jueves, 26 de diciembre de 2024

Libélulas de la Amazonia, esenciales en el equilibrio ecológico del pulmón del planeta

 Estas especies depredadoras no solo regulan poblaciones de insectos como mosquitos y jejenes en los ecosistemas acuáticos y terrestres, sino que además actúan como indicadores de la salud ambiental, ya que ofrecen información crucial para conocer cómo preservar una de las regiones más biodiversas del país.

En la Amazonia colombiana, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi lideran un estudio pionero por entender la relación entre las especies y su entorno, apoyándose en la información de la Colección de Macroinvertebrados Acuáticos de la Amazonia Colombiana (Comac), la cual cuenta con información recolectada desde 2008 en más de 90 sitios de muestreo, convirtiéndola en una de las más completas de la cuenca.

Las libélulas –también conocidas como odonatos– desempeñan roles cruciales como depredadores en los numerosos hábitats acuáticos de la Amazonia, por lo que el estudio pretende determinar sus áreas de distribución y su relación con el hábitat, ya que en Colombia estos insectos se han estudiado muy poco en contraste con la Amazonia brasileña.

“Esta es la mayor colección de invertebrados acuáticos de la región, debidamente conservada y reconocida ante el Registro Nacional de Colecciones Biológicas (RNC). Está compuesta por organismos de áreas donde se ve la influencia de los Andes, el escudo guayanés o el bosque de planicie amazónica”, destaca el biólogo Iván González, estudiante de la Maestría en Estudios Amazónicos de la UNAL, quien desde hace varios años analiza estos organismos como investigador del Sinchi y curador de la Comac.

Interfluvios y biodiversidad: las libélulas como piezas del rompecabezas amazónico

La investigación aborda una perspectiva innovadora al explorar diferentes perspectivas de la diversidad en estos odonatos: alfa y beta, en los cuales la geografía amazónica juega un papel crucial. “Particularmente la diversidad beta está compuesta por especies compartidas o exclusivas entre diferentes puntos de la misma zona, por ejemplo grandes ríos como el Caquetá y el Putumayo, dividiendo la región en áreas con diversidades distintas que funcionan como barreras, las cuales estarían limitando el movimiento de algunas especies entre orillas, generando una regionalización natural en la Amazonia”, explica el biólogo.

Además, variables como el pH del agua, la temperatura y el estado de conservación del bosque determinan patrones de distribución de estas especies. “Trabajamos especialmente con estadios inmaduros de libélulas, los cuales, aunque no siempre permiten identificar las especies, sí proporcionan información valiosa sobre géneros y patrones ecológicos”, añade. Este enfoque busca comprender cómo la geografía y la heterogeneidad del entorno influyen en la distribución de las ninfas, es decir las libélulas en su fase juvenil, cuando tiene alas.

Las quebradas con alta heterogeneidad, incluyendo troncos, rocas y vegetación diversa, tienden a albergar una mayor riqueza de especies; la sombra y la regulación térmica proporcionadas por el  bosque circundante también son factores esenciales. “Las especies más pequeñas, con capacidad de vuelo limitada, ofrecen pistas valiosas sobre la biodiversidad local, mientras que las de mayor tamaño y mayor capacidad de vuelo tienen distribuciones más amplias; estos dos fenómenos nos pueden ayudar a entender la diversidad de estos organismos con una perspectiva más regional”, señala el magíster González.

Además de su rol ecológico al controlar las poblaciones que caza, las libélulas también son bioindicadores esenciales: su presencia y cantidad en cuerpos de agua refleja ecosistemas saludables y bien conservados. Esto las convierte en herramientas para monitorear cambios ambientales como la deforestación o la degradación de los ecosistemas. Sin embargo, el estudio busca ir más allá de estos efectos visibles y explorar procesos naturales aún poco entendidos en la Amazonia colombiana, enfoque que no solo contribuye a la comprensión científica de los ecosistemas amazónicos, sino que también refuerza la importancia de conservar su biodiversidad.

El proyecto resalta el papel de las colecciones biológicas como herramientas esenciales para estudiar y proteger los ecosistemas, más allá de cumplir una función de identificación de especies, que es igual de valioso, soportando su importancia como Patrimonio Nacional. “La Comac no solo es un repositorio de especies, sino también una biblioteca abierta para generar conocimiento. Con este trabajo queremos demostrar que las colecciones van más allá de la taxonomía y pueden ser herramientas útiles para investigaciones ecológicas”, señala el biólogo González.

A medida que avanza la investigación se busca validar hipótesis clave sobre la regionalización natural de la Amazonia y las dinámicas ecológicas que moldean su biodiversidad. Con estas iniciativas, la UNAL y el Instituto Sinchi fortalecen el entendimiento y la gestión de los recursos naturales promoviendo la conservación de uno de los ecosistemas vitales del planeta. Las libélulas, aunque pequeñas, demuestran ser gigantes en la búsqueda de respuestas sobre la preservación de la Amazonia, fundamental para el equilibrio ambiental del país y del continente.











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