martes, 16 de agosto de 2022

Con energía solar, reinsertados obtienen agua potable en La Macarena

 Los reincorporados de las FARC que habitan en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Urías Rondón, en La Macarena (Meta), afrontan dificultades para acceder a energía eléctrica y agua potable. Mediante un proyecto de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) se diseñó un sistema que aprovecha la energía de paneles solares para hacer funcionar una serie de bombas de extracción que les está permitiendo contar con el vital líquido.

Expertos de la UNAL, entre ellos sociólogos, médicos, agrónomos e ingenieros, como el profesor Eduardo Mojica, de la Facultad de Ingeniería, diseñaron e instalaron un sistema de paneles solares en los techos de las casas de la ETCR Urías Rondón, en La Macarena.

La función de estos dispositivos es obtener energía solar para alimentar unas bombas de extracción de agua (periféricas y sumergibles) que permitan extraer el agua que se encuentra a unos 6 m de profundidad.

El profesor Mojica señala que “el sistema es sencillo y fácil de instalar y desinstalar, ya que en esta población son frecuentes los cambios de domicilio y las movilizaciones, por lo que los paneles deben ser portátiles”.

“La conexión de los paneles es similar a la de los equipos de sonido de hace unos años, en los que la conexión del cable rojo va en el puerto rojo, el amarillo en el amarillo y así sucesivamente, por lo que es muy fácil de desconectar”.

Los dispositivos ubicados en los techos se conectan a un inversor fotovoltaico que se encarga de transformar en energía eléctrica la corriente que recibe del panel, la cual se puede emplear para alimentar las bombas que sacan el agua de las profundidades, por ejemplo.

Capacitaciones

Los paneles solares se instalaron en 60 casas de la zona, y además de facilitar la obtención del agua, también les permite tener energía eléctrica para recargar celulares u otros dispositivos.

El proyecto también contempló las capacitaciones “La escuela escoge”, en las que se concientizó a las personas acerca del consumo de energía, explicándoles cómo se genera esta desde los paneles, del concepto de eficiencia energética y del manejo del agua en sus casas.

“Es importante que los habitantes entiendan que la energía es limitada y no se pueden exceder en su consumo, ya que una dificultad del uso de energías renovables es no tener suficiente almacenamiento, por lo que hay que darle un buen manejo; algunos habitantes compran neveras y otros electrodomésticos que descargan las baterías más rápido”, señala el profesor.

En este punto hace énfasis en que el problema de la viabilidad de estos proyectos no es la vida útil de los paneles solares, ya que estos pueden durar alrededor de 20 años; la dificultad radica en las baterías de estos artefactos, cuyos ciclos de vida útil es de 3 a 5 años, tiempo en que  pueden ser cargadas una o dos veces, pero se deterioran rápidamente, por lo que un mal manejo hace que tengan que ser reemplazadas antes, generando costos adicionales.

Según el académico, “aunque se ha avanzado en términos de oferta de estos dispositivos de energía solar, llegando incluso a comercializar paneles pequeños en las ferreterías de pueblos como La Macarena, sus precios aún no son asequibles”.

Microrredes

Un concepto fundamental para entender la naturaleza del proyecto es el de “microrred”, en el cual se estructura el conocimiento que puso en práctica el profesor Mojica desde la ingeniería, implementando estrategias para distribuir mejor la eléctricidad en regiones rurales.

“Llegar a La Macarena y diseñar el funcionamiento de estos paneles solares en los techos de las casas genera una microrred, en la que no se depende de tener que llevar la energía desde otros lugares, sino que permite que desde la misma comunidad haya una autonomía energética”, señala.

Explica además que “para fabricar planes acordes con las necesidades de los habitantes se debe tener muy en cuenta la disponibilidad de la energía en estas zonas, ya que distribuir redes eléctricas desde otros centros es muy costoso e implica llevar transformadores, lo cual no es necesario cuando se tienen los paneles y el inversor de corriente”.

“Así se cambia el paradigma tradicional de distribución de la energía eléctrica, es decir que ya no hay un único dueño del sistema que lo controla todo; la mejor solución es poner la energía al servicio de la comunidad en el lugar donde habitan”.







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