Dicha cuenca, expuesta a amenazas naturales como inundaciones y deslizamientos, es el foco de un proyecto dirigido a mejorar un sistema de alertas tempranas comunitario, mediante ciencia ciudadana y monitoreo ambiental participativo de variables como lluvia o niveles de agua. Usando sensores de bajo costo, pluviómetros manuales y estaciones meteorológicas inteligentes, se busca mejorar la recolección y el análisis de datos para gestionar el riesgo de desastres.
La quebrada Manizales, ubicada al oriente de la capital de
Caldas, tiene una longitud de 11 km y cubre un área de 27 km² –el
56 % en área rural y el 44 % en área urbana– y es un importante
afluente del río Chinchiná. Su parte alta se caracteriza por fuertes
pendientes, suelo rocoso y actividades agropecuarias y mineras, mientras que la
zona media-baja incluye zonas industriales y asentamientos urbanos vulnerables
a inundaciones. Este afluente afronta problemas de deforestación, erosión,
contaminación por minería e industrias y riesgos de inundaciones.
En su investigación, María Jimena Henao Salgado, estudiante
del Doctorado en Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL)
Sede Manizales, desarrolló e implementó un proyecto para mejorar el componente
de monitoreo del sistema de alertas tempranas para que la comunidad lo gestione
mediante el uso de tecnologías asequibles.
Para ello, revisó los antecedentes y estudios previos sobre
la quebrada y las iniciativas de monitoreo comunitario locales e
internacionales; después desarrolló una estrategia de comunicación para
informar y capacitar a la comunidad sobre los riesgos y las técnicas de
monitoreo ambiental; creó un protocolo para la recolección, el manejo y
análisis de datos, acompañado de material de capacitación, y por último puso a
prueba el proyecto de monitoreo ambiental comunitario (ciencia ciudadana) en el
sistema de alertas tempranas.
“Durante la mayor parte del proceso, la comunidad de la
Institución Educativa Superior de Malatería, la Junta de Acción Comuna del
barrio Maltería, y los habitantes de los barrios Maltería, Bajo Juanchito, y
Verdum, los principales beneficiarios de la iniciativa participaron en los
talleres que sirvieron para ofrecerles un contexto de la problemática, además
del respectivo entrenamiento para usar las herramientas de manera adecuada”.
“Este proceso educativo fue esencial para asegurar la
comprensión y el compromiso de los participantes; además su retroalimentación
ofreció elementos para mejorar el monitoreo del sistema”, menciona la
investigadora.
Uno de los componentes esenciales del sistema obtenido fue
el diseño, el montaje y la instalación de sensores remotos y de bajo costo y
pluviómetros manuales para medir variables como lluvia y niveles de agua. Estos
se distribuyeron estratégicamente donde existen observadores comunitarios cerca
a las comunidades vulnerables en la microcuenca para asegurar una cobertura
adecuada y una recolección precisa de los datos.
Así, se instalaron tres miras limnimétricas para monitoreo
comunitario en los sectores de Juanchito, Maltería y Verdum. Por lo general
estas herramientas básicas de cualquier estación de medición del nivel o del
flujo del agua se ubican en ríos, embalses, lagos o lugares en donde se
requiere determinar la altura de la lámina de agua. También se entregaron 3
kits agroclimáticos para monitoreo de lluvias y temperatura a ciudadanos
observadores.
El trabajo de la estudiante Henao aborda la importancia del
desarrollo sustentable mediante la capacitación de las comunidades como actores
fundamentales en la gestión del riesgo de inundaciones. Este enfoque
participativo promueve la adaptación al cambio climático y la reducción del
riesgo de desastres, fortaleciendo el desarrollo sustentable de Manizales.
La investigadora anota que su propuesta se alinea con el
Plan de Desarrollo “Manizales + Grande” y los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) números 3, Salud y bienestar, 11, Ciudades y comunidades
sostenibles y 13, Acción por el clima.
Así mismo, se articula con iniciativas locales como el
sistema de monitoreo de la Corporación Vivo Cuenca, fortaleciendo el Comité de
Monitoreo Hidrometeorológico y la participación estudiantil en actividades de
servicio social.
La sostenibilidad del proyecto se asegura mediante la
integración de la comunidad en el monitoreo y la validación de datos, logrando
una gestión integrada y adaptativa del riesgo de inundaciones en la región.