miércoles, 9 de julio de 2025

La Tatacoa quiere conquistar el cielo con ciencia local y comunidad comprometida

 En pleno corazón del Huila, tres puntos del desierto de la Tatacoa se observaron durante un año para aportar a una apuesta mayor: fortalecer el proceso de certificación como destino Starlight, no solo para atraer turistas, sino para que las comunidades locales –especialmente en Villavieja– se involucren en iniciativas de eco-astroturismo que impulsen el desarrollo regional. Con mediciones rigurosas de nubosidad y turbulencia atmosférica –conocidas como seeing–, investigadores trazaron el mapa de un territorio que quiere mirar al universo con ojos propios.

En Astronomía no basta con mirar al cielo, hay que medirlo, y especialmente en un país como Colombia, donde la nubosidad es una constante que limita la observación astronómica. Sin embargo, durante décadas el desierto de la Tatacoa ha sido una excepción reconocida por astrónomos y turistas. Sus cielos oscuros y baja contaminación lumínica lo convirtieron en candidato ideal para una certificación internacional como destino Starlight, y además despertaron un interés más profundo: ¿cómo aprovechar ese potencial para la sostenibilidad y la apropiación comunitaria?

Con ese enfoque, el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) emprendió una campaña de monitoreo entre marzo de 2018 y febrero de 2019, en el marco de un convenio con el Fondo Nacional del Turismo (Fontur). Esta fue la primera caracterización sistemática de cielo nocturno y condiciones atmosféricas en tres puntos del desierto, combinando técnicas asequibles y rigor académico.

Uno de los resultados de ese trabajo es la tesis para la Maestría en Ciencias - Astronomía de Jimy Raúl Bustos Benítez, dirigida por el profesor Giovanni Pinzón Estrada, en la cual se sistematizó buena parte de ese trabajo colectivo, realizado por un equipo interdisciplinario conformado por 6 expertos, y cuyos resultados serían promisorios para el futuro de la Astronomía colombiana.

El equipo estuvo conformado por los estudiantes Jimy Bustos y Santiago Vanegas, de la Maestría en Ciencias - Astronomía; Andrea Portela y Sebastián Lozano, de Biología; y Andrés Molina y Javier Sánchez, de Física, con el acompañamiento de los profesores Giovanni Pinzón y Santiago Vargas Domínguez, del grupo de investigación en Astronomía, Astrofísica y Cosmología del OAN.

Cómo se mide la turbulencia atmosférica desde tierra firme

El seeing astronómico, que define qué tan “quieta” o “temblorosa” se ve una estrella desde la Tierra, depende de la turbulencia atmosférica, es decir de las distorsiones que sufre la luz al atravesar capas de aire con diferentes temperaturas, presiones y movimientos.

Para medir este fenómeno, los investigadores de la UNAL recurrieron a más de 226 secuencias de video tomadas con cámaras CCD, capaces de captar con precisión el parpadeo y desplazamiento de las estrellas. Estos registros se analizaron con un dispositivo conocido como DIMM (monitor de movimiento diferencial de imagen), fabricado por el equipo con materiales asequibles y adaptado a telescopios medianos de 8 y 9,25 pulgadas. El objetivo era calcular qué tan estable o distorsionada se ve la luz estelar al atravesar las capas de aire en el desierto.

Además del DIMM, la campaña utilizó 1.000 imágenes astronómicas con filtros de color, una estación meteorológica que midió temperatura y humedad, un sensor de brillo del cielo y más de 400 imágenes satelitales para cruzar datos climáticos. Todo fue procesado con software y algoritmos desarrollados por el magísterBustos, combinando ciencia, ingeniería y algo de ingenio artesanal.

Según lo reportado en la tesis, el seeing promedio registrado durante el año de observación fue de 2,22 ± 0,43 segundos de arco (unidad que indica qué tan nítido se ve un objeto astronómico desde la Tierra: cuanto menor es el número, mayor es la calidad de observación), un valor considerado como aceptable al compararlo con otros sitios internacionales de observación astronómica. Además se identificaron diferencias entre los tres puntos medidos: el sector Tatacoa–Anillo Vial presentó condiciones más estables, mientras que Los Hoyos y Danta mostraron mayor variabilidad atmosférica.

Aunque este valor está lejos de los registros más excelsos —como los de Paranal, La Silla o Cerro Tololo, en el norte de Chile, donde el seeing suele estar por debajo de 1 segundo de arco—, en zonas tropicales como Colombia los datos son escasos y las condiciones más variables. En ese contexto, obtener un promedio en ese rango no solo resulta alentador, sino que además representa un insumo valioso: identificar sitios con baja turbulencia atmosférica es fundamental para instalar telescopios capaces de captar con nitidez objetos de brillo tenue.

Ciencia, turismo y territorio

Además de su valor científico, este trabajo ayudó a consolidar a la Tatacoa como destino de astroturismo. En 2019, la zona obtuvo la certificación internacional Starlight, lo que impulsó iniciativas de turismo sostenible.

“Desde la UNAL hablamos de eco-astroturismo, una propuesta que integra el cielo con la naturaleza y la cultura local”, señala el profesor Pinzón. El Certificado de Cielo Oscuro es concedido por la Fundación Starlight, creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias (España) con el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) y la Unión Astronómica Internacional (IAU).

Durante la campaña se evidenció que los mejores meses para la observación astronómica son diciembre, enero y febrero, cuando la nubosidad disminuye considerablemente y el brillo del cielo permite ver más objetos celestes.

La articulación entre la academia, las comunidades y los operadores turísticos también permitió mejorar la infraestructura local: se instalaron telescopios y un contenedor de observación, y se dinamizaron actividades educativas para estudiantes y visitantes.

Astronomía para el desarrollo sostenible

Más allá de instalar grandes observatorios, el propósito de este trabajo ha sido impulsar procesos de apropiación social de la ciencia y el cielo nocturno por parte de la comunidad local. Desde el OAN se insiste en que el verdadero valor está en fortalecer el ecoturismo astronómico con  participación local, lo cual requiere voluntad institucional, acompañamiento técnico y articulación territorial.

Aunque las condiciones del desierto de Tatacoa no son perfectas, pues la humedad relativa puede ser alta y las noches despejadas no abundan todo el año, el estudio demostró que con una planificación adecuada es posible aprovechar sus ventajas. Y lo más importante: el conocimiento y la capacidad ya están en casa.

“Es importante democratizar el conocimiento en torno a la Astronomía con el fin de promover el surgimiento de emprendimientos locales que permitan el desarrollo con sostenibilidad para la gente de la región”, afirma el profesor Pinzón.

Los resultados publicados en la tesis de Maestría sugieren que, con seguimiento continuo, se podrían implementar instrumentos ópticos de mediana o alta resolución, lo cual sería un gran paso para la Astronomía observacional en Colombia.







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