El análisis de siete calendarios indígenas de tres regiones de la Amazonia colombiana (Medio Caquetá, Igara-Paraná y Mirití-Paraná) muestra la relación que existe entre la época del friaje –temporada fría que se presenta entre julio y agosto– y la transición hidrológica, con los periodos de mayor incidencia de enfermedades como malaria y dengue.
En la Amazonia colombiana, en donde la manigua pareciera ir
a otro ritmo, los indígenas han aprendido a observar, escuchar, sentir e
interpretar la selva. Parte de ese conocimiento lo han plasmado en relatos y
bailes tradicionales, pero también en calendarios propios que les sirven para
prever los momentos más importantes de la vida en sus territorios, como por
ejemplo la relación entre los ciclos lunares y solares con el momento de
cultivar o cosechar la chagra, o el de las aguas altas y bajas (lluvias o sequías)
con el tiempo propicio para la pesca o la caza.
Los calendarios son valiosas herramientas por medio de las
cuales ofrecen un conocimiento y manejo tanto del territorio como de la
organización de las actividades productivas. Además, la información que reúnen
se transmite según la posición que ocupan los líderes dentro de la comunidad.
Tal habilidad para entender los ecosistemas también les ha
permitido incluir los momentos en los que son más susceptibles a enfermedades
como el dengue y la malaria, a las cuales no denominan así, aunque sí
relacionan sus síntomas con el “tiempo del mal del cuerpo”, el “tiempo de
fiebre”, el “tiempo de gusano”, o el “tiempo de vómito”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020
Brasil, Colombia y Venezuela concentraron más del 86 % de los casos de
malaria en Suramérica, con el 90 % de los pacientes reportados en la
región Amazónica.
Con respecto al dengue, Colombia enfrentó un preocupante
aumento en los casos, con 242.849 registros hasta agosto de 2024, es decir, un
incremento del 208 % frente al mismo periodo de 2023, según lo advirtió el
Instituto Nacional de Salud (INS).
Una de las razones de esta situación es que la sequía y la
disminución de lluvias obliga a las personas a almacenar agua en todo tipo de
recipientes, y si estos no son los adecuados y no están limpios o cubiertos, se
convierten en criaderos de mosquitos.
Transiciones y enfermedad
En el estudio se analizaron siete calendarios ecológicos de
tres regiones en la Amazonia colombiana, así: tres de la región del Medio
Caquetá en Colombia (comunidades Nɨpodɨmakɨ, Féenemɨna’a y Andoque), dos Murui
Mɨnɨka de la región de Igara-Paraná, y dos del Mirití-Región del río Paraná,
uno Yukuna y otro Tanimuka.
Andrés David Jiménez, biólogo de la UNAL, amplía que “de los
calendarios ecológicos sintetizamos la parte biológica, información climática,
cultural y de enfermedades, y la correlacionamos con los meses del calendario
gregoriano, que es el que se utiliza en todo el mundo”.
También se tuvieron en cuenta los casos de dengue y malaria
reportados entre 2007 y 2019 por el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud
Pública (Sivigila) del INS. Los datos meteorológicos para ese mismo periodo se
descargaron de seis estaciones (Aguazul, Angosturas, Araracuara, Cuemaní,
Monochoa y Santa Isabel) del Instituto Colombiano de Hidrología, Meteorología y
Estudios Ambientales (Ideam), y las temperaturas máximas y mínimas diarias de
tres estaciones meteorológicas: Araracuara, Tres Esquinas y La Chorrera.
El friaje, un evento crucial
Una de las coincidencias encontradas es que durante la
transición húmedo-seco –que ellos llaman “tiempo de gusano” y la asocian con
enfermedad– se da el pico de malaria, mientras que el dengue mostró su pico
entre marzo y abril.
“Esto es explicable, pues la forma en que se transmiten
dichas enfermedades es diferente: el dengue se produce cuando el vector
contaminado por el virus pica y transmite la enfermedad, mientras en la malaria
el insecto pica a alguien que tiene el parásito, y debe pasar un tiempo para
que el zancudo se infecte y transmita el parásito a otra persona”, explica la
profesora Nubia Estela Matta, directora del Grupo Estudio Relación Parásito
Hospedero (GERPH) de Departamento de Biología de la UNAL.
Señala además que “los datos mostraron que dos aspectos
principales de los calendarios indígenas: la época del friaje como marcador
crítico del año –se presenta entre julio y agosto– y la transición hidrológica
–periodos de mayor susceptibilidad a enfermedades– están respaldados por datos
meteorológicos y por la información disponible sobre la incidencia de malaria y
dengue”.
El friaje es un fenómeno meteorológico provocado por las
corrientes de aire frío que llegan desde Brasil impulsadas por el viento y que
se desplazan hacia la selva central y norte; así, entre 3 y 10 días, la
temperatura pasa de 27 a 30 °C, a entre 9 y 10 °C.
Otro aspecto identificado es que cuando se presentan estas
enfermedades los indígenas usualmente no van al médico, pues, por un lado,
tienen su medicina tradicional –de hecho, descubrieron los beneficios de la
quina para tratar la malaria–, y por otro, porque moverse en el Amazonas es
difícil y dirigirse al centro de salud más cercano puede tomar varios días.
“Las coincidencias señalan la convergencia de dos lenguajes:
el científico y el ancestral indígena, cuyo potencial, demostrado en este
trabajo, puede ser una herramienta poderosa para abordar interdisciplinaria e
interculturalmente el cuidado de la salud de las poblaciones de esta región”,
concluyen los investigadores.
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