, no solo es un proyecto científico sino un compromiso con las futuras generaciones, por eso en la UNAL Sede Amazonia se ha creado el semillero de investigación “Gobernanza Ambiental y Pesquera”, en el que jóvenes de los primeros semestres de Ingeniería Ambiental del Programa de Admisión Especial con Enfoque Territorial (PAET) también podrán participar como coinvestigadores y colaboradores durante su formación profesional.

“El país hay que reconstruirlo en estos territorios a nivel de conservación natural […] este es un esfuerzo de largo aliento, pero hay que hacerlo y nos dejará una enseñanza muy grande”, mencionó el profesor Duque.