Conservar y aprovechar la biodiversidad requiere de un acceso justo y equitativo a la información sobre la misma, por ejemplo, en un país como Colombia donde se extraen múltiples recursos naturales sin retribución correspondiente en conocimiento e inversión. Expertos invitados en el especial La UNAL en la COP16, programa de Radio UNAL, indican las formas en que la Conferencia de las Partes en Cali podría ser el escenario propicio para avanzar en este objetivo.
El centro de la discusión son los recursos genéticos, que es
la información sobre el ADN de todas las formas de vida estudiadas y la base
para entender la biodiversidad, sus funciones en los ecosistemas, así como los
productos que se pueden obtener a partir de esta.
“En esas secuencias de ADN está la información para muchas
cosas, tenemos información en esa biodiversidad para desempeñarse en distintos
papeles en los ecosistemas, que posteriormente puede aprovechar la humanidad
desde diferentes puntos de vista: biotecnología, medicina, de allí puede salir
información para generar hasta microorganismos, por ejemplo, a la hora de hacer
procesos particulares, acelerar procesos para generación de energías. Por eso
es tan importante esas secuencias, todo parte de donde vienen esos organismos y
qué conocen los humanos que estaban allí”, explica Juan Carlos Rincón, doctor
en Ciencias Agrarias con énfasis en Genética Molecular.
Los procesos de digitalización de información en el mundo,
de acuerdo con Mauricio Cabrera, viceministro de Ambiente e invitado al
programa, permiten tener acceso a la información y crear nuevos recursos
genéticos capaces de aportar insumos para la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, la adaptación a este nuevo entorno digital requiere una regulación
equilibrada que garantice el acceso justo a tales desarrollos genéticos y
promueva la colaboración global.
“Hay comunidades en las regiones mega diversas como Colombia
que están protegiendo ecosistemas, pero estas mismas poblaciones no han tenido
los beneficios en la distribución justa de la información genética que ya está
digitalizada y que ayudarían a la continuidad de estos procesos de
preservación”, indicó el viceministro Cabrera.
Colombia desde el año 2022, a través de la ratificación de
la gobernanza del conocimiento tradicional mediante el Protocolo de Nagoya, el
cual reconoce los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales, así
como sus conocimientos tradicionales asociados a los recursos genéticos, según
el Ministerio de Ambiente, apostaría a que, en el país, la información y la
biodiversidad no se conviertan en otro extractivismo injusto para los
habitantes.
En este sentido, Cabrera asegura que Colombia está trabajando con países como Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela para llegar a acuerdos sobre la distribución justa y equitativa de dichos beneficios digitalizados entre el norte global y el sur global para lograr conservar la biodiversidad de la que goza la región. “Estamos sufriendo presiones muy grandes sobre las zonas de alta biodiversidad. En la Amazonia con minería y la extensión de la frontera agrícola se ve afectada, y esto nos está llevando a discursos inconscientes de proteger esta zona, pero no se toman acciones adecuadas”, sostiene.
“Si no se logra generar esa distribución adecuada de
beneficios para las comunidades que protegen esa biodiversidad, si no logramos
cambiar esa forma de recibir beneficios y solo sean las grandes farmacéuticas o
las grandes industrias que utilizan esa gran biodiversidad y que no retribuyen
a los países que somos generadores, va a ser muy difícil lograrla conservar”,
afirma Cabrera.
La inteligencia artificial: una alternativa
Desarrollar procesos de comprensión profunda de los
ecosistemas, incluyendo prácticas sostenibles de manejo de recursos, métodos de
conservación para mantener el equilibrio ecológico, además de proteger la
diversidad biológica de la región son algunos de los escenarios de los cuales
las comunidades han sido protagonistas. Por tal razón, combinar la experiencia
tradicional con tecnologías avanzadas de secuenciación genética y análisis de
datos se vuelven elementos claves para reforzar las acciones de conservación.
La inteligencia artificial puede acelerar el análisis de
estos datos, descubrimientos, optimizaciones en biotecnología y conservación de
la misma, sin embargo, el uso de esta herramienta plantea desafíos en términos
de control y equidad en el acceso de recursos genéticos para todas las
comunidades.
Judith Rodríguez, Doctora en Agroecología de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL), frente a esta necesidad de ser beneficiarios de
estos recursos económicos y científicos que generan la aplicación de
inteligencia artificial en procesos de desarrollo genético, señaló cómo la
Institución a través de los diferentes trabajos de investigación que impactan
directamente a las comunidades ha sido blanco de la falta de recursos. “La
distribución justa tiene que verse como una Política de Estado que permita la visibilización
de la mega biodiversidad, la protección de la permanencia de las comunidades en
sus territorios y la promoción de la investigación dentro de las
instituciones”, precisó la académica.
La COP16, que se realizará en octubre en Cali, será un
escenario propicio para esta propuesta al abordar las metas del Marco Global de
Biodiversidad Kunming-Montreal. La meta número 21 contempla garantizar el
acceso a la información e incorporación de los conocimientos tradicionales, que
será fundamental para el reconocimiento del trabajo integral de las
comunidades; así mismo, la meta 13 precisa el acceso a recursos genéticos y
permitirá reconocer el discurso medioambiental que, aseguran los expertos, concluye
en la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo en el planeta.