El análisis a bajas y altas temperaturas de semillas de cardo negro (Cirsium vulgare), planta autóctona de Europa, Asia y África pero considerada como una maleza común y agresiva en países como Argentina, México y Colombia, mostró que esta tiene una gran capacidad para brotar en condiciones extremas de temperatura, con un rango muy amplio –entre 4 y 35 °C–, un hallazgo crucial para los agricultores pues les permite anticiparse y diseñar estrategias para proteger los cultivos.
El ingeniero agrónomo Cristian Camilo Grajales Forero, de la
Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL)
Sede Bogotá, explica que “la maleza no es un tipo de organismo sino un
comportamiento, es decir que depende de dónde se dé y en qué condiciones para
ser considerada como tal”.
Por ejemplo en Europa el cardo negroes una planta autóctona,
o sea que no es perjudicial allá, pero en Colombia, si nace cerca a los
cultivos no los deja crecer porque compite con las plantas nativas por los
nutrientes del suelo y el agua, lo que hace que se reproduzca de manera rápida
y acelerada; “por eso es una maleza que puede afectar la productividad de los
cultivos hasta en un 50 %, trayendo consigo pérdidas económicas para los
agricultores”, agrega el investigador.
Teniendo en cuenta esta situación, el ingeniero agrónomo ha centrado su experiencia en identificar, controlar y gestionar malezas en sistemas agrícolas. Su investigación surgió a partir de la observación de la aparición estacional de ciertas malezas, por lo cual se dio a la tarea de indagar sobre cómo las variaciones ambientales influyen en el comportamiento de estas plantas, trabajo que realizó con semillas de malezas comunes como C. vulgare y Epilobium montanum traídas del Centro Agropecuario Marengo de la UNAL.
El análisis de los momentos de brote o germinación se midió
a temperaturas de 5, 10, 15, 20, 25, 30 °C y la temperatura ambiente, que
al momento de hacer la investigación promedió los 18 °C.
Para simular las temperaturas altas utilizó una incubadora
de germinación, y para las bajas una nevera. En ambos entornos incorporó una
lámpara para proporcionar luz. Las semillas se pusieron en vasos de agua con
algodón y su germinación se monitoreó diariamente durante un mes.
La investigación concluyó que mientras C. vulgare puede
germinar en condiciones extremas, a temperaturas mínimas de 4 °C y máximas
de 35 °C, E. montanum mostró limitaciones; de hecho,
germina en un rango de entre 10 y 30 °C.
El ingeniero agrónomo afirma que “este hallazgo es crucial
para los agricultores, ya que les permite anticipar a qué temperaturas
germinarán las malezas, lo que les brinda herramientas para prevenir su
aparición y proteger los cultivos”.
Así, el estudio realiza un valioso aporte desde la ciencia
al agro colombiano, pues identificar las condiciones climáticas óptimas para la
producción de estas malezas permitirá anticipar las tomas preventivas en los
cultivos, contribuyendo a la seguridad y la sostenibilidad ambiental.
Los hallazgos de esta investigación se presentaron durante
el II Congreso Internacional de Variabilidad y Cambio Climático, organizado por
las Facultades de Ciencias y Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Bogotá.