jueves, 8 de agosto de 2024

Universitarios y campesinos rescatan árboles para restaurar alta montaña en el Valle del Cauca

 Academia, empresa y familias campesinas restauraron ecológicamente en cooperación zonas degradadas por la deforestación para agricultura y ganadería en áreas de conservación de recursos naturales de la alta montaña de Palmira. La siembra de casi 500 árboles rescatados por las comunidades fue un éxito al lograr el 60,6 % de supervivencia en el primer semestre del año

Este territorio, ubicado entre los 2.400 y 2.800 msnm, es rico en biodiversidad y de allí se originan importantes ríos que surten al municipio. Además ha sido históricamente escenario del conflicto armado y actividades al margen de la ley, que luego de la firma del Acuerdo de Paz en 2016, se abrió a nuevas oportunidades productivas y turísticas, y con ello vino una mayor ocupación y uso de la tierra. Algunas familias regresaron al territorio y otras llegaron buscando un nuevo comienzo.

La paz brindó la oportunidad a la academia, representada en profesores, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, de subir a estas zonas del municipio y reconocerlas, un proceso que desde 2017 ha originado diversos proyectos de investigación en los corregimientos de Toche, Teatino, Cabuyal y Combia.

En este último, ubicado en la parte más alta de la montaña cerca al Parque Nacional Natural de Las Hermosas Gloria Valencia de Castaño, se realizó la restauración ecológica en cooperación con la siembra de 487 árboles nativos como gavilán, flor amarilla, sauce, cedro negro, molde y palma de cera, el árbol nacional del país.

Cerca del 60 % de las plantas fueron rescatadas por la comunidad. Las 13 familias campesinas, en sus recorridos por la zona montañosa, se dedicaron a identificar árboles pequeños de entre 20 y 40 cm de altura, utilizando su conocimiento ancestral y una cartilla proporcionada por el Grupo de Investigación Prospectiva Ambiental y su semillero de Investigación Ambiental (SIAMB). Durante las caminatas encontraban estos arbolitos en lugares donde probablemente no sobrevivirían, y siguiendo las indicaciones los sacaban cuidadosamente protegiendo la raíz y parte del sustrato.

Yorledis Esquivel, una de las participantes de la zona rural de Combia, quien ordeña en las mañanas y en las tardes realiza los oficios de la casa, manifestó: “uno que no conoce muchos árboles puede pensar que son maleza y no sirven, pero este proyecto nos enseñó su importancia y cómo cuidarlos para ayudar al medioambiente”.

Luego de recolectar los árboles, los llevaban a sus casas y los cuidaban en bolsas especiales que les habían sido suministradas. Cuando llegaba el momento de la siembra, profesores y estudiantes revisaban el material vegetal rescatado, y si estaba en buenas condiciones lo trasladaban al lugar de plantación en la montaña.


“Durante el proceso de investigación adelantado con un equipo multidisciplinario identificamos uno de los problemas más importantes: la fragilidad ambiental que tienen estas zonas frente a la conservación de su biodiversidad, particularmente sus árboles nativos y sus bosques, que son clave para la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático”, señaló la profesora María Victoria Pinzón Botero, directora del SIAMB y líder de la iniciativa, respecto al origen del proyecto.

A pesar del impacto del fenómeno de El Niño a inicio de 2024, en el seguimiento adelantado en el primer semestre se registró que los árboles lograron un porcentaje de supervivencia de 60,6 %, “lo que evidencia que ese esfuerzo compartido logró un éxito contundente, incluso a pesar de las variaciones climáticas”, agregó la profesora Pinzón.

La metodología empleada se centró en un enfoque participativo y de transferencia de conocimiento. El trabajo de siembra se distribuyó en tres jornadas entre febrero y abril de 2024, y paralelamente se fue realizando el seguimiento a cada uno de los arbolitos sembrados en los diferentes sectores correspondientes a las franjas de protección del río Amaime y de la quebrada Los Cuchos, fuente abastecedora del centro poblado plan de vivienda del corregimiento.

Restauración ecológica en cooperación

En el trabajo con las comunidades que venía adelantando la UNAL Sede Palmira en Combia, la iniciativa fue impulsada por el vivero local con el campesino Jaime Quintero, quien desde hace algunos años trabaja en el rescate de la palma de cera, nativa de las regiones montañosas de los Andes colombianos. Luego, con el apoyo del SIAMB, se propusieron destinar un área adicional para cultivar y rescatar árboles nativos.

Desde 2017 la actividad investigativa ha sido apoyada por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), Parques Nacionales Naturales de Colombia, el municipio de Palmira y la empresa Ecotank, que en 2023, a través del programa “Reverdece con propósito” y con la colaboración de compañías de diversos sectores a los que presta sus servicios, logra contribuir con la puesta en marcha de la siembra de árboles con apoyo económico para las familias campesinas.

Diana Giraldo, quien vive con su familia en la vereda Combia y se dedica a diversos oficios como la recolección de cebolla y otras tareas del campo, recorrió con su esposo y dos hijos pequeños la montaña en el rescate de árboles. Ella destaca que fue “algo muy bonito que les enseñó a valorar y proteger el entorno natural, donde mis hijos aprendieron la importancia de esta tarea”.

Para la profesora Pinzón “es fundamental que los futuros profesionales comprendan que las zonas de conservación y protección no siempre están en las condiciones ideales que imaginamos. Este proyecto ha permitido que los estudiantes se enfrenten a la realidad de los territorios y conozcan la importancia de conservar los árboles nativos y la biodiversidad para un ordenamiento territorial más sostenible que aporte efectivamente a los retos de la adaptación al cambio climático”.