Estas especies depredadoras no solo regulan poblaciones de insectos como mosquitos y jejenes en los ecosistemas acuáticos y terrestres, sino que además actúan como indicadores de la salud ambiental, ya que ofrecen información crucial para conocer cómo preservar una de las regiones más biodiversas del país.
En la Amazonia colombiana, investigadores de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL) y del Instituto Amazónico de Investigaciones
Científicas Sinchi lideran un estudio pionero por entender la relación entre
las especies y su entorno, apoyándose en la información de la Colección de
Macroinvertebrados Acuáticos de la Amazonia Colombiana (Comac), la cual cuenta
con información recolectada desde 2008 en más de 90 sitios de muestreo,
convirtiéndola en una de las más completas de la cuenca.
Las libélulas –también conocidas como odonatos– desempeñan
roles cruciales como depredadores en los numerosos hábitats acuáticos de la
Amazonia, por lo que el estudio pretende determinar sus áreas de distribución y
su relación con el hábitat, ya que en Colombia estos insectos se han estudiado
muy poco en contraste con la Amazonia brasileña.
“Esta es la mayor colección de invertebrados acuáticos de la
región, debidamente conservada y reconocida ante el Registro Nacional de
Colecciones Biológicas (RNC). Está compuesta por organismos de áreas donde se
ve la influencia de los Andes, el escudo guayanés o el bosque de planicie
amazónica”, destaca el biólogo Iván González, estudiante de la Maestría en
Estudios Amazónicos de la UNAL, quien desde hace varios años analiza estos
organismos como investigador del Sinchi y curador de la Comac.
Interfluvios y biodiversidad: las libélulas como piezas
del rompecabezas amazónico
La investigación aborda una perspectiva innovadora al
explorar diferentes perspectivas de la diversidad en estos odonatos: alfa y
beta, en los cuales la geografía amazónica juega un papel crucial.
“Particularmente la diversidad beta está compuesta por especies compartidas o
exclusivas entre diferentes puntos de la misma zona, por ejemplo grandes ríos
como el Caquetá y el Putumayo, dividiendo la región en áreas con diversidades
distintas que funcionan como barreras, las cuales estarían limitando el movimiento
de algunas especies entre orillas, generando una regionalización natural en la
Amazonia”, explica el biólogo.
Además, variables como el pH del agua, la temperatura y el
estado de conservación del bosque determinan patrones de distribución de estas
especies. “Trabajamos especialmente con estadios inmaduros de libélulas, los
cuales, aunque no siempre permiten identificar las especies, sí proporcionan
información valiosa sobre géneros y patrones ecológicos”, añade. Este enfoque
busca comprender cómo la geografía y la heterogeneidad del entorno influyen en
la distribución de las ninfas, es decir las libélulas en su fase juvenil,
cuando tiene alas.
Además de su rol ecológico al controlar las poblaciones que
caza, las libélulas también son bioindicadores esenciales: su presencia y
cantidad en cuerpos de agua refleja ecosistemas saludables y bien conservados.
Esto las convierte en herramientas para monitorear cambios ambientales como la
deforestación o la degradación de los ecosistemas. Sin embargo, el estudio
busca ir más allá de estos efectos visibles y explorar procesos naturales aún
poco entendidos en la Amazonia colombiana, enfoque que no solo contribuye a la
comprensión científica de los ecosistemas amazónicos, sino que también refuerza
la importancia de conservar su biodiversidad.
El proyecto resalta el papel de las colecciones biológicas
como herramientas esenciales para estudiar y proteger los ecosistemas, más allá
de cumplir una función de identificación de especies, que es igual de valioso,
soportando su importancia como Patrimonio Nacional. “La Comac no solo es un
repositorio de especies, sino también una biblioteca abierta para generar
conocimiento. Con este trabajo queremos demostrar que las colecciones van más
allá de la taxonomía y pueden ser herramientas útiles para investigaciones
ecológicas”, señala el biólogo González.
A medida que avanza la investigación se busca validar
hipótesis clave sobre la regionalización natural de la Amazonia y las dinámicas
ecológicas que moldean su biodiversidad. Con estas iniciativas, la UNAL y el
Instituto Sinchi fortalecen el entendimiento y la gestión de los recursos
naturales promoviendo la conservación de uno de los ecosistemas vitales del
planeta. Las libélulas, aunque pequeñas, demuestran ser gigantes en la búsqueda
de respuestas sobre la preservación de la Amazonia, fundamental para el
equilibrio ambiental del país y del continente.
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