Un modelo multicriterio, probado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, logró hacer previsiones a modo de ranking –de mayor a menor– de los impactos ocurridos en torno a este proyecto, por lo que sería una herramienta útil para tomar decisiones acertadas, prevenir riesgos y evitar mayores gastos. Su uso se podría extender a futuros planes hidroeléctricos, o similares, de gran envergadura.
Hidroituango, una de las centrales de generación de energía
más grandes de Sudamérica, tuvo una de sus mayores contingencias operacionales
en 2018 por la obstrucción de uno de los túneles auxiliares de desviación. Así
mismo, y pese a su importancia para la economía del país, tuvo una fuerte
oposición por parte de la comunidad, lo que implicó retos económicos, sociales
y ambientales.
“Durante la planeación de proyectos como este se busca
prever, evitar y mitigar riesgos. Sin embargo, los estudios suelen ser muy
limitados y unidireccionales, centrados a favor de los resultados que el
proyecto pretende alcanzar”, explica Juan Felipe Laverde Salazar, magíster en
Ingeniería de Sistemas de la UNAL Sede Medellín.
Hidroituango como caso de estudio
El nuevo modelo se considera integral porque determina la
influencia que puede haber entre variables y revela conexiones que pasan
desapercibidas con otros métodos. “En la bibliografía encontramos 21
metodologías existentes, luego seleccionamos aquellos impactos relacionados con
las hidroeléctricas (148 en total), y por último con el modelo DEMATEL-WINGS
(empleado para analizar factores entrelazados) determinamos cómo influía cada
impacto en el sistema o en ‘el todo’”.
Para este estudio se analizó el Listado de impactos
ambientales específicos2021, publicado en por el Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible. “Obtuvimos 1.104 combinaciones que siguen la estructura:
Decisor – Espacio geográfico – Temporalidad del proyecto – Impacto, lo que nos
permitió determinar quiénes eran los más afectados por el proyecto, en qué
etapa y en cuál área de influencia”.
Y además realizar un análisis complementario para los planes
de manejo ambiental, de manera que sean más precisos y efectivos. “Para validar
el modelo propuesto según los impactos ‘listados’, tomamos como caso de estudio
el proyecto Hidroituango y los datos públicos de su Evaluación de Impacto
Ambiental”.
Esta información se ingresó al modelo para analizar los 30
impactos que finalmente se muestran “ranqueados”, y encontramos que la mayoría
se concentran en el proyecto mismo, tal como ocurrió en la vida real con la
emergencia operacional.
Según estos resultados, el proyecto es el principal agente
de impacto dentro del sistema, y además sugieren que la comunidad es la más
afectada por su implementación. En cuanto a la dimensión temporal, se destaca
que la mayoría de los impactos ocurre durante la fase de construcción.
Con respecto a la dimensión espacial, se obtuvo que la zona
del embalse experimenta la mayor incidencia de impactos, principalmente
atribuibles al proyecto. “Aunque la validación se correspondió con la realidad,
el modelo se puede mejorar aún más, incluyendo actores como los estatales y
variables de causalidad”, agrega el investigador.
Potenciar un modelo como este sería establecer un precedente
para construcciones más equilibradas y sostenibles, de manera que se prevean y
mitiguen conflictos socioambientales y de operatividad. Por último, también es
importante señalar que es extrapolable a proyectos similares y de gran
magnitud.