martes, 29 de junio de 2021

Herramienta estima vulnerabilidad de palafitos ante sismos y tsunamis

 Este modelo computacional permitiría, por primera vez en el país, estimar la probabilidad de daño de las viviendas de madera tradicionales de Tumaco (Nariño) al ser sometidas a sismos de mediana intensidad –que se mueva el terreno– y tsunamis –la altura que alcancen las olas o la profundidad de inundación.

Para desarrollar esta herramienta en el caso del sismo se realizaron 120 simulaciones variando las respuestas del material ante distintas fuerzas, y 960 en el del tsunami, variando aspectos como la orientación de la fuerza y las propiedades mecánicas.

“El mapa de amenaza sísmica nacional establece que Tumaco se encuentra en una condición alta; la investigación determina que para aceleraciones y sismos menores a los de diseño de la norma es posible que gran parte de los palafitos colapsen; en caso de tsunami, la probabilidad de colapso también es alta si se presentan profundidades de inundación superiores a 4 m”.

Así lo explica Miguel Ángel Rivas Tabares, magíster en Ingeniería - Estructuras de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), autor de este trabajo que ha servido como insumo para que la Dirección General Marítima (Dimar) diseñe estrategias de mitigación frente a los efectos provocados por estos fenómenos naturales.

Pese a la importancia de los palafitos –o viviendas de madera– que se construyen sobre el mar, como prácticas culturales asociadas con la vida y las tradiciones de sus habitantes, se han estudiado poco para evaluar su vulnerabilidad desde el punto de vista estructural.

En ese sentido, los materiales de construcción y la ubicación inadecuada de algunas viviendas del municipio evidencian una alta fragilidad en caso de presentarse este tipo de desastres naturales.

Ensayos mecánicos

En el siglo XX Tumaco sufrió cinco tsunamis generados por sismos de magnitudes superiores a 7,9 en la escala de Richter: en 1906, 1933, 1942, 1958 y 1979. En este último año, el Gobierno registró 452 muertos, más de 1.000 heridos, 3.081 viviendas destruidas y 2.119 averiadas.

Según datos del DANE, la población actual del municipio es de 257.000 habitantes y cuenta con 13 corregimientos, 5 comunas y 13 barrios, una parte importante de ellos construidos a orillas del mar.

Por eso, el interés del ingeniero Rivas, mediante ensayos mecánicos de los materiales –en este caso maderas autóctonas de la región– y de las uniones típicas, fue analizar dicho tipo de edificaciones y evaluar su vulnerabilidad ante cargas de sismo y tsunami a través de curvas de fragilidad estructural.

“El desarrollo técnico de las curvas de daño explica cómo se podría dañar una edificación, y el desempeño estructural de la fragilidad de estas en múltiples escenarios, desde baja hasta alta intensidad”, detalla el magíster

Pruebas de resistencia

Para las pruebas de resistencia con distintas fuerzas, el investigador realizó primero una visita de campo a Tumaco con el fin de caracterizar las viviendas: cuánto miden los elementos, de qué especie son, etc. cómo son las uniones, y al mismo tiempo obtener la madera necesaria para la fase experimental.

Después realizó la caracterización mecánica de dos especies de madera y de la unión típica entre pilares y vigas, es decir se sometió el material ante distintas fuerzas y evaluó su respuesta.

Los materiales más frecuentes encontrados en la construcción de palafitos son: palma (Attalea colenda) rolliza para los pilares, chaquiro (Goupia glabra) aserrado para vigas y columnas, y paneles de nato (Mora megistosperma) o sajo. Así, obtuvo 18 muestras aserradas de chaquiro. Además se recogieron 10 muestras de palma con el apoyo de la UNAL Sede Tumaco.

Con las maderas se construyeron uniones siguiendo las prácticas constructivas de la región y se ensayaron aplicando ciclos de carga y descarga para simular el efecto del sismo hasta la falla.

El país cuenta con fuentes de información para el estudio de la amenaza en Tumaco: tres mapas vigentes de amenaza sísmica, mapas de inundación en Tumaco y Buenaventura, mapas de amenaza volcánica y mapas de amenaza por remoción en masa, estudios de amenaza por tsunami, entre otros documentos técnicos.

