martes, 9 de enero de 2024

Ranas de Supatá estarían en riesgo por la pérdida de su hábitat

Imperceptible y desconocida, así es la rana que habita en este municipio de Cundinamarca, y que de hecho lo lleva en su nombre: Andinobates supata. Este curioso animal dorado, de menos de 2 cm, deja sus renacuajos en bromelias, plantas cuyas hojas albergan agua y le sirven de hábitat; sin embargo, hoy no existe protección o medidas de conservación para esta especie, que se enfrenta a la ganadería de la zona. Investigadores buscan que esto cambie.

Supatá es un municipio de cerca de 7.000 habitantes que queda a 76 km de Bogotá; su emblema es dicha rana, que incluso tiene estatua y festival en su honor. Desde que fue descubierta en 2008 solo se ha registrado en Supatá y no ha dejado de adquirir fama.

Pero su fama aún no ha sido suficiente para que se creen estrategias de conservación y protección más eficaces. La zona donde se distribuye la especie se encuentra dentro de predios privados dedicados a la producción de pasto para la ganadería de leche y carne. Las entidades territoriales no tienen incentivos que ayuden a mitigar el riesgo de que los bosques donde vive la rana dorada desaparezcan. La comunidad del municipio está interesada en la conservación de la especie, pero no cuenta con las herramientas para hacerlo.

Con este problema en mente, el grupo de investigación Biología de Organismos Tropicales (Biotun), del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), que lleva trabajando en la zona alrededor de seis años, busca entender qué recursos son limitantes para la reproducción de la especie y así aportar a su conservación.

“La zona que estudiamos está ubicada en cercanías a potreros, por lo que las vacas se encuentran al lado de las ranas poniendo en peligro los parches de bosque donde los anfibios habitan, se reproducen y dejan sus renacuajos”, afirma María Daniela Guevara, integrante de Biotun y oriunda de Supatá, quien ha estado al frente de la investigación con estas ranitas.

Es difícil inspeccionar las plantas en las que dejan sus renacuajos, ya que las bromelias pueden estar en árboles de hasta 10 m de altura; no obstante, durante los 3 meses de trabajo de campo tuvieron la suerte de encontrar un árbol caído que albergaba cinco bromelias, y en ellas A. supata.

“Analizamos parcelas de 100 m2 cada una en busca de bromelias y de ranas doradasEstas plantas son muy importantes para ellas, pues son arrosetadas (en forma de rosetas) que albergan agua en sus brácteas formando una especie de piscina, y es allí donde quedan resguardados los pequeños renacuajos”, indica la investigadora.

Los machos de la especie cantan para atraer a las hembras, lo cual también ayudó al grupo a encontrar los lugares con mayor población. Según la futura bióloga, “ellos defienden sus territorios de la intromisión de otros machos de la misma especie; además son muy fieles a esos territorios y permanecen allí por largo tiempo”.

Una beca para la conservación

Después de encontrar la relación entre las ranas y las bromelias, el grupo busca que la siguiente fase del proyecto sea realizar un mapeo de la distribución espacial de las ranas de la zona, además de hacer una caracterización taxonómica de otro tipo de plantas que no han sido tan estudiadas y en donde también podrían estar poniendo sus renacuajos.

Esta parte se podrá adelantar gracias a esfuerzos como el de la investigadora Guevara, quien logró la beca de investigación del Fondo Ignacio Gómez-Montes de la Asociación Selva, con la que se busca no solo hacer la caracterización, sino también adelantar un proyecto con la comunidad de Supatá, mediante el cual se brinden herramientas que ayuden a la conservación de la especie.

“Algunas veces los habitantes nos dicen que no saben acerca de la existencia de las ranas en estas partes de los bosques, pero al saberlo se empiezan a interesar y a querer aportar de alguna manera. De ahí que la beca busque fortalecer los lazos de la academia con las comunidades”, señala la investigadora.

El grupo quiere diseñar un libro infantil de ilustraciones para que toda la población de Supatá pueda entender de manera sencilla lo que ocurre con estos diminutos animales, que gracias a estas iniciativas pueden ser visibilizados. Se espera que estas investigaciones ayuden a crear políticas de conservación y protección más rigurosas para que la vida de estas ranitas o de sus renacuajos no estén en riesgo







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