Expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira evidenciaron que la contaminación del agua de los manglares de Buenaventura –con 47,7 % de contenido de espumas– es casi 7 veces más alta que la de Tumaco, en donde predominan las fibras (65,1 %). El Pacífico colombiano alberga cerca del 73 % de las áreas de manglar del país.
En este trabajo, el más reciente del grupo de investigación
Ecología y Contaminación Acuática (Econacua), se evaluaron las diferencias
entre las bahías de Buenaventura y Tumaco con respecto a la contaminación por
microplásticos en agua asociada con manglares, y se confirmó la influencia de
factores humanos y climáticos en la concentración de estos.
Su autora, Laura Vanessa Vidal Torralba, magíster en
Ingeniería Ambiental de la UNAL, definió dos zonas de manglar por cada bosque,
una de baja y otra de alta densidad. En Buenaventura seleccionó el área de San
Pedro, menos intervenida, y la Piangüita con mayor actividad; en Tumaco escogió
Bocagrande como la de menor intervención y Rómpido como la de mayor, y allí
realizó muestreos en periodos de temporada seca y de lluvias.
Así determinó que en los manglares de la Costa Pacífica los niveles de microplásticos es de 71,64 partículas/m³. En la bahía de Buenaventura se registró una concentración de microplásticos totales significativamente superior: 125,51 ± 27,56 partículas/m³ respecto a Tumaco, que es de 17,78 ± 4,39 partículas/m³.
La alta presencia de espumas en los bosques de manglar de la
bahía de Buenaventura se explicaría por el uso frecuente de plásticos de un
solo uso, especialmente de aquellos que contienen poliestireno expandido, común
en envases de comida y productos desechables, en áreas turísticas como
Piangüita y San Pedro.
“Los macroplásticos mal gestionados se descomponen en
fracciones más pequeñas debido a influencias ambientales como el oleaje, la
salinidad, la exposición solar, la temperatura y la abrasión, lo que habría
contribuido a la acumulación de microplásticos”, explica la magíster Vidal.
La presencia de fibras en Tumaco se relacionaría con la
descarga de aguas residuales de actividades de lavandería e industrias textiles
ubicadas en la zona de drenaje de la cuenca hidrográfica, y especialmente con
la liberación no intencional de redes de pesca en el ecosistema.
Los análisis también revelaron que las concentraciones
aumentan sustancialmente durante la época de lluvias, debido a que incrementan
el caudal de los ríos que desembocan en las bahías transportando consigo
microplásticos desde los ecosistemas terrestres hacia los marinos. Los sitios
más intervenidos por actividades humanas dentro de cada bahía presentaron
niveles hasta 4 veces mayores que en los sitios menos intervenidos.
Una barrera natural
Otro hallazgo fue la relación entre la estructura del
manglar y la concentración de microplásticos. Los manglares más desarrollados
–como los de San Pedro (Buenaventura) y Bocagrande (Tumaco)– tienden a tener
concentraciones más bajas de microplásticos en el agua, lo que sugiere que
actúan como barreras biológicas efectivas. Estas estructuras densas ralentizan
el movimiento del agua permitiendo que los microplásticos se sedimenten antes
de llegar al mar.
En relación con la concentración de microplásticos, 7,1
veces mayor en Buenaventura, la investigadora considera que la forma
semicerrada de la bahía también favorece la acumulación de estos materiales. En
contraste, Tumaco, con una bahía más abierta al mar, muestra una menor
retención, ya que estos son rápidamente transportados hacia el océano.
Al comparar las concentraciones de microplásticos en aguas
de ecosistemas de manglar de estos municipios con respecto a otros estudios
realizados alrededor del mundo, se evidenció que las cantidades son más bajas
que las reportadas en la Isla del Carmen en México, la isla de Hainan, las
bahías de Xiamen y el Golfo de Tonkín en China, la bahía de Todos los Santos en
Brasil, la franja costera de Singapur y la costa este de Sudáfrica.
En Colombia las concentraciones en Buenaventura son mayores
que las de la bahía de Cispata, en el Caribe colombiano, la bahía de Tumaco y
los manglares de los ríos Saija y Timbiquí, en el Pacífico colombiano. En
Tumaco fue menor respecto a los demás sitios mencionados, pero mayor a la
reportada en los manglares de los ríos Saija y Timbiquí.
Según se indica en el trabajo de investigación, “la densidad
poblacional en Buenaventura fue 21,1 % más alta que la de Tumaco, con una
producción anual de residuos 18 % mayor según el DANE y el Departamento
Nacional de Planeación (DNP). Los ríos Dagua, Potedó, Anchicayá y Raposo son
los principales afluentes que desembocan en la bahía de Buenaventura, cuerpos
de agua dulce considerados como una importante vía de acceso de
microplásticos”.
Las muestras de agua se recolectaron en agua superficial
para luego analizarlas tanto en campo como en laboratorio utilizando técnicas
avanzadas de separación y caracterización. El análisis incluyó la medición de
parámetros como salinidad, temperatura y oxígeno disuelto, además de la
evaluación de la estructura del manglar, y la densidad y altura de los árboles.
Para eso emplearon métodos estadísticos avanzados como la Permanova y los
Modelos Aditivos Generalizados Multivariados (GAM) para interpretar los datos.
Esta investigación sienta las bases para futuras
investigaciones y políticas públicas que permitan implementar estrategias que
reduzcan la presencia de microplásticos, en especial aquellos provenientes de
plásticos de un solo uso, que predominan en ambas bahías.
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