Por medio de huellas, excretas y trampas cámara, entre otras evidencias, además de la realización de encuestas a habitantes y grupos de la región, se construyó un inventario de la población de felinos en esta área del municipio de El Cerrito (Norte de Santander). El objetivo es establecer espacios científicos y culturales que generen procesos de apropiación del conocimiento de la naturaleza y de la problemática ambiental de la zona.
La investigación, liderada por la profesora Yaneth Muñoz
Saba, del Grupo de Investigación en Evolución y Ecología de Fauna Tropical de
la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), busca “generar conciencia sobre la
importancia de cuidar este tipo de ecosistemas naturales, tan importantes para
la vida y el desarrollo de la fauna local, entendiendo y dialogando desde todos
los sectores acerca del porqué se han producido daños ambientales y qué planes
se pueden implementar para mejorar su manejo”.
Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en
el Páramo de Almorzadero se registran 26 especies de plantas, 18 de las cuales
están en peligro; allí también habitan el 58 % de los mamíferos de páramo
del país y el 30 % de las especies de aves que tienen estos ecosistemas,
por lo que representa un importante patrimonio natural para la nación.
La iniciativa de la UNAL nace de una problemática que empezó
a surgir en este lugar: la caza de ovejas y cabras, aparentemente por parte de
felinos, situación que llamó la atención de los habitantes del lugar, quienes
contactaron a la profesora Muñoz para que les ayudara a entender lo que estaba
ocurriendo.
“Planteamos un plan de manejo para estos animales, a partir
de la evidencia que pudiéramos encontrar en la zona y del trabajo con la
comunidad, si no se trabaja con la comunidad las estrategias no sirven”,
asegura la investigadora.
Añade que “el proceso ha sido lento, ya que los momentos más
importantes son los que se adelantan en campo, y tener que alejarse, aún con
todas las redes y tecnologías disponibles, no es lo mismo”.
Sin embargo, indica que “se ha ido avanzando y se espera
construir un plan de manejo que considere no solo a los felinos como la
problemática principal, sino que vea de manera integral por qué actúan de esta
manera, entendiendo los daños ambientales que los seres humanos están generando
en su hábitat”.
Pensar y sentir desde lo felino
Para la experta es determinante que las personas se pongan
en la situación de los felinos de la zona, “solo así podremos entender lo que
está sucediendo, sensibilizándonos como humanos con lo que tienen que vivir
estos animales, y con el daño que producen prácticas como la tala de árboles en
la zona”.
Y añade que “esta arista es la primera que se debe evaluar,
ya que es una problemática que no empezó ayer sino que lleva 40 años o más
produciéndose, por lo que es esencial entender, por ejemplo, cómo vivieron
antiguos pobladores y cómo trataron estas tierras, además del desarrollo que
han tenido”.
El Plan de Manejo está en construcción, y en él se
plantearán estrategias para cuidar y preservar la flora y la fauna de la
región, buscando que en la población surjan líderes que se apropien del
conocimiento.
La académica asegura que “se trata de una semilla que
plantamos desde la infancia, para que, como se dice tradicionalmente, enseñemos
la jota de jaguar en vez de la de jirafa, dándole visibilidad a la riqueza y
realidad natural de nuestro país”.
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