miércoles, 4 de diciembre de 2024

Reconocimiento de derechos y reservas fluviales salvaría el Magdalena de amenazas ambientales

 La salud de los ríos de Suramérica, incluyendo el Magdalena, está en peligro debido a la contaminación, la deforestación y la construcción de hidroeléctricas, lo que pone en riesgo la biodiversidad y la importancia ecológica de sistemas fluviales como los humedales de La Mojana y las áreas costeras del mar Caribe donde desemboca. Experto de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) hace un llamado urgente a restaurar y conservar este importante afluente del país, que pasa por 22 departamentos y 728 municipios.

Según el profesor Jhon Charles Donato Rondón, del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), coautor del libro De los ríos suramericanos al río Magdalena publicado por la Editorial UNAL, “es importante reconocer el río y sus tributarios como una entidad natural sujeta a derechos de protección, conservación, mantenimiento y restauración a cargo del Estado y de las comunidades de la sociedad civil, como ya se hizo para el río Atrato”.

También considera que es urgente declarar como reserva fluvial la cuenca alta del río Magdalena y sus tributarios, en particular las lagunas de páramos como las glaciales, en donde nacen los sistemas fluviales. Hay que recordar que este nace a 3.685 msnm, en el Páramo de las Papas, ubicado en el macizo colombiano, una importante zona de montañas entre los departamentos de Huila y Cauca.

“Además es importante promocionar políticas para proteger las especies de peces migratorios (bocachico, bagre o nicuro) que son la base de la cadena alimenticia y que ofrecen uno de los servicios ecosistémicos más importantes del río como es su aporte de proteína de alta calidad para la población colombiana”.´

Así mismo, es fundamental proteger el delta fluvial de La Mojana y la depresión Momposina como reservas hídricas que sirven como hábitat para el desarrollo de poblaciones de peces (juveniles) y funcionan como zonas de regulación hidrológica natural del río en su cuenca baja (Magdalena, Atlántico, Bolívar y Sucre).

Y tal como afirma el experto, “de ninguna manera puede faltar la promoción de medidas para obligar a las empresas que utilizan los recursos hídricos y modifican los cursos de los ríos (hidroeléctricas), a cumplir con las normas de protección, tanto de los ciclos de vida de las especies migratorias de peces como de los ciclos hidrológicos del río que han afectado la disponibilidad de agua y los recursos pesqueros artesanales del país”.

Situación sobrediagnosticada, se necesitan acciones

Todas estas recomendaciones que el profesor Donato ofrece en el tercer capítulo del libro De los ríos suramericanos al río Magdalena surgen a partir tanto de su experiencia como investigador como de una exhaustiva revisión de documentos académicos y científicos que dan cuenta, entre  otros aspectos, de que el 80 % de la contaminación del Magdalena proviene de las actividades domésticas –es decir de aguas negras que se vierten a este afluente–, de la minería ilegal con el usos de químicos como el mercurio, de la deforestación y la urbanización.

Así mismo, la construcción de las represas El Quimbo y Betania, en el Huila, ha ocasionado que el78 % de la cuenca alta presente erosión crítica, es decir desgaste y desprendimiento de material del lecho y las laderas del río por la acción de las corrientes de agua; además en los últimos 40 años se ha presentado una reducción del volumen pesquero del 62,5 %.

De igual manera, estudios del Instituto Humboldt identificaron que el área de los humedales en el río Magdalena se ha reducido en un 24 % y que este cuenta con 233 especies de peces, de los cuales 158 (76 %) son autóctonos de estos ecosistemas, entre ellos pataló, bagre, bocachico, nicuro, piraña, sábalo y pez carpa. Actualmente solo hay una décima parte de los peces que se reportaban hace 30 años.

“El río Magdalena es un ejemplo claro de cómo la actividad humana puede afectar negativamente la salud de un ecosistema fluvial, por eso es importante tomar medidas no solo para preservar la biodiversidad sino también para garantizar el bienestar de las comunidades que dependen de ellos”, afirma el académico.

Ríos a fondo

El libro De los ríos suramericanos al río Magdalena describe 89 ríos agrupados en 23 capítulos y ofrece una visión detallada de la geología, hidrología, biodiversidad y la historia humana de cada una de estas cuencas fluviales.

Suramérica es hogar de algunos de los ríos más largos y biodiversos del planeta como el Amazonas, que atraviesa 7 países incluyendo Brasil, Colombia y Perú; el Paraná, que fluye a través de Brasil, Paraguay y Argentina, y el Orinoco, que pasa por Colombia y Venezuela.

Pese a su importancia, estos ecosistemas enfrentan numerosas amenazas, desde la contaminación y la deforestación hasta la construcción de represas y la sobrepesca. Muchos ríos del continente han sido contaminados por minería y descargas de aguas residuales de grandes ciudades y pueblos con inadecuadas plantas de tratamiento. Así mismo, muchos de ellos han sido severamente represados y no fluyen libremente, afectando la migración de peces.