viernes, 17 de octubre de 2025

NAIDICEROS DEL PACÍFICO, UN NEGOCIO VERDE QUE COMBINA TRADICIÓN Y ECONOMÍA

 CAJAMBRE FORTALECE SU TERRITORIO, A TRAVÉS DEL APROVECHAMIENTO SOSTENIBLE

En el Consejo Comunitario de Cajambre, las comunidades locales consideran que el naidí -también conocido como açaí (Euterpe oleracea)- es una oportunidad para generar ingresos sostenibles, sin poner en riesgo los bosques. Este fruto, considerado uno de los más nutritivos del mundo, se ha convertido en el eje de un proceso que combina conservación, seguridad alimentaria y desarrollo comunitario.

El naidí no solo representa un alimento ancestral, tradicionalmente consumido en jugos y preparaciones locales, sino que también ha sido reconocido como un negocio verde. Su transformación y comercialización ha abierto nuevos mercados en Buenaventura y a nivel nacional, generando rentabilidad y alternativas de vida digna para decenas de familias.

 “Desde la Corporación, se reconoce la importancia que tienen los productos forestales no maderables en la permanencia de los bosques y de las comunidades rurales y étnicas en sus territorios. El naidí, fruto de la palma, es considerado uno de los alimentos más nutritivos, con alto contenido de vitaminas y minerales. Culturalmente, las comunidades lo consumían en pepeado o jugos, y hoy se convierte en una fuente de desarrollo sostenible”, explicó Nataly Díaz, funcionaria de la CVC.

Lo que antes era solo un consumo local y casero, hoy se ha transformado en una alternativa productiva con impacto regional. El proceso inicia en el bosque, con la recolección cuidadosa de los racimos de naidí, y continúa en la planta comunitaria de transformación, donde la pulpa es extraída y empacada para su distribución.

 “El ejercicio que hacemos, como tal, es ir a campo con los recolectores de la iniciativa y se trae el fruto a la planta de proceso. Antes lo consumíamos solamente en la casa, pero después vimos que realmente podíamos sacarle mucho más provecho, dándolo a conocer a nivel nacional”, destacó Eider Arroyo, trabajador de la planta de naidí.


El salto hacia la comercialización ha significado organización y formalización comunitaria. Gracias al acompañamiento de la CVC, las comunidades han gestionado permisos de aprovechamiento que garantizan un uso sostenible del recurso y, al mismo tiempo, abren las puertas a nuevos mercados.


 “Con el apoyo de la Corporación, logramos permisos de aprovechamiento y empezamos a extraer la pulpa, que actualmente se comercializa en Buenaventura y en el resto del país. En este momento, hay 153 familias vinculadas al emprendimiento, lo que genera un ingreso económico real y constante para los hogares”, afirmó Gloria Inés, gestora comercial del proyecto.

La experiencia del naidí en el Cajambre demuestra que la conservación y el desarrollo no son caminos opuestos. A través de este negocio verde, la unión comunitaria reafirma que es posible transformar la riqueza natural en bienestar, fortaleciendo la cultura, la permanencia en el territorio y la protección de los bosques del Pacífico vallecaucano.





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