Geóloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) identificó 8 zonas del suelo de la laguna Seca de este páramo, con variaciones en las condiciones climáticas y un posible aumento de la temperatura desde hace 17.000 años, lo cual se asocia con aumento del tamaño de grano de arcilla y arena, la presencia de minerales como el cuarzo y la disminución de la acumulación de restos orgánicos entre hojas y tallos de plantas de la época.
Hasta ahora no se habían estudiado a fondo los cambios en el
suelo que ha tenido este santuario natural a lo largo de periodos geológicos
como el Pleistoceno –que terminó hace unos 11.700 años con la última
glaciación– y el Holoceno, que inició justo después y que aún no termina.
Por eso Andrea Mayor Amador, magíster en Geología de la UNAL
Sede Bogotá, quiso desentrañar qué ocurría en los sedimentos (material no
consolidado) de la laguna Seca, uno de los puntos clave que conectan el páramo
de Chingaza con el embalse de Chuza, reserva hídrica con cerca de 220 millones
de m3 de agua potable que últimamente ha sonado mucho por el
racionamiento que se está viviendo en Bogotá.
En el Pleistoceno aún se paseaban por los bosques y praderas
de la Tierra los grandes mamíferos, entre ellos el mamut lanudo, el tigre
dientes de sable o el perezoso gigante –tal vez esta combinación le recuerde la
película de La era de hielo–, y de hecho fueron los neandertales
quienes tuvieron el privilegio de observar este desfile de animales, aunque con
la última glaciación todo cambió: el aumento de la temperatura hizo que estos
animales se extinguieran y le dieran paso a la era del humano actual y a
especies más pequeñas como ciervos, caballos y lobos.
Estos cambios se pueden observar a nivel del suelo, por eso
la investigadora analizó los 410 cm de sedimento recolectados en un arduo
trabajo de campo para el que utilizó una sonda tipo rusa, la cual tiene una
pala alargada que se va clavando a distintas profundidades para luego almacenar
la tierra en tubos y preservarla en cajas que se llevan a laboratorio.
Sedimentos bajo la lupa
El material se fraccionó en porciones de 2 cm y se
estudió su color, tamaño y composición del sedimento, así como la cantidad de
minerales y materia orgánica presente; además se hicieron análisis químicos para
determinar los elementos presentes y las dataciones para estimar la época a la
que pertenecían estos cambios.
“Encontramos que las capas más profundas forman parte del
Pleistoceno, con una edad de 16.329 años atrás, mientras que hacia la mitad de
la profundidad del sondeo se obtuvo una fecha de 9.548 años, marcando estados
intermedios del Holoceno; esta edad va disminuyendo hasta nuestros días, con el
momento actual de los suelos de la laguna Seca”.
Para la experta, el cambio se evidencia en el tamaño de la
arcilla: en las primeras zonas es más pequeña y su distribución era más amplia
en el suelo, siendo rica en titanio o circonio, y con el paso del tiempo y los
cambios de temperatura los granos de este material se van haciendo más grandes,
como en el suelo que hoy tiene la laguna, y se observa una disminución de la
concentración de materia orgánica y un aumento de minerales como el óxido de
hierro o el cuarzo, e incluso indicios de ceniza volcánica.
En el laboratorio los análisis se realizaron bajo la lupa,
poniendo cada porción de sedimento para observar sus características físicas; también
se utilizaron equipos especializados para hacer análisis de difracción de rayos
X y fluorescencia de rayos X, que permiten determinar facetas cristalinas y
elementos en el suelo respectivamente, además de los usados para la medida de
carbono orgánico, isótopos y dataciones de carbono 14 (C14) de estas zonas.
“Este trabajo es un primer paso para seguir entendiendo los
cambios que se producen en estos ecosistemas de alta montaña, indispensables
para la vida a lo largo de la historia de la Tierra, y son un precedente para
otras investigaciones que quieran ahondar, por ejemplo, en el tipo de especies
de plantas que vivían esta zona, que es única por los procesos de sedimentación
continuos en una zona aislada y con efectos mínimos de factores externos (erosivos
e hídricos) que se dan allí”, indica la magíster en Geología.