Un proyecto liderado por docentes y profesionales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y financiado por el Sistema General de Regalías (SGR) busca aprovechar la ceniza resultante de la quema de la cascarilla de arroz para fabricar cementos no convencionales, con el fin de aplicarlos para mejorar las vías terciarias de la región Orinoquia.
En 2023 se produjeron en Colombia 6,5 millones de toneladas
de productos agrícolas, entre ellos el arroz, con 1,7 millones toneladas en el
Casanare y 1,4 millones de toneladas en el Meta, lo que demuestra que los
Llanos Orientales es la zona de mayor producción arrocera del país, según la
Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), sobre la más reciente
Evaluación Agropecuaria Municipal (EVA).
Sin embargo el mal estado de las vías internas de la región
es uno de los problemas que dificulta sacar eficientemente los productos
agropecuarios (arroz, soya, piña, caucho, palma africana, pino, maíz, plátano,
patilla, yuca, cítricos y árboles maderables, entre otros), y además repercute
en un alza en los costos de transporte, situación que obedecería a la ubicación
geográfica, el clima, y la falta de inversión y de soluciones definitivas.
“El 70 % de las vías colombianas se clasifican como
“terciarias”, es decir las que unen las cabeceras municipales y las veredas,
por lo que son fundamentales para el desarrollo de la economía regional”,
expuso el profesor de la UNAL Ary Alain Hoyos, ingeniero civil, doctor en
Ingeniería - Ciencia y Tecnología de Materiales y líder de la investigación.
Ante esta problemática, la UNAL Sedes Medellín y Orinoquia
se unieron para adelantar un proyecto que explora soluciones de economía
circular, es decir aprovechar al máximo todos los recursos materiales para
reducir, reciclar y reutilizar lo que se desecha.
Los investigadores encontraron en la producción arrocera un
recurso útil para aportar a la solución del estado de las vías terciarias de la
región: “elegimos la ceniza de la cascarilla de arroz como materia prima porque
esta ya pasó por todo un proceso químico, la huella de carbono es mucho más
baja y es algo que no se utiliza, es un residuo”, explica el profesor Hoyos.
La ceniza de cascarilla de arroz mejoraría el suelo vial
La cascarilla de arroz suministrada por la Comercializadora
de los Llanos fue la materia prima de la investigación: “su ceniza se adquiere
mediante un proceso de quema controlada, el cual implica calentarla a
temperaturas específicas, y de allí se produce la calcinación y se transforma
en cenizas. Después, este subproducto se incorpora en mezclas de concreto como
un sustituto parcial del cemento, lo que mejora la resistencia y durabilidad
del material”, explica el docente.
Aclara además que “el proceso para aprovechar este residuo consiste en recolectar la ceniza y mezclarla con el suelo en ciertas proporciones, y a esa mezcla agregarle activadores alcalinos, lo que permite disolver parte de la ceniza para obtener lo que se necesita –en este caso silicio y aluminio– y generar un material que se pueda conglomerar”.
Aunque todo el proceso se estudió en laboratorio para saber
cómo funcionarían los componentes en la vía, el líder del proyecto manifiesta
que “la aplicación sería muy similar a la actual. El pavimento está formado por
4 capas: subrasante, subbase, base y carpeta de rodadura; las vías terciarias
tienen máximo 2 de estas, por eso se presenta un deterioro más rápido en estas
carreteras”.
activador; luego las volquetas van colocando la ceniza cada
cierta distancia, posteriormente la moto niveladora mezcla el suelo existente
con la ceniza, y por último un carro riega el activador. Es importante aclarar
que este procedimiento se realizó desde 0 hasta los primeros 50 cm de
suelo de la vía, y dio resultados satisfactorios”, indica el profesor Hoyos.
Aportes educativos y tecnológicos
Los beneficios del estudio se observan no solo en la
sostenibilidad sino también en la articulación entre la academia, el Estado y
la industria, pues además de la participación del sector privado se contó con
el vínculo entre las Sedes Medellín y Orinoquia de la UNAL, la Institución
Universitaria Pascual Bravo de Medellín y la Universidad Minuto de Dios, que
aportaron el conocimiento de sus profesionales y los espacios de investigación
en laboratorios. También contribuyeron de los departamentos Arauca, Casanare,
Guainía, Guaviare, Meta, Vaupés y Vichada, cuyos esfuerzos buscan no solo
resolver la problemática, sino además promover la ciencia y el progreso de esta
región.
El objetivo principal del proyecto es fortalecer las
capacidades científicas, que se reflejan en la dotación de equipos de alta
tecnología para la UNAL usados durante el estudio, como el microscopio
electrónico de barrido que queda a disposición de la comunidad académica de la
Sede Orinoquia.
En la investigación también participaron estudiantes del
Doctorado en Ingeniería - Ciencia y Tecnología de Materiales, y de la Maestría
en Ingeniería Materiales y Procesos, contratados para formar parte del equipo
investigador, y quienes a su vez apoyaron a estudiantes de pregrado, uno de los
cuales fabricó un tipo de cemento.
Este proyecto evidencia los logros del fortalecimiento de la
ciencia para la sostenibilidad, los cuales se gestan desde la academia y sus
beneficios se enfocan en pro de la región y de las comunidades rurales, que
pueden aportar a iniciativas locales gubernamentales para mejorar las vías y el
progreso de la Orinoquia, que repercutiría en una mayor competitividad y
calidad de vida para los llaneros.
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