Aunque en 2050 nuestro planeta habrá alcanzado un aumento de la temperatura de 1,5 °C, con la reducción de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero se lograría una estabilización que evitaría llegar a los 2 o 3 °C, que en Colombia afectaría en mayor medida el norte y sur de la región Andina.
“Que la Tierra alcance un calentamiento de 1,5 °C es
inevitable, y aunque tras el Acuerdo de París los países buscan su
estabilización, eso no significa menos riesgo, pero sí que se debe pensar en la
adaptación a los cambios. No obstante, que reduzcamos el calentamiento
significará menor inversión de recursos en adaptación.”
Así lo resalta Paola Arias, investigadora de la Universidad
de Antioquia (UDEA) y una de las invitadas a la tertulia “Cambio climático o
crisis civilizatoria”, organizada por la Asociación de Profesores (APUN) de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
En el encuentro, los invitados analizaron las implicaciones
de los dos últimos reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC), los cuales evidencian, por un lado, la responsabilidad
del ser humano en el aumento de la temperatura global y las implicaciones de
sus acciones en los cambios del clima, como las olas de calor, el aumento de
lluvias en algunas zonas del planeta y las sequías, entre otros fenómenos
climáticos sin precedentes en miles de años.
“Algunas de estas condiciones climáticas conducen a
impactos, por ejemplo en la agricultura en regiones costeras, oceánicas y vida
silvestre, entre otras, sin embargo, de forma generalizada se ve la disminución
de las heladas y los extremos fríos, aumento en el nivel del mar, inundaciones
costeras, erosión costera y la acidificación de los océanos, que se proyectan a
lo largo del siglo XXI”, mencionó la experta.
Amazonia, otra víctima de la deforestación
Por su parte el profesor Germán Poveda, de la UNAL Sede Medellín,
resalta la importancia que ha cobrado la deforestación, una práctica anclada al
cambio climático, ya que al menos el 20 % de los gases con efecto
invernadero se emiten a causa de esta práctica humana.
“Un 20 % de la cuenca Amazónica está deforestada, por
lo que la Amazonia colombiana también empieza a ver impactos con efectos
económicos, ecológicos y biológicos”, advierte.
Una de las implicaciones más preocupantes es el hecho de que
la deforestación reduce las lluvias en esta importante zona del planeta. Esto
ocurre porque cerca del 50 % de las lluvias se producen por evaporación y
las zonas deforestadas impiden que se dé ese proceso, generando sequías no solo
para el entorno sino también para las comunidades que lo habitan.
“Es posible salir de la encrucijada”
“Existe una gran asimetría, no en la elaboración de esos
programas sino en su implementación, por lo que es necesario actualizar esas
estrategias y adaptarlas; algunas de las acciones basadas en la naturaleza son
el uso de manglares como protectores costeros, resguardo de bosques, entre
otras, pero se necesita que tanto la economía como la ciencia y el modelo de
desarrollo de cada país sea honesto con el medioambiente”, precisó el docente
de la UNAL.
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