Ante un cambio climático cada vez más generalizado, rápido e intensificado en todas las regiones del mundo, el país tendría que migrar a una agricultura más intensiva pero menos extensiva, es decir, producir más en un área menor, con tecnologías que permitan aprovechar más el suelo en la captura de carbono y recuperar los bosques.
Las universidades por su parte pueden contribuir a generar
mecanismos que lleven a concretar la justicia ambiental y climática, develando
y denunciando a los Estados privados y particulares con mayor poder sobre los
combustibles fósiles para que haya una mayor dignidad ambiental en el futuro.
Estas y otras acciones fueron propuestas en el marco del
encuentro de Diálogos Convergentes, una iniciativa de la Universidad Nacional
de Colombia (UNAL) y el Pacto por la Paz, sobre el reciente informe 2021
entregado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC).
El informe, que llega a su sexta versión, señala que la
temperatura de la superficie terrestre seguirá aumentando hasta al menos
mediados de siglo en todos los escenarios de emisiones considerados. El
calentamiento global de 1,5 y 2 °C se superará durante el siglo XXI en el
mediano plazo (entre 2040 y 2060), a menos que se produzcan profundas
reducciones de emisiones de CO2 y otros gases de efecto
invernadero en las próximas décadas.
Mensajes alarmantes
El profesor Germán Poveda, de la Facultad de Minas de la
UNAL, señala que el calentamiento será cada vez más evidente en el aumento de
la intensidad de temperaturas extremas, las olas de calor terrestres y
submarinas, las precipitaciones intensas, los huracanes, las sequías
hidrológicas y ecológicas en algunos lugares, y la reducción de hielo; tampoco
se puede descartar el futuro aumento de 2 m en el nivel del mar al final
del siglo XXI.
Según Manuel Guzmán, investigador y docente universitario,
el primer mensaje que queda con este reporte es que los cambios en el clima son
cada vez más generalizados, rápidos e intensos y no tiene precedentes de al
menos los últimos 1.000 años, lo que da cuenta de la magnitud del problema.
Acciones que nos tocan a todos
Para el economista Juan pablo Ruiz, magíster en Estudios Ambientales, profesor universitario y consultor en temas ambientales, “el informe es un llamado urgente a la acción e información científica que nos llama a todos. Aunque Colombia genera solo el 0,44 % de los gases de efecto invernadero, desde la mitigación, la reducción tendrá efecto importante, ya que hasta ahora hemos sido exportadores de carbón y petróleo”.
Señala además que “aunque las acciones para su mitigación tendrán un costo para todas las personas, se debe actuar de manera colectiva generando pactos entre la ciudadanía, los gobiernos nacionales y locales y las entidades privadas”.
“Un ejemplo de lo que podemos hacer es decidir qué queremos consumir y cómo hacerlo, porque debe primar una demanda por la producción local de alimentos o productos. Otro ejemplo es que, si vamos a comer carne de res y lácteos, debemos procurar que estos alimentos vengan de sistemas que ayuden a fijar el CO2 y a mitigar el impacto de la ganadería en el calentamiento global”.
“Se deben buscar acciones de mayor impacto desde las
comunidades locales para la adaptación y mitigación del cambio climático y que
vinculen a las instituciones y corporaciones públicas y privadas”.
No bastan las compensaciones
Por su parte Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda,
sostiene que aunque las compensaciones para que las empresas o las economías
avanzadas puedan seguir generando emisiones son una oportunidad para el país,
el mensaje es que en la misma operación se reduzcan.
“Como país biodiverso que puede almacenar ese carbono,
debemos aprovechar y vender esas compensaciones a las empresas, monetizar los
recursos como una transición, pero entendiendo que cada quien por su propia
cuenta tiene que lograr la reducción de emisiones de CO2, sobre todo
en sectores industriales”, señala.
Y advierte que el mundo requerirá transformaciones en
sectores como el uso del suelo y en ese camino de transición deberá haber una
mayor electrificación, sobre todo en el transporte, sustituir el uso de
recursos fósiles por energía eléctrica, por ejemplo en el transporte público y
aumentar la demanda por electricidad en el país.