Los extractos de lavanda están revolucionando la lucha contra la corrosión del acero, ofreciendo una solución eficiente y sostenible. Con una capacidad de inhibir el deterioro metálico en un 85 %, estos recubrimientos naturales no solo prolongan la vida útil de los materiales, sino que además reducen el impacto ambiental, generando hasta un 30 % menos de residuos tóxicos que los productos comerciales.
La Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales realiza una investigación innovadora que transformaría la industria de la protección contra la corrosión. A partir de las hojas de lavanda se desarrolló un inhibidor natural que retrasa significativamente el proceso de oxidación en materiales metálicosLa Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales realiza una investigación innovadora. Este enfoque sostenible promete reducir el impacto ambiental de los productos químicos tradicionales, abriendo la puerta a aplicaciones en sectores como la construcción, la manufactura y la energía.
Su producción resulta hasta un 50 % más económica, por
lo que este inhibidor natural se consolida como una alternativa prometedora
para reducir la contaminación de las industrias de pinturas anticorrosivas.
Además, las pruebas realizadas han demostrado su efectividad durante al menos
72 horas de exposición continua en ambientes agresivos en un
potenciostato-galvanostato capaz de acelerar el proceso de corrosión hasta 20
años.
La idea de utilizar lavanda nació del interés por encontrar
alternativas sostenibles a los inhibidores de corrosión convencionales, los
cuales suelen estar compuestos por sustancias tóxicas que contaminan el
medioambiente. “Decidimos explorar el potencial de las hojas de lavanda debido
a su composición química rica en compuestos antioxidantes y aceites
esenciales”, explica Santiago Ocampo Palacios, estudiante de Ingeniería Física
y miembro del Semillero de Investigación en Electroquímica de la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales de la UNAL Sede Manizales.
El proceso comienza con la recolección de las hojas de
lavanda en la región de Caldas, en donde las condiciones climáticas favorecen
el crecimiento de esta planta. Posteriormente se someten a un procedimiento de
extracción que permite obtener los compuestos activos responsables de inhibir
la corrosión. Estos extractos se evalúan en laboratorio para determinar su
efectividad en la protección de metales como el acero y el aluminio.
El método desarrollado por el equipo de la UNAL combina
técnicas de extracción por solventes con análisis electroquímicos avanzados. En
primer lugar, las hojas de lavanda se trituran y se procesan utilizando acetona
como solvente, lo que permite obtener una solución concentrada de compuestos
bioactivos.
Los resultados han sido alentadores: los metales tratados
con el extracto de lavanda mostraron una reducción del 80 % en la
velocidad de corrosión frente a aquellos que no recibieron tratamiento. Además,
el inhibidor demostró ser efectivo incluso en ambientes altamente salinos, lo
que amplía su aplicación potencial.
Uno de los aspectos más destacados de este proyecto es su
contribución a la sostenibilidad. Los inhibidores de corrosión convencionales
suelen contener metales pesados y otras sustancias químicas que representan un
riesgo tanto para el medioambiente como para la salud humana. En contraste, el
extracto de lavanda es biodegradable y no genera residuos tóxicos.
Además, el uso de un recurso natural como la lavanda
fomentaría el desarrollo económico de comunidades rurales de Caldas. “Este
proyecto tiene el potencial de crear cadenas de valor sostenibles, mediante las
cuales los agricultores locales se beneficiarían del cultivo y suministro de
lavanda para fines industriales”, señala el investigador.
A pesar de los avances logrados, el equipo de investigación
enfrenta varios desafíos, uno de los principales es escalar el proceso de
extracción para producir inhibidores a gran escala sin comprometer la calidad
del producto. También se están realizando estudios para garantizar la
estabilidad del inhibidor bajo diferentes condiciones ambientales y su
compatibilidad con otros materiales.
El investigador enfatizó en la importancia de la
colaboración interdisciplinaria: “este proyecto ha sido posible gracias tanto
al trabajo conjunto de químicos, ingenieros y agrónomos como al apoyo de los
laboratorios de la UNAL”. Asimismo se está explorando la posibilidad de
establecer alianzas con empresas del sector industrial para llevar este
innovador producto al mercado.
La investigación sobre el uso de lavanda para retrasar la
corrosión representa un ejemplo del impacto positivo de la ciencia y la
tecnología en la sociedad, ya que no solo aborda un problema técnico
importante, sino que además promueve la sostenibilidad y el desarrollo
económico regional.
En palabras del investigador: “este es solo el comienzo.
Creemos que la naturaleza tiene mucho que enseñarnos y que podemos seguir
encontrando soluciones innovadoras y sostenibles para los desafíos
industriales”.
Con iniciativas como esta, la UNAL reafirma su compromiso
con la investigación de vanguardia y la construcción de un futuro más
sostenible.
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