Aves como afrecheros, tórtolas y pavas, y mamíferos como ardillas, osos perezosos, tigrillos y conejos fueron avistados por 37 estudiantes de grados sexto a noveno de la Institución Educativa Alfonso Daza Aguirre, ubicada en la vereda Arenillo de Herveo (Tolima), quienes encontraron en la bioprospección una manera de enriquecer el aprendizaje científico y cultivar la conciencia ambiental. Esta es una ciencia reciente y todavía novedosa en Colombia, cuya tarea fundamental es estudiar los seres vivos y sus potenciales usos y aplicaciones.
Miladiz Aguirre Sánchez, magíster en la Enseñanza de las
Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede
Manizales, afirma que “la ausencia de actividades prácticas en la enseñanza,
como la observación, experimentación y análisis en situaciones reales, puede
llevar a que los estudiantes perciban el aprendizaje como algo tedioso y
desconectado de sus intereses y necesidades”.
“Esto genera un entorno en el cual la participación de los
estudiantes es pasiva, lo que obstaculiza el desarrollo de su pensamiento
crítico, la estimulación de su creatividad y la aplicación del conocimiento en
situaciones de la vida diaria”.
En ese sentido, con su investigación la magíster quiso
ofrecerles a los estudiantes la posibilidad de convertirse en agentes de cambio
en la preservación de la biodiversidad local, a través de la bioprospección
como una herramienta pedagógica eficaz para el aprendizaje de las ciencias
naturales en Colombia.
Expertas en el tema, como la profesora de la UNAL Luz Marina
Melgarejo, destacan la bioprospección como un enfoque colaborativo que combina
saberes tradicionales y científicos en el ámbito educativo, permitiéndoles a
los estudiantes explorar la riqueza biológica local y vincular la enseñanza de
las ciencias naturales con los problemas de su entorno.
Observación y mucho entusiasmo para aprender sobre la
fauna
Para su trabajo, la magíster Aguirre aplicó el instrumento
“Evaluar para Avanzar” del Icfes, una iniciativa que les proporciona a los
docentes un conjunto de recursos destinados a apoyar y a facilitar los procesos
de enseñanza, monitoreo y fortalecimiento del desarrollo educativo de niños y
jóvenes, con el fin de diagnosticar el nivel de comprensión de los estudiantes.
Como parte de su trabajo, la investigadora instaló una
cámara trampa que escondió en el bosque cercano al colegio, lo que les permitió
realizar un monitoreo de la fauna local.
También coordinó salidas de campo en las que los estudiantes
pudieron aplicar técnicas de muestreo como huelleros, binoculares, lupas y
guías de campo, e incluso hubo un taller de primeros auxilios.
Zorro perruno, imagen captada por la cámara-trampa instalada en los alrededores del colegio.
De igual manera, realizó entrevistas a familiares y miembros de la comunidad para recopilar información sobre la presencia histórica de especies en la región.
Así, ella y sus pupilos, de entre 11 y 15 años, observaron
alrededor de 40 especies de aves incluyendo afrecheros, cholongos, tórtolas, un
águila y mirlas, y 16 especies de mamíferos como ardillas, erizos, guatines,
osos perezosos, tigrillos y conejos.
“Este ejercicio y las entrevistas permitieron corroborar una
tendencia preocupante y es la reducción durante los últimos 15 años de la
diversidad de especies de aves y mamíferos que habitan la región”, menciona la
magíster.
Mejoraron el conocimiento
Para este trabajo se realizaron dos pruebas de conocimiento
del entorno, antes y después del ejercicio. En la primera los estudiantes
mostraron un conocimiento bajo sobre las aves, con un puntaje promedio de 1,74,
y sobre mamíferos fue de 2,39.
En la segunda prueba, después de las clases y las
actividades de campo, el promedio de conocimientos de los estudiantes mejoró:
con respecto a las aves alcanzó 3,16 y en mamíferos de 3,72.
“Los datos muestran que el método de enseñanza utilizado
ayudó a que los estudiantes comprendieran mejor estos temas de ciencia como la
Competencia de Indagación, crucial para el desarrollo de habilidades
científicas que son esenciales frente a los desafíos contemporáneos, la
identificación de especies y la evaluación del estado de la biodiversidad”.
“En el ámbito educativo colombiano la indagación se percibe
como una competencia específica en ciencias naturales que implica la capacidad
de formular preguntas, buscar información y realizar experimentos. Sin embargo,
existe una tendencia a abordarla de manera parcial, a menudo confundiéndola con
el método científico” anota la magíster.
“Nuestra experiencia impulsó el interés de los estudiantes
por la biodiversidad local y fomentó habilidades investigativas como la
observación y el análisis. El enfoque innovador serviría como modelo para otras
instituciones educativas en el país, destacando la importancia de la educación
ambiental en el desarrollo sostenible”, concluyó la investigadora.