jueves, 22 de mayo de 2025

Isla Decepción revelaría claves sobre la vida en Marte

 En el extremo austral del planeta, donde el hielo y el fuego conviven en una caldera volcánica activa, un grupo de científicos colombianos y europeos propone que la isla Decepción, en la Antártida, sea reconocida como un análogo planetario de Marte. Su geología, clima extremo, presencia de microorganismos en condiciones inhóspitas y registros de interacción entre magma, lava y hielo la convierten en un laboratorio vivo para entender la posibilidad de vida fuera de la Tierra.

En el campo de las ciencias planetarias un análogo planetario es un entorno terrestre que comparte características físicas, químicas o geológicas con otro cuerpo celeste, y que permite simular y estudiar procesos similares. Entre los más reconocidos del mundo están el desierto de Atacama (Chile), por su aridez extrema y radiación solar intensa; el Valle de la Muerte (EE. UU.), por sus suelos salinos y temperaturas extremas, y el ártico canadiense, por su permafrost y aislamiento.

La propuesta de la UNAL busca incluir a la isla Decepción dentro de esta red de sitios esenciales para la investigación planetaria y se sustenta en una revisión publicada en la revista International Journal of Astrobiology, en la que se detallan las características de la isla, que la convierten en un escenario ideal para explorar procesos similares a los que podrían haber originado la vida marciana.

“Se trata de un entorno en donde confluyen volcanismo activo, permafrost, glaciares cubiertos de ceniza volcánica, gases sulfurosos y comunidades microbianas extremófilas”, explican David Tovar y María Angélica Leal, investigadores del Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología (GCPA) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Hasta hace pocos años los estudios en la isla Decepción se centraban por separado en la actividad volcánica o los glaciares. Fue gracias al trabajo conjunto con el geólogo planetario Miguel Ángel de Pablo, de la Universidad de Alcalá, que se empezó a integrar una mirada astrobiológica y planetaria del lugar, reconociendo su potencial como análogo marciano.

Entre los hallazgos más relevantes se encuentran tapetes microbianos en zonas hidrotermales, estructuras glaciovolcánicas bien preservadas y la detección de percloratos en el piroclasto volcánico, compuestos también presentes en Marte. Estas condiciones extremas permiten estudiar potenciales formas de vida que podrían haber existido –o existir– en el planeta rojo.

“Hemos identificado microorganismos termófilos, psicrófilos, endolíticos y tolerantes a radiación, capaces de sobrevivir en suelos calientes, dentro de rocas o bajo hielo. Estos organismos, en proceso de caracterización, representan modelos valiosos para entender los límites de la vida”, señalan los investigadores. De hecho, el equipo prepara una publicación exclusiva sobre estos microorganismos y su potencial astrobiológico.

También se realizaron estudios geoquímicos comparativos usando datos de sensores remotos captados por orbitadores en Marte. Al contrastarlos con muestras recolectadas en la isla se obtuvo un índice de similitud (FOM) de 0,80, considerado como “muy alto” para este tipo de estudios.

“Aunque no hay análogos terrestres idénticos, este valor indica que Decepción se aproxima bastante en composición mineralógica a zonas marcianas como el cráter Gusev”, explica la bióloga Leal, estudiante del Doctorado en Biología de la UNAL y en Investigación Espacial y Astrobiología de la Universidad Alcalá de Henares (España).

Ciencia en acción

La isla también ha servido como escenario para la calibración de instrumentos como el sensor REMS, hoy operativo en el rover Curiosity. Además, la base Gabriel de Castilla cumple condiciones para desarrollar misiones análogas.

“Estar allí es como caminar en otro planeta. No hay árboles, no hay sonidos humanos. El aire es limpio, seco, sin el olor de la tierra mojada. El viento golpea a más de 80 km/h. Es un lugar que no solo se parece a Marte, sino que se siente como Marte”, relata el geólogo David Tovar, estudiante del Doctorado en Geociencias de la UNAL y de Investigación Espacial y Astrobiología de la Universidad de Alcalá (España), quien considera la Antártida como uno de los entornos más exigentes del mundo.

La propuesta de estudiar la isla como análogo planetario nació en Colombia, liderada por el Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología (GCPA), avalado por la UNAL y la Corporación Científica Laguna. El proyecto fue aprobado por el Programa Antártico Colombiano (PAC) y el Comité Polar Español, y cuenta con la participación de investigadores de Chile, España, Italia, Argentina y Alemania. El trabajo ha sido posible gracias al uso de laboratorios e infraestructura científica colombiana y espacios aliados internacionales.

“Pusimos la primera piedra para posicionar esta isla como un análogo planetario reconocido internacionalmente”, señala el geólogo Tovar, codirector del GCPA.

Por su parte la investigadora Leal señala que “Colombia no tiene satélites propios ni telescopios de gran escala, profesionales, pero tiene talento, ciencia y alianzas. Estos estudios demuestran que podemos aportar a las ciencias planetarias desde nuestros entornos y capacidades”.

Actualmente el equipo promueve la propuesta en congresos internacionales, redes de ciencias polares y foros de astrobiología. Se prevé organizar una campaña con investigadores –hombres y mujeres– de varios países para desarrollar proyectos conjuntos en la isla durante los próximos años.

“Queremos que más investigadores del mundo vean la isla Decepción como un lugar esencial para ensayar ciencia espacial en la Tierra. Ya empezamos a mover esta idea en congresos y redes académicas, y soñamos con ver allí, en unos años, nuevas misiones análogas con participación internacional”, concluye la experta Leal.

Con apuestas como esta, Colombia fortalece su presencia en la ciencia polar y planetaria demostrando que incluso sin grandes telescopios o satélites puede liderar estudios de frontera desde su propia experiencia y territorio aliado.