Ahora los resultados de la investigación del ingeniero Rivas se convierten en un insumo más para los decisores.







miércoles, 9 de junio de 2021

Agroecología, un modelo productivo y de intercambio de saberes

 Mientras los originarios del campo encuentran un espacio donde desarrollar sus proyectos productivos vinculados a su tierra y sus ancestros, a los citadinos se les abre una puerta de conocimiento hacia el campo, un lugar cercano pero a la vez muy lejano de su proyecto de vida.

Jóvenes campesinos y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira compartieron sus experiencias en el conversatorio “Juventudes en diálogo para la preservación de la agroecología”, organizado por los grupos de investigación Eficiencia Energética y Energías Alternativas (GEAL) y en Agroecología (GIA).

La minga de acción y pensamiento ha puesto frente a frente los diferentes conocimientos y saberes que los jóvenes han adquirido en diferentes espacios a lo largo de su vida, y a la vez confrontarse.

“Me pareció interesante descartar algunos mitos que hay de un lado y del otro, ver la perspectiva que tienen unos jóvenes sobre los otros. Habrá gente que está muy enfocada en la ciudad, pero si uno expande sus fronteras ve las posibilidades del campo, con otras ventajas y desventajas” señala Álvaro Londoño Moscoso, estudiante de Administración de Empresas de la UNAL Sede Palmira.

Una minga de acción y pensamiento es un espacio comunitario con dos momentos: “la minga de pensamiento es para reconocemos, pensarnos, hablar de nuestro sentir, necesidades, proyecciones, para pasar a la minga de acción que tiene que ver con la realización de trabajos específicos en el campo”, comenta Disney Rodríguez Parra, campesino productor agropecuario ecológico.

Dentro de las actividades que se realizan están: mantenimiento de cultivos, cuidado de los animales, construcción de eras y construcción de viviendas, entre otros.


De las aulas al campo

La estudiante Sofía Martínez, de Ingeniería Ambiental, señala que “para los alumnos de la UNAL Sede Palmira estos espacios son ideales para llevar todo el conocimiento aprendido en las aulas y enfrentarlo a la realidad, a las situaciones que se dan en el campo”.

El ingeniero agroindustrial Cristian Parra, estudiante de la Maestría en Ingeniería Agroindustrial, relaciona lo que sucede en el terreno con algunos conceptos teóricos aprendidos durante su formación,  “la minga de pensamiento la relaciono con la dialéctica porque en esas reuniones, al lado de una fogata, siempre existen planteamientos y se va moldeando la idea original hasta hacerla más concisa y cercana a la realidad”.

La minga de acción, en cambio, representa la inteligencia colectiva, porque cada uno va asumiendo un rol dentro de la dinámica que se está realizando, no hay un director que diga “haz esto”, cada uno asume un rol y al final todos en complemento realizan el objetivo común, sostiene.

 

Para los jóvenes campesinos también es un escenario de oportunidades, pues “nos permite llevar el joven citadino al campo y el campo a la ciudad; que el joven rural comparta los saberes que ha adquirido desde sus ancestros, desde sus abuelos, con la gente de la ciudad, y enseñe a sembrar en esos espacios donde solo se ve pavimento”, afirma Diana León Cardona indígena y campesina del pueblo Nasa.

Los invitados al conversatorio coincidieron en que una de las responsabilidades que deben asumir es visibilizar los proyectos y espacios que han tejido estos jóvenes.

Para Disney Rodríguez, este tipo de experiencias no solo les permiten asumir la responsabilidad que tienen, sino compartir sus saberes para conservar su legado.

“Nuestro papel es aprender todo ese compendio de conocimientos, de saberes tradicionales, de recetas, de formas de hacer y poder visibilizarlo, poder mostrarlo para que otros aprendan esta forma de hacer producción diferente, que es la agroecología”, comenta.

Pero para él no es solo un intercambio de saberes y conocimientos, es demostrar lo que significa ese legado. “Necesitamos empuñar el arado, seguir trabajando el campo y en la otra mano tener la bandera de la agroecología como opción de vida, conservando los recursos, preservarlos,  promoverlos, pero también preservar la vida y esos lazos de hermandad” añade.

