martes, 22 de febrero de 2022

Big data podrían ser aliados en el estudio de la calidad del aire en Bogotá

 Aunque existen bases de datos con información cuantitativa y cualitativa sobre la calidad del aire de la ciudad, provenientes, por ejemplo, de las estaciones meteorológicas de Bogotá, se evidenció que entre 2018 y 2020 estas estaban desarticuladas, lo que representa una limitación para abordar la problemática de una manera transversal.

Bibiana del Carmen Ibarra Vargas, estudiante de la Maestría en Gobierno Urbano del Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), menciona que la información que ofrecen los macrodatos permitiría diseñar estrategias de política pública que incluyan aspectos ambientales, sociales y económicos.

Gracias a la analítica de los big data es posible procesar los datos históricos y continuos para calcular la calidad del aire en una región, localidad o barrio, en intervalos. Además tiene el potencial de ofrecer pronósticos de los valores futuros que utiliza aprendizaje automático (machine learning). La información resultante del análisis sirve, entre otras cosas, como herramienta de prevención.

Las ciudades colombianas tienen el reto de entender la distribución espacial de la contaminación del aire y conocer cuáles son las poblaciones más afectadas, aspectos a los que se puede acceder, por ejemplo, a través de indicadores económicos, de escolaridad o nutrición infantil.

Durante la reciente emisión del programa Observatorio de Gobierno Urbano, del IEU, que se emite por Radio UNAL (98.5 FM), la estudiante Ibarra señaló que existen tres variables que se deben tener en cuenta: el biotopo, es decir la parte geográfica; la ciudad construida, o sea las viviendas, vías y el espacio público, y por último las actividades humanas.

Campo de estudio innovador

El trabajo de maestría “Gobierno y planificación de la condición ambiental del aire en Bogotá 2018-2020: La informática y el Big Data como herramientas de análisis y manejo” buscaba analizar cómo se ha gestionado la calidad del aire en la capital colombiana desde las políticas públicas y el uso de información.

De un primer ejercicio de búsqueda de información sobre calidad del aire en Bogotá, en diferentes fuentes obtuvo 26 millones de registros; después, tras depurar y priorizar información, seleccionó 137.

El profesor del IEU Fernando Montenegro Lizarralde, director del trabajo de grado de la estudiante Ibarra, destaca la importancia de abordar la temática con enfoque urbano, ya que es un campo de estudio novedoso.

El académico indica que el trabajo de su pupila tiene tres pilares: reconocer la importancia de la calidad del aire; entender cómo el uso de big data puede evaluar el problema, e indagar cómo se gestiona esta problemática desde el gobierno urbano.

Teniendo en cuenta los indicadores, que se pueden encontrar por los big data y las variables planteadas, coinciden en señalar que es necesario entender que se requiere un cambio en el concepto de gobernanza.

Gobierno urbano y calidad del aire

Además de las declaraciones de alerta por baja calidad del aire, la estudiante también indagó sobre las respuestas que la Alcaldía Mayor de Bogotá le dio a la problemática. Para ello, tomó el periodo 2018-2019 –durante el mandato de Enrique Peñaloza– y 2020, primer año de Claudia López en el cargo.

La estudiante menciona que “aunque en ese periodo el Concejo de Bogotá abordó el tema, ninguna ponencia estaba en la línea del gobierno urbano, sino que respondían a cuestiones técnicas”.

Según el profesor Montenegro, la calidad del aire afecta de manera distinta a las comunidades, pues son más vulnerables quienes habitan cerca de las zonas industriales.

Con respecto a la alerta amarilla por contaminación ambiental emitida a comienzos de febrero, los invitados al programa señalaron que se dio de manera general, sin tener en cuenta que el problema no afecta por igual a la población.

Por ejemplo, existe evidencia de que el centro-occidente de la ciudad presenta altas concentraciones de contaminantes del aire, que incluso llegan al doble de lo que se registra en otros lugares.

“Por eso es esencial entender la problemática de una manera diferenciada, y ahí las autoridades deben priorizar los lugares donde se requiere una mayor intervención”, asevera el profesor Juan Felipe Franco, uno de los evaluadores del trabajo de maestría de la estudiante Ibarra.

Así, la futura magíster evidenció en su investigación que solo Claudia López incluyó en su Plan de Desarrollo temas referentes al cambio climático y desarrollo de las ciudades en el marco del cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11: “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.






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