Por último, los jóvenes consideran que estos procesos se pueden resumir en una frase: “aprender haciendo y enseñar demostrando”, y en esa filosofía sintetizan la responsabilidad que asumen de mantener viva la agroecología como forma de vida, porque para ellos es una de las maneras de impulsar el cambio de sistema que su región necesita.

Estas experiencias se dan en el marco de las Escuelas de Pensamiento Agroecológico (EPA) y proyectos como “Juventudes en diálogo para dinamizar la agroecología como estrategia de inclusión y fortalecimiento del tejido social en la ruralidad vallecaucana”, impulsados por los grupos de investigación GEAL y GIA de la UNAL Sede Palmira.






martes, 1 de junio de 2021

Sede Orinoquia apoya producción apícola en Arauca

 Siete huertas comunitarias de especies vegetales y frutales, además de seis viveros de especies forestales y de interés para la producción apícola en la región, fueron establecidos por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y la comunidad del municipio de Tame.

Este avance, que forma parte de la renovación del convenio entre la UNAL Sede Orinoquia y el WFP, beneficia a 1.350 habitantes de las veredas de Agua Blanca, El Pesebre, Malvinas, Santa Inés, Holanda y Betoyes, en el municipio de Tame.

Como se recuerda, con la dirección del Instituto de Estudios de la Orinoquia y la financiación del WFP, en 2019 se creó el primer inventario de flora de interés apícola en el territorio araucano, cuyo resultado es el libro Guía para la identificación de flora melífera del departamento de Arauca, el cual presenta las especies más representativas de la flora del piedemonte y llanura, sus épocas de floración e identificación en campo.

Las familias beneficiarias se caracterizan por ser víctimas del conflicto armado, en su mayoría desplazados de diferentes sectores del país y actualmente ubicados en la zona de amortiguación del Parque Nacional Natural El Cocuy, y con una actividad económica basada en pastos para ganadería, café, plátano y maíz. Todos son productores a pequeña escala, por lo que la producción apícola garantiza su seguridad alimentaria y nutricional.

Centro de acopio

Así mismo, el Ministerio del Trabajo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Parques Nacionales Naturales (PNN), la Agencia Promotora de Desarrollo Económico Regional (Aprodel), la Alcaldía de Tame y la Asociación Granita inauguraron el primer centro de acopio de productos apícolas, en la cual se entregaron equipos para el envasado, procesamiento y distribución de miel, contribuyendo así a la consolidación de la cadena productiva en el departamento de Arauca.

Dada su relevancia ecosistémica, desde 1959 se vienen adelantando estrategias de protección abanderadas por PNN, en las que se contempla la restricción en la producción agropecuaria intensiva, lo que ha dado lugar a la implementación de estrategias productivas que permiten una interacción recíproca entre la comunidad y el ambiente.

Dichas estrategias se desarrollan, por ejemplo, en el PNN El Cocuy, que tiene un área de 306.000 hectáreas, de las cuales el 38 % se encuentra en jurisdicción del departamento de Arauca. Esta riqueza ambiental y ecosistémica está protegida desde un gradiente altitudinal que va de los 600 a los 2.330 msnm, con ecosistemas característicos del piedemonte llanero y de bosque andino de piso cálido y templado.


Por su potencialidad estratégica, la riqueza más importante del Parque es la oferta hídrica. De la nieve se desprenden hilos de agua que conforman un gran número de lagunas de origen  glaciar, las cuales alimentan afluentes que dan lugar a la conformación de ríos de Casanare y Arauca, entre ellos el Casanare, Covaría, Cubugón, Róyota, Sínsiga, Banadía, Cusay, Cravo Norte, Tame, Negro y Cóncavo.

Como parte de estas estas estrategias se han implementado sistemas de producción apícola, y desde 2019 la UNAL –en asocio con el WFP y la asociación Granita– viene acompañando a los productores en el desarrollo de acciones que favorecen el desarrollo empresarial y la conservación ambiental de la zona del Parque.